lunes, 19 de diciembre de 2011

Nuevo sexismo, viejo capitalismo



Regina Martínez 
Kaos en la red
describe la persistencia de las desigualdades, el rol comercial del cuerpo de la mujer y la función que desempeña para el capitalismo.
Las mujeres hemos conseguido, gracias a la lucha, muchos derechos en los últimos cuarenta años. Pero lejos de haber logrado la liberación total, hay barreras que no se han superado (discriminación laboral, responsabilidad del cuidado) y en algunos ámbitos la opresión se ha incrementado (sexualización y cosificación del cuerpo de la mujer). La opresión se ha profundizado en algunos aspectos, ha modificado su puesta en escena. Hablamos del nuevo sexismo, la representación de la opresión de la mujer en la actualidad que relaciona, principalmente, dos ideas: se ha conseguido la igualdad y la sexualización forma parte de la libertad de elección de la mujer.
Si bien el aumento de la cosificación de la mujer es la principal característica del nuevo sexismo, es importante comenzar reflexionando sobre las creencias que hacen posible que la hipersexualización de la mujer pase desapercibida como una manifestación más de la libre competencia.
Según algunos autores del ámbito de la psicología social, el sexismo moderno se fundamenta en tres pilares1: la negación de la discriminación —existe la igualdad formal—, el antagonismo ante las demandas que hacen las mujeres —la incomprensión cuando salimos a la calle por el aborto libre y gratuito—y el resentimiento acerca de las políticas de apoyo que consiguen —la criticada ley contra la violencia de género por abrir la puerta a posibles “falsas denuncias”. No nos encontramos ante el viejo sexismo descarado y claramente misógino representado, por ejemplo, por la Sección Femenina de la Falange, sino ante una ofensiva que combina la aceptación de cierta igualdad con la resistencia al cambio.
La ilusión de igualdad
La primera creencia que define el nuevo sexismo es precisamente que éste no existe. Se afirma que se ha conseguido la igualdad: las mujeres han accedido al mundo laboral, tienen un marco legislativo que les ampara, las hay que han llegado a las esferas de poder y además están protegidas culturalmente por los límites de lo “políticamente correcto”.
Todas estas son victorias importantes que marcaron un punto y aparte con la situación que vivían las mujeres hace cincuenta años. Y no son victorias regaladas. Las lucharon en los barrios, en las calles, en sus puestos de trabajo muchas mujeres y feministas bajo el franquismo y durante los años setenta. Si en la primera ola del feminismo las mujeres de principio de siglo lucharon por el sufragio femenino, en la segunda ola durante los 60 y 70 la lucha se centró en los derechos sexuales, el derecho al propio cuerpo y la igualdad legal y laboral. Pero mirando hacia atrás, vemos que la falsedad de la democracia burguesa y la omnipresencia del capitalismo no han permitido que se desarrolle una igualdad profunda y real para todas.
El acceso de la mujer al mundo laboral (que de hecho existe desde el inicio del capitalismo) no ha supuesto la igualdad: las mujeres son mayoría entre los desempleados de larga duración, tienen el 83% de los contratos a tiempo parcial y la brecha salarial se estima en un 27% menos que los hombres en todas las profesiones, en todos los sectores, con el bajo nivel de prestaciones que todo ello conlleva2. La responsabilidad del cuidado doméstico fomenta la opresión y justifica la mayor explotación. “Las mujeres continuamos a día de hoy sufriendo una enorme vulnerabilidad tanto dentro del mercado de trabajo remunerado como fuera de él, vulnerabilidad que encuentra su raíz y coartada en nuestra identificación social como responsables de la reproducción”3.
Los cambios legislativos son claramente insuficientes, además de fluctuantes y en situaciones de crisis como la actual tardan poco en prescindir de ellos. Si la democracia burguesa es incompleta y superflua, las medidas legislativas que promueven la igualdad tienen el mismo patrón, y la equidad prometida después de la transición ha supuesto avances constantemente frenados por el hambre infatigable del mercado y por la traición de la socialdemocracia a las mujeres trabajadoras. La igualdad formal no es igualdad real, pues el sistema no nos sitúa en las mismas condiciones.
En referencia a las cuotas de poder conseguidas por las mujeres, vemos que hay más directivas, catedráticas y políticas que nunca (aunque continúan siendo una minoría —sólo el 1% de la riqueza mundial está en manos de mujeres4). Es cierto que no se trata sólo de las ventajas que tienen estas mujeres en concreto —pues su presencia tiene un impacto en la visibilidad social de un modelo de mujer diferente al tradicional (dependiente y sumisa). Lo que sucede es que las que han logrado buenas posiciones tienden a extrapolar sus victorias personales al resto, cuando en realidad la mayoría de mujeres de clase trabajadora vive en unas condiciones durísimas, y cada vez peores con la crisis económica. Por otro lado, no significa obligatoriamente que las mujeres poderosas desarrollen políticas o visiones de más equidad. Merkel, Aguirre, Chacón, Barberá…ejemplos sobran.
La propia derrota que padeció la clase trabajadora y la izquierda en la transición llevó a la bajada del movimiento. “En la transición pactada no entraba buena parte de lo planteado por el feminismo dada la proyección y envergadura de su propuesta que chocaba con los límites de la política de pactos”5. Algunas demandas feministas fueron copadas por las instituciones y se limitó la lucha por los derechos de la mujer a cambios superficiales: paridad, retoques legales. “Los Institutos de la Mujer, estatal y autonómicos, y otras instituciones absorbieron muchas reivindicaciones”6. Que un mismo partido cree un Ministerio de Igualdad y que recorte sanidad y educación es una contradicción evidente para los derechos de la mujer. Son las políticas del maquillaje que tan bien aplica el PSOE, insuficientes para acabar con la discriminación estructural que sufre la mujer en el sistema capitalista. Tal y como señala Hester Eisenstein en su libro Feminism Seduced (Paradigm Publishers, 2010), la socialdemocracia se ha apoderado de algunas ideas feministas para contribuir a la expansión del capitalismo (como las guerras en Irak o Afganistán, que se suponía liberarían a la mujer —con guerra y devastación—).
