sábado, 14 de septiembre de 2019

Tocan a una nos tocan a todas -


Gabriela Alvarez Castañeda
Un abuso no es privado, porque la justicia es colectiva.  La violencia no tiene justificaciones. La víctima no es culpable. En la comunidad artística, social, política, comunitaria, han habido y hay abusadores y debemos aceptarlo, aunque nos duela.

Y es que sería absurdo pensar que entre ciertos círculos en los que nos unen distintas complicidades y afinidades no hay hombres que han cometido terribles y desagradables errores. Violencias, abusos, chistes, comentarios, contactos físicos incómodos y no bienvenidos y muchas historias por contar de mujeres que llevamos toda una vida toreando el machismo y buscando la forma de protegernos y a la vez educarlos porque son -cuates-.

Lo único rescatable de tantos casos que cada vez más mujeres valientes se atreven a sacar a la luz y mujeres guerreras acuerpan y le dan seguimiento, es que bajo las premisas de #YoSiTeCreo y #TocanAunaNosTocanAtodas, ya no hay forma de escudarse bajo ninguna excusa.

Lo peor que pueden hacer en este momento los hombres que saben que se han equivocado, los que defienden que hay que darles el beneficio de la duda y las personas que incluso deciden primero cuestionar los motivos por los que han sucedido incidentes, culpando obviamente a las mujeres, es ponerse a pelear contra nosotras y llamarnos histéricas, inseguras, aprovechadas, manipuladoras.

Si no reconocen y están dispuestos a aceptar, aprender, pedir perdón y pagar sus errores; ni sus talentos, ni el cariño, ni los años de amistad, ni las diferencias generacionales, ni las complicidades, ni los proyectos, ni nuestro deseo más profundo que uds hubieran sido distintos al montón de machos a los que nos tenemos que enfrentar, van a poder negar que estamos hartas.

Tampoco se trata de ponerse a acusar o levantar falsos por lastimar o por venganzas que nada tienen que ver con las denuncias. Pero si eso sucede a veces, será el porcentaje mínimo de los casos. Por principio si una mujer se siente violentada es porque lo fué, aunque calle, aunque perdone, aunque trate de justificar o minimizarlo en algún momento de su vida. Repito, si una mujer se siente violentada es porque lo fué. Y violencias hay muchas.

Estamos cansadas, y sabemos de sobra que si coincidimos en esos círculos y pequeñas comunidades en las que supuestamente nos une el humanismo, tenemos que comenzar a aceptar que el machismo y sus múltiples violencias han sido para nosotras, una lucha adicional a las miles que supuestamente resistimos en colectivo.

Muchas mujeres que hemos sido violentadas de distintas formas al igual que nuestras madres y abuelas, ahora tenemos hijas, hermanas, primas, sobrinas, alumnas, colegas y amigas que siguen contando casos muy parecidos y hasta peores de lo que nos tocó vivir. Porqué? En buena parte quizás porque cometimos el error de callar, por las razones que sea, pero hoy hay mujeres valientes y fuertes que están dispuestas a exponer a estos hombres y nuestro compromiso con ellas  es acompañarlas y hablar.

Pero no lo vamos a lograr si no denunciamos, si no nos creemos, si no aceptamos que dentro de la gente que queremos también hay mucha que no nos extraña que hoy esté metida en problemas.

Por todas las veces que hemos dicho no y han insistido, por todos esos comentarios no bienvenidos, por no saber diferenciar entre amistad y abuso, por confundir nuestras libertades que también nos han costado y no han sido para ser más libres para uds sino por nosotras.  Nuestros derechos sobre nuestros cuerpos, tiempos, formas, relaciones, no los hemos peleado para que los hombres tengan una excusa para justificar que nos buscamos sentirnos violentadas.

Por todos esos hombres de los que no se ha hablado y aquellos que deberían pensar en todas las situaciones en que se han equivocado con nosotras, por todo lo que venimos cargando, éste es el momento preciso para poner un alto.

