Por Gilma Hernández y Gaby Lemus
En el mes de enero
se realizó el encuentro
centroamericano de jóvenes activistas por la despenalización del aborto
"activar las rebeldías, organizar la creatividad". Fue un espacio para encontramos, intercambiar
experiencias y relatar el contexto sobre el aborto en los países Centroamericanos,
incluyendo a México y Colombia.
La
experiencia nos permitió visibilizar las dificultades que enfrenta cada país,
tanto legales como ideológicas; tal es el caso de El Salvador, en donde hoy en
día permanecen 17 mujeres condenadas a 30 años de prisión por la interrupción
del embarazo. En Honduras desde el 2 de abril del 2009 el Congreso Nacional de
la República, a través del decreto 54-2009 se negó el acceso a la PAE (Píldora
Anticonceptiva de Emergencia) argumentando que el consumo era frecuente en
menores de edad e incitaba al aborto. Al igual que El Salvador, las mujeres de
Nicaragua tienen restringido el acceso al aborto terapéutico, a pesar de su
previa legalización en 1891, fue penalizado en el año 2006, por lo que en la
actualidad el aborto terapéutico es penado. México cuenta con la despenalización
de la interrupción voluntaria del embarazo desde el 2007 a petición de la lucha
de las mujeres, sin embargo, dicha ley solo beneficia a las mujeres del
Distrito Federal, en las 18 de las 31 constituciones es ilegal. Por otro lado,
Colombia cuenta con la despenalización del IVE (interrupción voluntaria del
embarazo) a través de la sentencia C-355/2006 que permite
el acceso al aborto seguro por las siguientes causales: 1. Cuando el embarazo constituye
peligro para la salud o la vida de la mujer. 2. Cuando exista grave
malformación del feto que haga inviable su vida. 3. Cuando sea el resultado de
una conducta debidamente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto
sexual sin consentimiento (violación sexual), abusivo, o de inseminación
artificial o de transferencia de óvulo fecundado no consentido o por incesto.
En
Guatemala, la situación legal del aborto se encuentra penalizada. Este está
inscrito en el Capítulo II del código penal. En donde describe que sanciona de
1 a 3 años si la mujer lo consintiera y de 3 a 6 años si se obrare sin
consentimiento de la mujer. E aborto terapéutico no es penado, en Artículo 137 se explica que “no es punible el aborto
practicado por un médico, con el consentimiento de la mujer, previo diagnóstico
favorable de por lo menos otro médico, si se realizó sin la intención de
procurar directamente la muerte del producto, de la concepción y con el solo
fin de evitar un peligro debidamente establecido para la vida de la madre,
después de agotados todos los medios científicos y técnicos”. Aunque la
interrupción del embarazo terapéutico no está penalizado, sin embargo, existen
otras causas por las cuales las mujeres abortan, una de las principales es la
violación sexual, así como dificultades económicas y emocionales. Actualmente
el acceso a los estudios estadísticos sobre la cantidad de mujeres que abortan
y sus causas es limitada. No obstante, algunos medios de comunicación estiman
que se practican 65,000 abortos por año.
Unos
de los objetivos del Encuentro fue propiciar un espacio de aprendizajes partiendo
de la realidad de nuestros países, fue muy importante contextualizar y
compartir las estrategias de activismo regional. El teatro, la radio y el activismo de calle
fueron unas de las herramientas que pudimos compartir y conocer para la
difusión de información de campañas por la despenalización del aborto.
La
experiencia nos permitió compartir activismo creativo, y su vez motivó la
apertura del análisis crítico y cuestionador para profundizar la problemática
estructural, creemos que es necesario
nuevos espacios que permitan discusiones a fondo y darle continuidad a un tema
que sigue siendo tabú en la región centroamericana. Algunas de las interrogantes que nos deja
esta la participación es: considerar: ¿despenalización o no criminalización? ¿A
qué sector va dirigidas nuestras campañas, solamente a los espacios feministas?
¿será que hablar de aborto erradicará la violencia sexual? ¿Exigir la
despenalización no es seguir dejando en manos del estado la decisión sobre
nuestros cuerpos?
Estas
son muchas de las interrogantes que quedan a partir de esta experiencia y nos
invita a seguir reflexionando sobre la necesidad de desmontar la idealización
del deseo materno, y la idea de sexualidad ligada a la reproducción. La despenalización
el aborto será entonces un símbolo de liberación para los cuerpos, para la vida de las mujeres y sobre su
derecho a decidir.
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