En cuanto a la creencia de que las mujeres están protegidas por los cambios culturales que se han producido en las últimas décadas, hoy en día los comentarios machistas y misóginos más directos son menos tolerados, pero también es cierto que se valora a la mujer en función de los límites de lo políticamente correcto, y ésta es una línea muy fina y discontinua. Se trata más de corrección política que de convicción. Al tiempo que se ataca al ultramachista y misógino Salvador Sostres en los medios —ha comentado su gusto por las menores, su disculpa a la violencia de género y su racismo—7, se relega a las mujeres a imágenes sexualizadas y poco valoradas en toda la parrilla televisiva y en los anuncios cínicamente llamados de “relax” de la mayoría de la prensa. Es importante haber ganado una batalla ideológica contra el machismo más rudo, pero si continuamos representando en nuestra realidad a las mujeres como inferiores, como objetos sexuales y personas superfluas, el conservadurismo vuelve a ganar la batalla. La ideas no surgen de la nada, tal y como indicó Marx, “es el ser social el que determina la conciencia, no la conciencia la que determina el ser social”. Las victorias ideológicas no se mantienen si no profundizamos y consolidamos las victorias materiales.
Sexismo ambivalente
Todos, y sobre todo todas, tenemos montones de anécdotas que relatan escenas sexistas, pero hay algunas que no son admitidas por todo el mundo y se juzga un comportamiento sexista como algo aislado o no discriminatorio. Por ello, más allá de partir de la vivencia, es importante distinguir qué tipo de comportamientos sexistas se dan en la actualidad.
La teoría del sexismo ambivalente8 es bastante clarificadora, dando lugar a dos tipos de sexismo vinculados: sexismo hostil y sexismo benevolente. El sexismo hostil es una ideología que caracteriza a las mujeres como un grupo subordinado y legitima el control social que ejercen los hombres. Desgraciadamente, tenemos una buena camada retrógrada con eco en los medios de comunicación de masas que diariamente pone ejemplos. Sostres, Sánchez Dragó o, por ejemplo, hace poco Cristina López Schlichting indicando que “el feminismo es la causa del fracaso escolar masculino. […] Nuestros hijos varones crecen en un ambiente que les hace lamentar su sexo”9. En 2009 el arzobispo de Granada, Javier Martínez, daba a entender que la mujer que aborta “mata a un niño indefenso” y, por tanto, “da a los varones la licencia absoluta, sin límites, de abusar” de su cuerpo10. El sexismo hostil es claramente identificable y la reacción es mayoritaria.
Por su parte, el sexismo benevolente idealiza a las mujeres como esposas, madres y objetos románticos, resaltando características tradicionalmente valoradas como femeninas. “Se transmite la visión de las mujeres como débiles criaturas que han de ser protegidas y al mismo tiempo colocadas en un pedestal en el que se adoran sus roles naturales […], de los que no debe extralimitarse”11. Este tipo de sexismo pasa a veces desapercibido y es más asumido por las mujeres, si bien es muy peligroso por la falta de reacción inmediata. Exaltar constantemente la belleza de la mujer o valorar el cuidado familiar y obviar otros roles supone que cuando no se entra dentro de los cánones, se envejece o se pierde el papel de cuidadora, la autoestima tambalea, la culpabilidad aflora y las recriminaciones emergen. El sexismo benevolente utiliza un tono subjetivamente positivo con determinadas mujeres, las que asumen roles tradicionales, lo que supone la discriminación de todas aquellas que tienen papeles diferentes.
Mujeres de plástico
El síntoma más característico del nuevo sexismo es la extensión en nuestra sociedad del tratamiento de las mujeres como objetos. La expansión de la industria del sexo y la pornificación se ha dilatado desde los años 80: la prostitución, los clubs de striptease, la explosión de la pornografía por internet. Las revistas destinadas a los hombres con mujeres semidesnudas como FHM o Maxim tienen gran éxito, así como se da la normalización de imágenes sexualizadas en la publicidad, utilizadas para vender un billete de avión o un tampón. La industria del sexo es un gigante. En el Estado español, factura 420.000 millones de euros, la mitad del presupuesto del Ministerio de Cultura en 201012, lo que indica que además de la utilidad ideológica de mantener a las mujeres subordinadas, tiene un peso nada despreciable para el capitalismo. Pero no se trata sólo de la industria, sino de la permeabilización en todos los aspectos de nuestra vida diaria.
Las niñas juegan con muñecas de facciones imposibles como las Bratz —que parecen salidas de quirófano—, comienzan a depilarse antes y se fabrica ropa interior provocativa, con encaje y relleno, para niñas que aún no han llegado a la adolescencia. En Gran Bretaña han retirado de la cadena comercial Tesco un juego de striptease para niñas, con una barra fija de plástico y billetes de juguete incluidos. Está en todas partes y con consecuencias nefastas. Pero, ¿qué hay de nuevo en ello? ¿Acaso no han sido vistas como objetos sexuales desde hace mucho tiempo? Judith Orr explica que “cuando crecía como una adolescente en los setenta estaba claro que para una mujer joven la apariencia era algo primordial. Leía artículos en los que se explicaba cómo aplicar maquillaje en los pómulos y sombra en los párpados. Ahora eso no es suficiente. La cirugía estética es algo corriente”13.
De hecho, hay un aumento de la literatura feminista que analiza este fenómeno. Natasha Walter estudia en Muñecas vivientes. El regreso del sexismo (Turner, 2010) cómo “la influencia de este entorno cultural es tan grande que incluso las adolescentes ven en la cirugía la respuesta a la angustia que les provoca su cuerpo”. Según Pilar Rodríguez, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), “las jóvenes que llegan con fotografías de famosos para explicar que quieren unos labios como los de la actriz Angelina Jolie son frecuentes”14. Cada año, aproximadamente 400.000 personas se operan de cirugía estética en el Estado español, y alrededor del 90 % son mujeres. Se estima que alrededor de un 10% de quienes solicitan una intervención de este tipo son menores de edad15. Si bien la cirugía facial y el aumento de senos son las más comunes, la labioplastia y vaginoplastia son cada vez más demandadas. Como indica el testimonio de una joven en el libro de Natasha Walter: “Es por el porno. Somos conscientes de lo que han visto los hombres y sabemos qué es lo que esperan”16. Lo que en otra cultura sería juzgado como una mutilación del cuerpo femenino desde el racismo más eurocéntrico, aquí es valorado como una opción para aumentar la autoestima.