Ni la hora que salimos del bar ni el estado en que lo hicimos, hacemos o haremos, ni el tamaño de la falda, ni los tipos o cantidades de relaciones emocionales, sexuales, profesionales que hemos decidido tener, ni una, mil o ninguna noche de intimidad por acuerdo mutuo, o un texto, un coqueteo, un acuerdo, van nunca a justificar un abuso. Nunca.

Es necesario el ejercicio de preguntarnos entre mujeres, quién nunca se ha sentido violentada por un amigo, un compañero, un amante y qué tanto lo hemos verbalizado o denunciado. Cuánto hemos decidido callar en función de muchas justificaciones cuando en realidad cada vez que escuchamos de un caso de abuso, todas, o casi todas nos sentimos identificadas de una u otra manera.  Y lo peor es que no nos extraña. Basta una mirada entre nosotras o un aliento sostenido para entendernos y saber que a nosotras también nos pasó.

Sé que hay hombres que llevan mucho tiempo en el proceso de cuestionarse no solo a si mismos sino entre sus amistades, y eso se agradece porque los está convirtiendo en hombres nuevos, aunque si cometieron errores, esas cicatrices no se borran. Pero es un buen comienzo.  Es reconfortante saber que hay compañeros que su sensibilidad social y artística es consecuente con su dignidad y las de las mujeres y personas en general. Pero cada vez parece que son los menos y queremos invitarlos a cambiar las cifras. En nuestras luchas también están invitados ustedes.

Ahora, los hombres que defienden a otros y deciden cuestionar y acusar a la mujer que denuncia, tienen un serio problema que debe enfrentarse. Nosotras estamos llevando nuestras resistencias paralelamente a las de la vida, que ya son muchas y que son varias las que compartimos, pero tener que pelear contra ustedes también, cuando supuestamente estamos sembrando en la misma tierra, es muy desgastante e injusto y turbio.

No podemos sentarnos a la mesa a discutir sobre acciones políticas, sobre arte, resistencia, medio ambiente ni justicia si al terminar la reunión nos ponen una mano encima que nos incomoda y que no aceptamos, si nos dicen un piropo o un chiste,  si no nos dejan hablar o ningunean nuestros aportes, si decidimos pasar la noche juntos y en un momento se ponen violentos, si nos amamos pero cuando eso se acaba o cambia nos golpean o nos exponen de la manera más baja o más absurda.

Lo que está pasando es muy grave, pero era una bomba de tiempo y debemos estar dispuestos, dispuestas y dispuestes a cuestionarnos. Muchas cosas pueden surgir de este ejercicio de decir la verdad, pero es precisamente lo que Guatemala necesita. Paralelo a las luchas, están también las dinámicas en las que estas surgen y las mujeres no vamos a tolerar más comportamientos abusivos ni agresivos.

Y aunque la mayor parte de todo esto nos da rabia, también hay una parte que duele, la más fuerte, porque el dolor de una mujer es el de todas, pero también porque de alguna manera hemos querido sentirnos libres en nuestros espacios, y hemos decidido serlo aunque a un precio muy caro. Hay dolor también en estas noticias, porque quisiéramos creer que los amigos no son abusadores, pero si lo son, tenemos que reconocerlo y apoyar a las mujeres que se están atreviendo a hablar. Los hombres también deberían hacerlo, en nombre propio o al menos posicionarse cuando escuchan de casos concretos y cuestionarse, cuestionarse mucho si de verdad están libres de acusaciones de cualquier tipo de violencia.

Ante un gobierno y un mundo que insiste en deshumanizarlo todo, siempre hemos quedado quienes insistimos en la esperanza, pero no nos pueden venir a hablar de justicia ni de arte cuando al llegar a casa violan a una mujer, le pegan, se meten con menores, la llaman puta, le meten mano, hacen comentarios machistas y su salida es decir “que ahora ya no se nos puede decir nada”. Al contrario, ahora es el tiempo en que debemos hablarlo todo y hacer acuerdos y tratarnos con respeto y amor, mucho amor entre todas y todos y todes, de acuerdo a las decisiones y formas de cada quien.

