Javiera Arancibia
Psicóloga Pontificia Universidad Católica de Chile
Se escucha en los medios y en la opinión pública, que una de las motivaciones de lo que definimos
como acoso sexual callejero, sería producir agrado. Aún más, algunos opinan que las mujeres, quienes
son sus víctimas en mayor proporción, lo buscarían con ciertas actitudes o vestuarios sexualmente
‘provocadores’ (Instituto de Opinión Pública, 2013). En este sentido, el acoso sexual callejero
constituiría una especie de “favor”, que mejoraría cómo las mujeres se sienten consigo mismas, hasta
elevar sus niveles de bienestar (Jara, 2013). Así, el no ser acosada produciría un efecto opuesto, es
decir, las mujeres lo entenderían como un “no ser deseada” a ojos de los hombres e, indirectamente,
generaría malestar en ellas. En respuesta a estas creencias, esta ficha plantea que el acoso sexual
callejero no solo no produce agrado sino que, al revés, viene acompañado de emociones desagradables
o negativas y puede generar malestar.
Para comenzar, se entiende que el bienestar es una sensación individual posibilitada por un entorno
social que proporciona una buena calidad de vida y salud. Es así como el bienestar se compone por una
dimensión social, que cobra sentido ahí donde “los individuos construyen una imagen de sí, de los otros
y del mundo en el contexto de sus experiencias sociales” (PNUD, 2012, p.16). En otras palabras, si
bien el bienestar se relaciona con el desarrollo de capacidades individuales, también tiene que ver con
capacidades relacionales y sociales. Entre ellas, sentirse seguro y libre de amenazas, participar e influir
en la sociedad, ser reconocido y respetado en dignidad y derechos, y conocer y comprender el mundo
en que se vive. Por el contrario, podemos definir malestar como cualquier estado en que el bienestar se
encuentre amenazado o deficiente.
Respecto de investigaciones científicas, actualmente no existen suficientes estudios sobre las
emociones y/o el malestar que el acoso sexual callejero puede producir. De todos modos, contamos
con algunas pistas. Por ejemplo, existen estudios donde las participantes expresan sentir emociones
desagradables o negativas al enfrentarse a situaciones de acoso sexual callejero, tales como “asco,
rabia, miedo, inseguridad, confusión, culpa” (Observatorio contra el Acoso Callejero, 2014, p.17). Por
otra parte, se ha visto que, aun cuando hay aspectos como el atractivo físico y la edad del acosador; y
como la hora del día y la presencia/ausencia de compañía cuando el acoso sucede, que sí afectan la
intensidad de estas emociones, el acoso sexual callejero nunca se vive como una experiencia
emocional agradable o positiva. Incluso, en el caso de que no se sientan emociones desagradables o
negativas, las víctimas nunca muestran intenciones de relacionarse más allá con el acosador, sin
importar el contexto ni las características de éste.
En relación a las emociones, éstas son modos de adaptación a ciertos estímulos del entorno,
expresadas como reacciones psicológicas y fisiológicas que mueven a la persona a mantener y/o
cambiar su posición, impulsándolo o alejándolo hacia ciertas personas, objetos, acciones e ideas.
Específicamente, las emociones que llamamos negativas constituyen sensaciones desagradables, una
evaluación de las situaciones que las originan como dañinas, y la movilización de gran cantidad de
energía psíquica para afrontarlas. Éstas suceden cuando la sensación de amenaza supera la sensación
de confianza en el entorno. Así, experimentar situaciones amenazantes tiene un efecto en la sensación
de seguridad de las personas, disminuyendo la confianza de que podemos controlar nuestro entorno y
nuestra propia vida. Considerando esto, se ha observado que a mayor exposición a acoso sexual
callejero, mayor cantidad de emociones negativas aparecen, tales como miedo a la violación, miedo al
acoso, estrategias pasivas de afrontamiento y auto culpabilización. Es en ese sentido como las
emociones no sólo pueden ser explicadas desde las diferentes ‘sensibilidades’ de las personas, sino
más bien entendidas a partir de un contexto social, donde se toleran situaciones de acoso sexual y
donde su ocurrencia produce un constante sentimiento de amenaza para quienes lo sufren.
Ahora bien, aunque el acoso callejero puede suscitar emociones negativas, llama la atención que las reacciones
ante él son, en su gran mayoría, respuestas pasivas, tales como ignorar la situación (SERNAM, 2012; OCAC,
2014). Tomando todo esto en cuenta, ¿cómo es que el acoso sexual callejero puede generar malestar?
Una respuesta es que el acoso sexual callejero es una expresión de violencia simbólica (que no modifica el
hecho de que el acoso sexual callejero pueda ser físico), que se define como una acción racional en el
contexto de asimetrías de género, que funciona para que éstas asimetrías se mantengan (Bourdieu,
2000), y que se expresa generalmente a través del control del cuerpo- y del movimiento- de las
mujeres (Blanco, 2009). De esta manera, las emociones negativas o desagradables afectan las
posibilidades de movimiento en el espacio público y la sensación de libertad y control sobre el entorno,
que tiene por consecuencia que las mujeres se muevan con cautela en el espacio público, de modo
temporal, y que su apropiación de estos espacios sea significativamente menor en comparación con los
hombres. Asimismo, evita que las víctimas se manifiesten en contra, aun cuando lo vivan con
desagrado. En otras palabras, las emociones negativas asociadas al acoso sexual callejero se erigen
como formas adaptativas de transitar entre patrones culturales sexistas, que avalan y reproducen la
violencia de géne
ro. En conclusión, estas prácticas generan malestar en quienes la sufren, en la
medida en que coartan no solo el libre tránsito, sino además las posibilidades de desarrollar
capacidades individuales, relacionales y sociales, en un contexto que pueda hacer posible el bienestar.
Por esta razón, el acoso sexual callejero no constituye un bien para sus víctimas. El acoso sexual
callejero es violencia.
Fuente:http://www.ocacchile.org/wp-content/uploads/2015/06/Acoso-Sexual-Callejero-Contexto-y-dimensiones.pdf
viernes, 9 de septiembre de 2016
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"Malestar", en Acoso Sexual Callejero: contexto y dimensiones
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