Si miramos la industria musical, ser desinhibida y sexy parece ser clave para dar una imagen de mujer liberada. Beyoncé o Shakira (o las compañías discográficas) no parecen tener suficiente con su música o su voz; bailar semidesnudas y con una actitud sexualmente disponible forma parte de ser una gran estrella. Moda, cosmética, cirugía; pero también música o cine.
Las imágenes sexualizadas de las mujeres jóvenes amenazan con borrar de la cultura popular cualquier otro tipo de representación femenina. Por si las deportistas profesionales sufriesen poca discriminación, la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) ha decidido que tendrán que llevar pantalones diez centímetros por encima de la rodilla y con una anchura máxima de dos centímetros entre la piel y la tela. La FIBA busca hacer el baloncesto femenino “más atractivo” para los espectadores y para los medios17.
Por otro lado, resulta cansado ver los bochornosos episodios en la prensa y televisión con la ministra Leyre Pajín como objetivo, ya sea criticando su físico o insinuando fantasías. Cuando una mujer se dedica a la vida política también es puesta en el punto de mira del sexismo. ¿Cómo esperamos que las mujeres jóvenes tengan otros modelos diferentes? ¿De qué nos sorprendemos cuando participan menos en política o tienen más reticencia a estar en el centro de la vida pública? El mensaje está claro: si quieres ser una mujer de éxito no puedes escapar al sexismo. Sube cuanto puedas, pero siempre te estarán mirando las piernas.
Desfilamos por una pasarela interminable. Se han afianzado normas rígidas de belleza y la principal diferencia con el sexismo tradicional —que siempre ha exigido a las mujeres tener una apariencia determinada— es que en la actualidad nos venden que ser atractivas nos da confianza y poder y es la clave para nuestra liberación. Pero, ¿cómo ha sido posible? ¿Cuándo se ha distorsionado el discurso feminista para favorecer al sexismo?
Libertad de elección o libre mercado
Se asevera que la libertad que hemos conseguido las mujeres en los últimos cuarenta años nos da la opción de hacer con nuestro cuerpo lo que queramos. Venderlo, operarlo, ofrecerlo, mostrarlo. Hemos pasado del derecho al propio cuerpo (reivindicación viva en el movimiento feminista) al derecho a mercantilizarlo. Incluso dentro de la izquierda, criticar la sexualización se convierte en ocasiones en un tabú. Cuando se cuestiona, aparece el argumento infatigable de la libertad de elección. Como decía Luz Sánchez–Mellado en El País: “Que me perdonen las ortodoxas, pero estoy hasta los ovarios de ir con la pancarta de nosotras parimos, nosotras decidimos por la vida. Me tiño porque quiero, me ciño porque puedo y llevo tacones porque me da la gana”18.
Pero, viendo el actual contexto, ¿realmente hay más opciones? ¿Qué sucede cuando una mujer no entra dentro de los cánones? ¿En que se basa la autoestima femenina en nuestra sociedad? “Determinadas elecciones se aplauden y otras se marginan, y esta situación tiene consecuencias claras en el comportamiento de hombres y mujeres”19. No se trata de recriminar a las mujeres individualmente ni de tener una prescripción de qué comportamiento es aceptable e inaceptable, sino de ser conscientes de la presión social que se ejerce y la utilidad del discurso de la libre elección para mantener las ideas dominantes sobre la belleza femenina. Se trata de conseguir y defender una visión de una liberación real, con una apertura real y opciones para todas las personas.
La cultura de la hipersexualización “ha absorbido la historia y el lenguaje de las luchas de las mujeres por el derecho de exigir sus deseos y necesidades sexuales, hasta convertirlas en nada más que objetos para el divertimento de otros”20. Ha habido una reacción a las victorias que se ganaron en los 70, cuando el movimiento feminista “impulsó uno de los cambios de mayor impacto en la vida de las mujeres y en el conjunto de la sociedad […] No solo se trataba de conseguir cambios legislativos y asistenciales concretos, sino hacerlo formulando nuevos derechos: el derecho al propio cuerpo, a vivir la sexualidad y la maternidad con libertad, a decidir”21.
Al igual que ha sucedido con el movimiento por la diversidad sexual LGTB, “las reformas en favor de la igualdad […] han sido aprovechadas por grandes empresarios, los cuales han desvirtuado el origen luchador de las mismas, generando el llamado mercado rosa”22. El capitalismo ha convertido las victorias de la mujer en mercancías. La falsa idea de igualdad es el marco perfecto para esta creencia, pues si las mujeres somos libres e iguales, la sexualización solo es producto de nuestra propia elección. Pero, ¿quién es libre bajo el capitalismo? Precisamente las mujeres no, y aún menos las mujeres de clase trabajadora. La libertad de elección se queda en nada cuando impera la libertad de mercado.
El nuevo sexismo, junto a la responsabilidad del cuidado, es la principal expresión de la opresión de la mujer hoy. Al tiempo que ha habido rápidos cambios en la familia en los últimos cuarenta años y son aceptadas experiencias sexuales más diversas, el neoliberalismo ha incrementado unas relaciones personales cada vez más alienadas. La educación sexual es mísera y trabajamos (o no lo hacemos) bajo mucha presión.
Las necesidades humanas han sido trasformadas en productos de consumo. Cualquier cosa puede ser comprada. Pero las necesidades sexuales no deberían ser como una hamburguesa o unos zapatos, deberían estar basadas en la atracción mutua, el consentimiento y la satisfacción. Convertir la sexualidad humana en un producto de consumo pone a la mujer en una estantería de supermercado, refuerza la división de las mujeres como objetos y de los hombres como los compradores del producto23. No se trata sólo de la expansión de la industria sexual y pornográfica, sino de la instrumentalización del cuerpo de la mujer en la globalidad del mercado. Si el neoliberalismo nos ha convertido en una estrategia para aumentar los beneficios, el capitalismo hace tiempo que nos puso en venta.