Yo me siento triste, Guatemala siempre es un barril sin fondo de congojas. Es muy difícil sanar con tantos males, pero debemos seguir hasta lograrlo porque han habido momentos de luz en los que nos hemos encontrado con brillo en los ojos porque hay algo que nos dice que la primavera es un proyecto y no un sueño. Hablar de y con la verdad es fundamental para lograrlo, y a esas mujeres que lo están haciendo, más las que están acompañando sus procesos, hay que escucharlas, creerles, celebrarlas, abrazarlas y agradecerles.

La lucha de las mujeres es colectiva y los hombres deben hablar también. Están invitados a repensar sus formas de vernos y relacionarse con nosotras porque de lo que hoy se está hablando, también los involucra.

Duele Guatemala, pero florecerá.

jueves, 12 de septiembre de 2019

Diplomado feminista Interdisciplinario sobre cuerpo y sexualidad 2019



Mujeres Ixchel te invitan a participar en el programa Interdisciplinario feminista sobre cuerpo y sexualidad 2018 impartido en Ciudad de Guatemala a partir del Octubre 20019

Objetivo: 

Aprender sobre como los sistemas de dominación y opresión y como tienen repercusión en los cuerpos de las mujeres a nivel de construcción teórico e histórico en el cuerpo y sexualidad. 

Este curso esta destinado a personas diversas, que deseen explorar sobre el cuerpo y la sexualidad, para esto trabajaremos desde la parte teórica e histórica. 

La modalidad del curso se divide en 3 formas de trabajo

· Formación teórica y política 
· Acompañamiento psicosocial grupal
· Somática

Los temas a trabajar

Modulo I
Orden Simbólico
El cuerpo en los feminismo

Modulo II
El cuerpo en occidente
Belleza fealdad y corrección
Sexualidad

Modulo 3
Explotación sexual
La materialidad de los sentimientos
Amor y desigualdad
El estado mestizo , violación sexual, violencia blancura

El trabajo teórico será la base para el trabajo psicoterapéutico y somatico a través de lecturas y de una facilitación sobre las bases teóricas e históricas de cómo ha sido construido la sexualidad y el cuerpo de las mujeres se podrá abordar las dudas que surjan no solo a nivel teórico si no también del proceso personal de las participantes.

El acompañamiento psicoterapéutico está planteado como un proceso por lo se requiere del compromiso personal para participar de inicio a fin. Este espacio forma parte de una formación integral, se vincula con el espacio de formación teórica, el trabajo somático y la espiritualidad; todo lo que de estos espacios surja puede ser abordado a nivel psicológico en este grupo.

Se desarrollará una sesión al mes, con una duración de dos horas. Cada sesión tendrá lugar después de la formación teórica. El grupo será acompañado por una terapeuta que trabajara grupalmente. 


En la clase de movimiento somático experimentamos el cuerpo en primera persona, ampliando nuestra experiencia sobre las sensaciones y nuestra percepción. Finalizamos haciendo un mapa de nuestra experiencia.


Las sesiones son  cada sábado  

Horarios:


Sábado: 9:00hrs am a 13.00hrs

Lugar : Casa Cervantes 5 calle 5-18 zona 1 ciudad de Guatemala

Iniciamos el 19 de Octubre y terminamos en Diciembre 


Valor : Inscripción : 50.00
Mensualidad : Q 250.00


fecha limite de inscripción 13 de Octubre.
Inscribite a : Mujeresixchel@gmail.com

sábado, 17 de agosto de 2019

“¡Yo lo hice; fuimos todas!”

