Irma Alicia Velásquez Nimatuj
Como mujer k'iche', académica, antropóloga y periodista reconozco, el poder de la prensa y la importancia de las columnas de opinión como espacios claves para fortalecer la democracia en países profundamente desiguales, injustos y racialmente segregados como Guatemala. Posiciones ideológicas opuestas pero argumentadas y respetuosas no son un delito, por el contrario, son claves para discernir nuevos caminos que nos lleven a repensar nuestro país en base a necesidades colectivas.
Por eso, su Campo Pagado del 15 de julio pasado, como
respuesta a mi columna de opinión del 8 de julio en elPeriódico, lo asumí con
desconcierto por el tono intimidatorio y amenazante hacia mí persona, no solo
por el contenido del texto, sino porque implicó un acto simbólico que busca
infundir terror, silenciar y censurar, características del sector más
conservador que opera a nivel nacional con absoluta impunidad.
No me
avergüenzo de mis orígenes ni de mis actos. Soy una mujer crítica de mi propia
condición privilegiada y como feminista consciente sé que lo privado también es
público, por eso, a pesar de mi profunda convicción política, jamás podría
arrogarme un papel que nunca he desempeñado en la historia de mi país.
Por el
respeto a la memoria de mujeres y hombres mayas, mestizos y ladinos que
entregaron su vida y cuya valentía y decisión admiro al renunciar a todo e
incorporarse a los diferentes niveles de los procesos de resistencia que vivió
Guatemala entre 1960 y 1996, yo no me adjudicaré un rol que no tuve en los
movimientos revolucionarios, sería inescrupuloso de mi parte.
Mi único
"delito" es haberme negado a reproducir los roles de servidumbre que el machismo
y el racismo le asignan a la mujer indígena en este país. He dedicado más de 30
años de mi vida a estudiar con seriedad, un enorme privilegio en un país en
donde de 10 mujeres indígenas 8 son analfabetas. Trabajo y pago impuestos desde
los 18 años y mi educación universitaria fue costeada totalmente por mis padres.
Posteriormente, mi preparación doctoral en el extranjero la construí con 14
becas que obtuve compitiendo a nivel nacional e internacional, lo cual puede
comprobarse en las universidades e instituciones académicas
otorgantes.
Como
profesional escojo hacer públicas mis opiniones que son técnicas y basadas en
años de experiencia de trabajo y acompañamiento a comunidades rurales pobres.
Conozco casi todo el interior del país, no por pasatiempo, sino porque es el
único camino para construir un desarrollo equitativo y justo.
El conocimiento
obtenido no lo he usado para promover actos terroristas, incentivar la muerte,
buscar la impunidad, fomentar la violencia, redactar amenazas o para escalar
puestos dentro de los gobiernos o de organismos mundiales en donde ya habría
acumulado una considerable riqueza material.
No señor Méndez Ruiz, yo soy una de
las bisnietas de doña Cleotilde Cojulum, heredera de una línea comercial, y de
don Agustín Ajqui, uno de los 52 principales k'iche' que se rebelaron ante la
aniquilación de la Alcaldía Indígena en 1894 y que trabajó como agricultor y
comerciante, y luchó hasta su muerte en Sociedad El Adelanto buscando la
igualdad educativa para los indígenas de este país.
Este es mi país señor Méndez Ruiz, esta es
mi tierra, aquí nací y aquí voy a luchar con lo que tengo: mis ideas y mi
pluma.
Aquí me rebelaré en contra de las injusticias, levantaré mi voz en contra
de los atropellos que cometen la mayoría de empresas extractivas, escribiré de
las miserias en que el Estado mantiene a más del 70 por ciento de mis hermanas y
hermanos indígenas rurales y denunciaré la ignominia que impide que las mujeres
indígenas pobres puedan tener una vida digna.
¿Es ese mi delito para que usted
impunemente me denigre y me acuse de falsedades?
Si usted
y la Fundación Contra el Terrorismo tienen pruebas de que como profesional he
cometido corrupción, malversación de fondos o tráfico de influencias estoy
dispuesta a someterme a los tribunales de justicia de Guatemala, pero no acepto
que usted me amenace y me difame públicamente.
Y como, ni uno solo de los datos,
fechas y montos que usted publicó son reales será en los tribunales de justicia
en donde usted tendrá que demostrar cada una de sus injurias, calumnias,
difamaciones y mentiras vertidas en contra de mi honor y el honor de mi familia.
Y ante sus señalamientos yo lo responsabilizo públicamente a usted y a la
Fundación Contra el Terrorismo de cualquier acción violenta pública o solapada
que de aquí en adelante pueda ocurrirme a mí o a algún miembro de mi
familia.
Irma Alicia Velásquez Nimatuj, Doctora
en Antropología Social, Universidad de Texas en Austin.
LA Libertad de Expresión es el ejercicio por el cual todos expresamos nuestro pensamiento y opiniones, encontramos nuestras coincidencias y definimos nuestras diferencias de cualquier tipo, pero siempre en la búsqueda de generar un ambiente de diálogo y mayor comprensión que nos permita desarrollar una convivencia pacífica, constructiva y fortalezca un modelo democrático de país. Los ataques de Ricardo Méndez Ruiz de la Fundación contra el terrorismo; no son más que una campaña mediocre de intimidación sin fundamento que demuestra la falta de planteamientos serios y de principios éticos que solo buscan regresar al país al ataque y a la intimidación promoviendo una absurda polarización para proteger los intereses de quienes detentan el poder y de las grandes empresas transnacionales.
ResponderEliminarIrma Alicia Velásquez Nimatuj orgullosa de ser mujer, de ser maya kíché, y de ser académica y columnista; representa un orgullo para nuestro país y un modelo para las nuevas generaciones.