Doble jornada
El nuevo sexismo fomenta sus bases en la opresión de la mujer. La familia nuclear es la principal institución y su importancia reside, entre otros factores, en asegurar la reproducción física y el mantenimiento de la clase trabajadora de forma gratuita para la clase dirigente. Para justificar esta estructura, se promueven roles de género para cada sexo: el hombre aporta el salario y la mujer el cuidado (es obvio que la mujer trabajadora ha de cumplir ambos). En el Estado español, “las mujeres disponen de menos tiempo libre que los hombres ya que, aunque trabajan casi dos horas menos que ellos, dedican tres horas más a la realización de las tareas domésticas y al cuidado de niños y adultos del hogar”24. Se perpetúa así la doble jornada: la laboral (discriminatoria y mal remunerada) y la doméstica (gratuita, invisible y poco valorada).
El nuevo sexismo no se ha desarrollado ni mucho menos en una sociedad igualitaria. El papel impuesto a la mujer dentro de la familia crea la base ideológica y material para la opresión. Si bien las reformas que se suceden bajo el capitalismo ayudan “a mitigar la precariedad de la mujer, y tienen que ser recibidas como un triunfo […], éstas sólo conseguirán parchear un sistema que gotea por todas partes”25. Es importante luchar para mejorar la situación con demandas que hoy sean asumibles, pero intentando avanzar en la radicalidad para atacar la raíz del problema.
Hay dos perfiles bien marcados: el de mujer sexy y atractiva o el de madre y cuidadora. Estos roles coinciden con el papel reproductivo (sexual) y el de mantenimiento de la clase trabajadora que el capitalismo nos reserva. Bajo el neoliberalismo se combinan espectacularmente ambos. Ser una mujer en la actualidad significa ser buena en el trabajo y comprometida como pareja o madre, pero sobre todo estar preocupada por el físico. Ya no existen sólo las buenas y las malas, los ángeles del hogar26 y las mujeres que sobrepasan los márgenes de lo correcto. Todas tenemos que ser sexualmente agresivas y tradicionalmente responsables. Esta ambivalencia genera una tensión enorme para las mujeres de clase trabajadora, que pese a la explotación laboral y la opresión han de pretender la perfección física. El capitalismo combina las viejas ideas con las nuevas, mantiene los papeles que le convienen y añade nuevas exigencias.
Cambiar las cosas
¿Cómo podemos cambiar la sociedad para conseguir una liberación real? Si la base material de la opresión de la mujer reside en la familia nuclear, la lucha contra el sistema capitalista que la fundamenta es clave. La opresión de la mujer no tiene efectos iguales para todas: las de clase dirigente, por su posición social, tienen más posibilidades de superar las dificultades prácticas. Poseen más independencia económica para dejar una mala relación, pagan por el cuidado de los hijos o pueden coger un taxi a altas horas de la noche y evitar el miedo a una agresión. Además, las mujeres de la clase dirigente tienen un interés claro en mantener la opresión y explotación de las trabajadoras, como muestra por ejemplo recientemente Esperanza Aguirre con los recortes del sector público en la Comunidad de Madrid.
Los recortes en sanidad y educación van a profundizar la opresión; el rol de las mujeres como cuidadoras está siendo reforzado por la contracción del estado del bienestar. “Prácticamente todas las crisis económicas contemporáneas que hemos conocido disminuyen el tamaño de la economía formal y aumentan el de la informal y, sobre todo, el de la economía doméstica y de cuidados [...] que, como es bien sabido, realizan sobre todo las mujeres”27. Pero también tiene consecuencias a nivel ideológico. Si no conseguimos parar los recortes sociales y frenar la derechización de las ideas dominantes, volveremos al conservadurismo que promueve el sexismo hostil, situando a la mujer como inferior, esclava y sumisa. Por eso el antisexismo ha de ser profundamente anticapitalista.
En los momentos en que ha habido grandes luchas de la clase trabajadora, los movimientos de mujeres han emergido con fuerza. En los años noventa se empezó a hablar de la tercera ola del feminismo para referirse a las jóvenes feministas que, herederas de la lucha de los setenta, conformaban una visión plural, sin ser un proyecto unitario ni un movimiento de masas, pero sí cada vez más numeroso28. No se trata sólo de discutir sobre cómo llamamos a un movimiento, si lo es o no o si merece etiquetas históricas. La cuestión es que están cambiando las cosas. Muchas activistas, desde diferentes estructuras y formas de lucha, se están rebelando contra los estereotipos de género y la crisis. Las marchas de las slutwalks29 —activistas que salen a la calle para rechazar cualquier acción de acoso sexual, con lemas como “mi vestido no es un sí”—muestran como la indignación va generando nuevos movimientos. Campañas contra la publicidad sexista, contra las manifestaciones machistas de la iglesia católica, en defensa del derecho al propio cuerpo, resistiendo a los recortes. Al mismo tiempo, cada vez hay más gente que lucha para conseguir una sociedad más justa, basada en la democracia real. La conexión entre estas dos luchas es orgánica, tal y como hemos visto durante el 15-M en las plazas: se ha apelado al uso del lenguaje no sexista, se ha debatido sobre la opresión de la mujer, se ha apoyado a sectores de trabajadoras en conflicto. Se han creado espacios feministas que, nutridos de activistas con años de experiencia, han contribuido a superar algunas contradicciones que imperan en la sociedad y se reflejan en el movimiento—algunas experiencias extensamente relatadas en el reciente Dossier de la Comisión de Feminismos de Sol30.
La cuestión de la mujer ha estado presente, pero tenemos que profundizar, impulsar campañas contra el sexismo y conectar la lucha contra los recortes con la lucha por la liberación. Cada vez hay más activistas que se rebelan contra la opresión y contra la dictadura de los mercados, en Grecia, en Egipto; en las plazas, en los hospitales; de diferentes formas y con distinto alcance. Ha subido la marea. Como revolucionarias lucharemos para que esta ola sea anticapitalista y, en consecuencia, profundamente antisexista.