Miles de mujeres se manifestaron con enojo y diamantina contra la violencia de género en la Ciudad de México. La protesta se radicalizó cuando un grupo decidió quemar una estación del Metrobús. La marcha visibilizó el hartazgo de habitar un país feminicida
Texto: María Ruiz
Fotos: María Ruiz y Ximena Natera
Una marea colorida y furiosa le dio vuelta a la Glorieta de los Insurgentes, el centro neurálgico de la vialidad en la capital del país. Eran cientos, quizá un millar de mujeres, hartas de habitar en un país feminicida.
Decidieron bloquear la avenida, llenar de diamantina las calles, y luego, al calor de la euforia y de la rabia, romper vidrios, pintar monumentos y encender fuego, primero en una estación de Metrobús y después en una oficina de la policía. 
Furia fue lo que se vio en una protesta que al principio parecía que sería una expresión de solidaridad femenina. Pero fue subiendo de tono, en parte porque se desataron una serie de rumores que tensaron el ambiente, y en parte porque hubo personas que llegaron con la consigna de alterar la manifestación. La más evidente fue la de un joven que, tras ponerse de acuerdo con otro hombre, golpeó en el rostro a un desprevenido reportero televisivo Juan Manuel Jiménez, mientras transmitía en vivo.
Por la noche, el gobierno de la ciudad de México emitió un comunicado en el que deslindó a la mayoría de las manifestantes de los actos de violencia, “para ellas las puertas de la Ciudad de México están siempre abiertas al diálogo franco”. Pero para quienes agredieron reporteros y dañaron edificios públicos, las autoridades sentenciaron: “no habrá impunidad”. El comunicado también reiteró que el gobierno de la Ciudad de México no caerá en la provocación de usar la fuerza pública, porque “eso es lo que quieren”, sin aclarar quiénes.

El inicio: los rumores

La marcha comenzó en el interior de la glorieta, ahí, parte de las organizadoras pidieron silencio una vez, dos, pero las consignas iban brotando una a una, sin parar, hasta que los puños en alto aparecieron y con ellos el silencio. Comenzaron a leer su pliego petitorio que desde horas antes compartieron en redes sociales. 
Foto: María Ruiz
En el pliego dirigido a la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, a la procuradora General de Justicia, Ernestina Godoy, al secretario de Seguridad Ciudadana, Jesús Orta Martínez y a la fiscal central de Investigación para la Atención de Delitos Sexuales, María Concepción Prado, las feministas redactaron 13 peticiones; algunas de ellas fueron pedir disculpas por criminalizar la protesta anterior, activar la alerta de género, protección a víctimas y castigo a los responsables de filtrar la información de las denuncias. Al terminar, comenzó el bloqueo.
La batucada encapuchada y el contingente negro encabezaron la manifestación. Ellas y sus latas de aerosol abrieron paso al resto. En las calles, empezando por Génova y luego por Liverpool, pintaron consignas feministas, radicales y uno que otro “shame-baum”, hasta llegar a Insurgentes. Ahí, los primeros vidrios cayeron. 
La diamantina flotaba verde, morada, rosa y luego pintaba el suelo. La veías en las caras y en las pancartas; la compartían, “adiamantaban” a sus amigas y la aventaban a los hombres que intentaban pasear entre los contingentes: no hombres, se dijo y fue algo que durante toda la marcha se cuidó. No hombres.
El primer rumor fue durante la lectura del pliego. Una chica contó alarmada a quienes leyeron el pliego que estaban golpeando a mujeres en el Metro. Nada se comprobó.
Ya en la estación de Metrobús y después de darle una media vuelta a la Glorieta, las mujeres pararon frente a la Secretaría de Seguridad Ciudadana a gritar consignas. ¡Violadores!, les gritaban. ¡Violadores! 
En ese momento comenzaron los cohetes. Algunas chicas se asustaron, se corrió la voz de que entraría la policía. El pánico colectivo de buscar salidas se empezó a sentir hasta que una chica comenzó a gritar ¡Juntas, juntas, juntas! Las chicas a su alrededor pararon, y con cada “juntas” que gritaron, se recobró la calma. 
Foto: María Ruiz