Artículo publicado en La Hiedra http://www.enlucha.org/site/?q=node/16572
Notas
  1. Swim, J.K., Aikin, W.S., HaII, W.S., & Hunter, B.A., 1995. “Sexism and Racism: Old-fashioned and Modern Prejudices”, Journal of Personality and Social Psychology, 68. pp. 199-214
  2. Extraído de http://www.ccoo.es/csccoo/menu.do?Areas:Mujeres:Actualidad:137199
  3. Ezquerra, S., 2011. “Miradas feministas a los efectos de la crisis”. Viento Sur, enero de 2011. pp. 91-98
  4. Medios UdG, 11 de abril de 2011. Extraído de http://www.medios.udg.mx/node/8076
  5. Montero, J. , 2009 (VVAA). El movimiento feminista en España en los años 70. Madrid: Fundación Pablo Iglesias. pp. 275-303
  6. Uría, P, 2010. “El feminismo tiene un carácter más ético que político; ha ido mucho más allá que otros movimientos sociales”. 21 de febrero de 2010. Entrevista disponible enhttp://www.noticiasdenavarra.com
  7. Público, 17 de noviembre de 2011; Público, 7 de abril de 2011
  8. Glick, P. y Fiske, S., 1997 “Hostile and benevolent sexism. Measuring ambivalent sexist attitudes toward woman”, Psychology of Women Quarterly, 21. pp. 119-135
  9. La Razón, 24 de marzo de 2011
  10. Extraído de http://www.kaosenlared.net/noticia/arzobispo-granada-si-mujer-aborta-var...
  11. Lameiras, M., 2004. “El sexismo y sus caras: de la hostilidad a la ambivalencia”. Anuario de Sexologia de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología, nº8, noviembre de 2004
  12. El Mundo, 28 de abril de 2010
  13. Orr, J., 2007. Sexism and the system. A rebel’s guide to women’s liberation. Londres: Bookmarks. pp. 46-51
  14. El País, 5 de septiembre de 2011
  15. Extraído de http://www.diariosur.es/20090304/sociedad/andalucia-endurece-acceso-meno...
  16. Walter, 2010, p. 138
  17. Público, 20 de junio de 2011
  18. El País, 28 de agosto de 2011
  19. Walter, 2010
  20. Orr, J., 2010. “Marxism and feminism today” International Socialism, junio de 2010, nº127. Disponible en http://www.isj.org.uk/?id=656
  21. Montero, 2009
  22. Castillo, J., 2008. “Del matrimonio homosexual al mercado rosa”. La Hiedra, junio-julio de 2008. Disponible en http://www.enlucha.org/site/?q=node/834
  23. McGregor, S., 2011. “Sexuality, alienation and capitalism”. International Socialism, abril de 2011, nº130. Disponible en http://www.isj.org.uk/index.php4?id=728&issue=130
  24. Instituto Nacional de Estadística, 2004. “Encuesta de empleo del tiempo. Boletín informativo”. INE, abril de 2004. Disponible enhttp://www.ine.es/revistas/cifraine/0407.pdf
  25. Gago, A., 2008. “Mujer y precariedad: las políticas del maquillaje” La hiedra, abril de 2008. Disponible en http://www.enlucha.org/site/?q=node/674
  26. Nash, M. 2004. Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos. Madrid: Alianza Editorial. p. 39
  27. Gálvez, L., 2011.”Más desigualdad en el futuro”. Público, 15 de septiembre de 2011.
  28. Orr, 2010
  29. Cala Dona, 2011. “No és No. Les slutwalks” . Extraido de la Termomix, blog de Cala dona http://www.caladona.org/termomix/archives/5587
  30. Disponible en http://madrid.tomalaplaza.net/2011/07/22/dossier-de-comision-de-feminist...