El estallido: “fuimos todas”

Se sentía cerca, algo iba a estallar y estalló. Fueron primero los vidrios de afuera, luego los de los anuncios de adentro, luego las teles, las escobas. El contingente radical feminista fue desarmando la estación del Metrobús Insurgentes hasta incendiar una fogata hecha de anuncios publicitarios sonrientes. 
Desde afuera algunas mujeres que no participaron en la destrucción de la estación gritaban emocionadas, unas se unieron, agarraron escobas y golpearon los vidrios. Otras mejor se dispersaron y se unieron a contingentes que caminaron hacia otras partes. Pero quienes se quedaron, que fue una gran parte, no ocultaban su emoción cada que algo se rompía. 
Foto; María Ruiz
De nuevo el rumor de una posible represión, ahora con los destrozos, cada que se sentía una posible amenaza, una voz gritaba fuerte: “no nos separemos, estemos juntas, no nos separemos, que nadie se quede atrás”.
Juntas, se movieron hasta la calle de Florencia, pasando por Chapultepec y pintando unas cuántas patrullas en el camino. En Florencia pararon, frente a la oficina de la policía y comenzaron las pintas. 
Un grupo logró entrar a las instalaciones y desde adentro romper, pintar, quemar. Violadores, escribieron.
Afuera, las mujeres del resto de la marcha observaban como la rabia de las feministas radicales consumía otro edificio. Ninguna buscó impedirles que lo hicieran, al contrario, observaban, cuidaban y avisaban si veían policías cerca. A todas las unía una cosa: el hastío por la violencia a las mujeres y la impunidad.
Entonces llegó un camión de bomberos. Y las mil mujeres que permanecían afuera, dieron su primera declaración: ¡Yo lo hice; fuimos todas! ¡Yo lo hice; fuimos todas! Y las mil mujeres replegaron al camión.
Foto: Ximena Natera
Las pintas siguieron, los pedazos de ladrillo volaban a los vidrios de la estación; poco después del intento de los bomberos por entrar, lo logró la policía. En ese momento un enfrentamiento era muy posible, pero Marabunta lo contuvo, formaron una cadena humana que les separó.
¡Mujer policía, a ti también te violan!, ¡mujer policía, te están usando! Le gritaban las mujeres al grupo de mujeres policías que ocupaba la primera línea de fuego y que, conforme pasaron las horas se sintió cada vez más diminuto. 
La manifestación decidió seguir. Se dirigió al Ángel y cuando la mayoría ya había llegado otro rumor les pidió regresaran a la estación de Florencia: había dos detenidas. La mayoría se regresó. Las que se quedaron en el Ángel comenzaron a garabatear el monumento.
¡Yo lo hice; fuimos todas! Volvieron a gritar. 

lunes, 3 de junio de 2019

El nombre de Thelma Cabrera, se hace evidente en la campaña electoral

Por primera vez en la era democrática, Guatemala cuenta con la oportunidad de escuchar a una mujer de origen maya-mam, quien presenta un historial de vida admirable. Ha transcurrido 49 años de vida y en este tiempo, su proyecto se ha dirigido hacia la denuncia de la desigualdad, la explotación, las violaciones a los derechos humanos y del estado nefasto en el que se ha convertido el territorio guatemalteco. La describen como una mujer fuerte, quien no se deja manipular, quien ante las cámaras no duda en hablar y expresar libremente el proyecto político al que representa.

Sí, Thelma Cabrera, para sorpresa de muchos, está liderando un discurso político que desde ya, está marcando un hito en la historia del país. Esto es porque es una voz transgresora, que se sabe conocedora de la base política, de la verdadera ejecución de una organización social, quien no tiene tachas en su historial de vida, porque su defensa del territorio y por los derechos humanos la anteceden y delatan como persona confiable, como promotora de discursos que valen la pena escuchar.

Su espíritu de transparencia la ha llevado a negarse a participar en ciertos espacios oficiales de medios de comunicación, es por esto que en los círculos "oficiales", ella es hasta invisibilizada, porque representa ese ser que refleja una posición férrea y llena de dignidad. Con esto logra dejar claro que no está dispuesta a vender sus minutos de televisión, a una emisora cuya ideología sea incompatible con su proyecto político.

Es de admirar que Thelma Cabrera representa a un partido, que está compitiendo en este proceso atípico del 2019 en Guatemala, tras la reforma a la Ley Electoral, en donde mucho se ha dicho de las inconsistencias legales y acciones del Tribunal Supremo Electoral. Sin embargo, es posible evidenciar que su partido, es uno de los pocos, que realmente tienen un proyecto político definido, claro y concreto, que está al alcance de quien quiera estudiarlo, cuyo planteamiento del Estado Plurinacional presenta una propuesta honorable para el desarrollo integral de los y las guatemaltecas, ante el estado en el que nos encontramos actualmente en el país. Sí, porque a pesar de estar legalmente inscritos como un Estado multicultural y plurilingüe, la desigualdad étnica se sigue practicando en mayor medida, tanto en años recientes como en el pasado, solo es de evidenciar las condiciones de servicios estatales en espacios rurales, estos denotan el racismo estructural en el que nos encontramos. Así, la falta de ejecución integral del convenio 169, sobre los derechos de los Pueblos Indígenas, hace evidente la necesidad de un cambio en el ejercicio de la ley en el país. Y por último, con la movilización masiva de los migrantes guatemaltecos, hombres, mujeres, adolescentes e infantes, que se unieron a las caravanas migrantes para visibilizar el fenómeno que prevalece en el espacio norte centroamericano, hicieron evidente la falta de ejecución en políticas públicas que resguarden la dignidad de los y las ciudadanas guatemaltecas, debido a la inseguridad, la pobreza, el desempleo, el cambio climático, la corrupción y podemos seguir enumerando.

Así, desde los grupos feministas reconocemos que este ejercicio de la figura pública de Thelma Cabrera representa un doble desafío y una victoria real para las mujeres. Esto es porque en un país racista, machista, misógino, colonialista, que rechaza las figuras de líderes indígenas, y más aún, una mujer maya que sea líder de su comunidad, enfrenta a los más íntimos prejuicios de un gran número de personas en el país. El estar dentro de una estructura social que se conforma colonizada puesto que cataloga y encasilla a la población maya fuera de puestos de poder centrales, estigmatizando a las movilizaciones indígenas y devaluando las propuestas desde las comunidades, es posible que cuestione y discrimine la figura que representa Thelma Cabrera. Sin embargo, desde el ejercicio del rol de líder comunitaria, desde su tránsito de lo privado a lo público y desde el ejercicio de una voz como mujer maya, las mujeres en Guatemala ganamos espacio y visibilidad. Sí, el posicionar ya a Thelma Cabrera como referente de mujer maya-mam en la política guatemalteca, ya es una ganancia sustancial para las generaciones actuales y no digamos para las futuras mujeres, que en ella pueden verse reflejadas y así empoderar más su rol y proyecto de vida.

Es por esto que, la figura de Thelma Cabrera en el actual proceso democrático, resulta ser muy interesante, de gran fuerza humana, de confiabilidad en su palabra, del reconocimiento de la sabiduría de vida, aún en contra de quienes valoran la títulocracia, ella, como mujer maya-mam sabe de las necesidades de la Guatemala real, de quienes trabajan la agricultura, de quienes defienden el territorio, Thelma Cabrera representa una nueva voz. Una voz de mujer conocedora, clara en su posicionamiento y sobre todo, que emerge dentro del ideal de una nueva política, que venga a sanear poco a poco, este territorio que en tan poco espacio, ha derramado demasiada sangre.