lunes, 21 de noviembre de 2011

El Salvador y Guatemala con mayor cifra de asesinatos contra mujeres


Beatriz Castillo/ Diario Co Latino
El Salvador y Guatemala son los países de la región centroamericana que presentan mayor número de casos de mujeres asesinadas de forma violenta, según los datos que maneja la Red Feminista Frente a la Violencia Contra Las Mujeres.

Las estadísticas indican que en Guatemala 55 mujeres son asesinadas mensualmente y se contabilizan desde el 1 de enero hasta el 31 de octubre 667 asesinatos.

Rosario Escobedo del sector de mujeres de Guatemala, explicó que en su país la violencia contra ese sector de la población sigue siendo una de las principales preocupaciones, a pesar de que existe una ley, la problemática sigue siendo un los puntos más complicados. “Creemos que el acceso a la justicia es una de las limitantes que tenemos a pesar de la aprobación del protocolo para la aplicación de la ley contra el feminicidio, todavía tenemos un 98% de impunidad de los casos”, reconoció.

Según la feminista, la razón de que exista esa alza en impunidad y el número de casos, es por muchas causas, pero destaca la escala de violencia generalizada y el odio contra las mujeres que se vive en la región.

A criterio de las feministas, una mujer es violada, golpeada y asesinada por el simple hecho de ser mujer. Además, los casos de asesinato presentan un grado de violencia y lujo de barbarie que es preocupante, y que debe ser un llamado de alerta para los países de la región.


Mientras que en el caso de El Salvador, desde enero hasta la fecha se contabilizan 502 asesinatos y un mil violaciones.
Delia Cornejo, del sector de mujeres de El Salvador y de la Red Feminista, argumentó que el fenómeno se mantiene, a raíz de que las autoridades no aplican las leyes que se tienen, aunque esperan que la situación de violencia cambie a partir del otro año que entre en vigencia la Ley especial.

Las representantes de la Red desarrollaron ayer una rueda de prensa y foro para dar a conocer los logros en el marco de la clausura de los dos proyectos regionales, realizados con el apoyo de agencias de cooperación internacional.

Las mujeres destacaron como logros las acciones de incidencia para lograr la aprobación y posterior difusión de leyes nacionales como la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia contra las mujeres en El Salvador.

En Guatemala se aprobó el Protocolo de la Ley contra el feminicidio y otras formas de violencia contra las mujeres; en Nicaragua se ha presentado la propuesta de Ley contra la Violencia hacia las Mujeres, actualmente en estudio.

Se coordinó con las autoridades locales en ocho municipios de cuatro países, facilitando el fortalecimiento de las redes locales para prevenir y atender la violencia. Se elaboró diagnósticos de la situación y condición de las mujeres a nivel municipal y de agendas municipales de equidad de género.


Fuente: Genero con clase.

Preparan en Guatemala acciones contra violencia en mujeres


Prensa Latina
La sociedad civil prepara hoy actividades en apoyo a una campaña de las Naciones Unidas para poner fin a la violencia contra las mujeres, que en Guatemala ocasionó 700 muertes en el transcurso del año.

Caminatas, foros, conciertos y otras iniciativas se desarrollarán desde este fin de semana en esta capital y puntos del país como los departamentos de Quetzaltenango, Totonicapán, Sololá y Chiquimula.

El objetivo es sumar adeptos al proyecto que en todo el mundo se inició en 2008 bajo el lema Yo me uno para poner fin a la violencia en contra de las mujeres.

Con ello se busca fortalecer y consolidar las redes de apoyo y posicionar el mensaje de que esa situación en las féminas no es natural, dijo aquí Leonor Calderón, del Fondo de Población de la ONU, en el lanzamiento de la campaña.

Esta se basa en tres ejes: acabar con la impunidad, evitar el aumento de las fallecidas por esa causa e involucrar a todos los ciudadanos en la lucha para erradicar ese flagelo, de acuerdo con la funcionaria.



Aspecto de primordial importancia es la prevención, no esperar por contabilizar más víctimas mortales para después actuar, dijo Calderón, para quien es necesario desplegar todos los recursos existentes y enfrentar la situación.

Al debatir en los foros el tema de la impunidad, en relación con los asesinatos cometidos en los últimos años, se destacará cómo las agraviadas y sus familiares interponen mayor cantidad de denuncias ante los órganos de justicia, unos 50 mil hasta ahora en 2011.

De las actividades programadas hay marchas con elementos alusivos a esos abusos cometidos con las mujeres, que se detendrán con sus reclamos en sitios capitalinos de relevancia relacionados con el trabajo por combatirlos.

Se mencionan las sedes de la Corte Suprema de Justicia, el Congreso de la República y la Policía Nacional Civil, además de la Plaza de la Constitución y el Monumento a los Próceres de la Independencia, más conocido como el Obelisco.

Esas manifestaciones concluirán el día 25, cuando se conmemora el día internacional contra ese flagelo y que en Guatemala marca el comienzo de las campañas.

Las acciones en general cierran, sin embargo, el 30 de noviembre con un concierto en la Plaza de la Constitución con la participación de valiosos artistas integrados a la causa, uno de ellos la afamada cantante puertorriqueña Olga Tañón.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Anarquismo: la conexión feminista


A las Barricadas
Hace once años, cuando estudiaba en una secundaria de Illinois, no había escuchado nunca la palabra "anarquismo"...

 Lo más cerca que estuve de ellas fue entenderla como "caos", así como en mi clase de historia alguien me transmitió el mensaje de que no había diferencia entre el socialismo, el comunismo y el fascismo, con toda la connotación que este tiene a Hitler, campos de concentración y toda clase de cosas horribles que nunca pasarían en un país libre como el nuestro. Fui sutilmente adiestrada para tragarme las ideas políticas tradicionales de E.E.U.U.: la moderación, el compromiso, el salto de valla, el considerar a Chuck Percy como un chico estupendo. Aprendí bien la lección: me tomó años reconocer el sesgo y la distorsión que habían moldeado toda mi "educación". La "his-toria" de la humanidad (blanca) significó precisamente eso; como mujer estaba relegada a una existencia virtual y como anarquista apenas tenía si tenía existencia. Me habían arrebatado todo un trozo de mi pasado y de sus proyecciones al futuro. Sólo hace poco descubrí que muchos de mis tendencias e inclinaciones políticas inconscientes compartían un esquema común, y era la tradición de pensamiento anarquista o libertaria. Por primera vez vi en colores después de años de ver sólo tonos grises.

Fue Emma Goldman la que me proporcionó mi primera definición de anarquismo:

El anarquismo, representa la liberación de la mente humano de la dominación de la religión; representa la liberación del cuerpo de la dominación de la propiedad; la liberación de las cadenas y restricciones de un gobierno. El anarquismo representa un orden social basado en la conjunción de grupos libres de individuos que producen el bienestar social, y un orden que le dará la garantía a todo ser humano de tener libre acceso a la tierra y a la posibilidad de cubrir sus necesidades vitales, de acuerdo a sus deseos, gustos e inclinaciones individuales.
Emma Goldman Lo que representa en verdad el anarquismo

Comencé muy tempranamente a hacer conexiones entre el anarquismo y el feminismo radical. Fue muy importante para mi escribir algunas percepciones sobre este tema con el objetivo de comunicar a otros el estímulo que era el anarco-feminismo. Es crucial que compartamos nuestras visiones con otros para romper las barrera que las equivocaciones y la disgregación levantaban entre nosotros. Aunque me declaraba anarco-feminista, esta definición podía ser fácilmente incluida en el socialismo, el comunismo, el feminismo cultural, el separatismo lésbico, u otra media docena de calificativos. Como escribió Su Negri: "Ningún paraguas ideológico puede cubrirme por completo". Podría resultar que tuviéramos en común mucho más que lo que creemos, ya que mientras escribo sobre mis reacciones y percepciones, no las veo separadas de las vidas y pensamientos de otras mujeres. De hecho, una de mis convicciones más fuertes en el Movimiento de Mujeres es que efectivamente compartimos una comunidad de visión increíble. Mi propia participación en esta visión no es para ofrecer postulados o respuestas rígidas sino posibilidades y relaciones flexibles que espero puedan germinar entre nosotras y contribuir a un proceso permanente de crecimiento y evolución/revolución individual y colectivo.

¿Qué significa realmente el anarquismo?

El anarquismo ha sido calumniado y mal interpretado por tanto tiempo que probablemente lo primero que haya que hacer es dar una explicación de lo que es y no es. Quizás el estereotipo más difundido del anarquista es aquél de un hombre de aspecto malvado escondiendo una bomba encendida bajo su capa negra, dispuesto a destruir o a asesinar a cualquiera que se le atraviese. Esta imagen genera temor y repulsión en la mayoría independiente de sus ideas políticas. Como resultado se descarta el anarquismo como algo feo, violento y extremista. Otra concepción errada es que el anarquista es un idealista poco práctico, preocupado en futilidades, en abstracciones utópicas y sin contacto con la realidad concreta; en este caso el resultado también descarta el anarquismo por ser "un sueño imposible".

Ninguna de estas imágenes es representativa, (aunque hayan habido anarquistas asesinos e idealistas, como en tantos movimientos políticos de izquierda o de derecha). Qué cosa sea representativa es algo que depende de nuestro punto de referencia. Hay diferentes tipos de anarquistas, del mismo modo que hay diferentes tipos de socialistas. Pero de lo que hablaré aquí será del anarquismo comunista, al que equiparo al socialismo libertario (en tanto no autoritario). Las etiquetas nos pueden confundir por lo que, con el ánimo de definir el término, diré que el anarquismo se basa en tres principios fundamentales (cada uno de los cuales creo que está relacionado, tarde o temprano, con un análisis feminista radical de la sociedad):

1. Creencia en la supresión de toda autoridad, jerarquía o gobierno.

Los anarquistas llaman a la disolución (más que a la toma) del poder de un humano sobre otro, de un estado sobre una comunidad. Mientras muchos socialistas invocan un gobierno de la clase trabajadora y un gradual "debilitamiento del estado", los anarquistas creen que los medios crean el fin, que un estado fuerte se autoperpetúa. La única forma de alcanzar el anarquismo (de acuerdo a la teoría anarquista) es a través de la creación de cooperativas y formas anti-autoritarias. El separar el proceso de los objetivos de la revolución es asegurar la perpetuación de una estructura y modelo opresor.

2. Creencia tanto en el individuo como en la colectividad.

La individualidad no es incompatible con un pensamiento comunista. Sin embargo debemos hacer una distinción entre el "individualismo basto" que alienta la competencia y el desprecio de las necesidades de los otros, y el verdadero individualismo, que implica libertad sin transgredir la libertad de los otros. Específicamente, en término de organización social y política significa equilibrar la iniciativa individual con la acción colectiva a través de la creación de estructuras que posibiliten la toma de decisiones por parte de los individuos organizados en grupos, en comunidades o en fábricas, no por "representantes" o "líderes". Significa coordinación y acción en una red de pequeños grupos o comunidades no jerárquicos (en un esquema de círculos más que de forma piramidal). Finalmente, significa que el triunfo de la revolución implica individuos y grupos autónomos, sin manipulación, trabajando juntos para tomar "directamente, sin mediación el control de la sociedad y de sus propias vidas" (Murray Bookchin: On Spontaneity and Organization, Liberation).

3. Creencia tanto en los espontáneo como en la organización.

Los anarquistas siempre han sido acusados de promover el caos. La mayoría cree que el anarquismo es sinónimo de desorden, de confusión, de violencia. Esto es una total tergiversación de lo que en realidad representa el anarquismo. Los anarquistas no niegan la necesidad de la organización ellos sólo demandan que esta tiene que venir desde abajo, no desde arriba, desde dentro, más que desde fuera. Las estructuras externas impuestas o las reglas rígidas que promueven la manipulación y la pasividad son las formas más peligrosas que una "revolución" socialista puede adoptar. Nadie puede dictaminar el molde del futuro. La acción espontanea dentro de un contexto específico es necesaria si vamos a crear una sociedad que responda a las necesidades cambiantes de los individuos y de los grupos. Los anarquistas creen en la combinación de las cosas: una democracia de participación a pequeñas escala en conjunción que una cooperación y coordinación colectiva a gran escala (sin perder la iniciativa individual).

De este modo el anarquismo cobra un aspecto atractivo, pero ¿puede funcionar? ¿Tiene algo que ver esa utopía romántica con el mundo real? Por supuesto. Los anarquistas han tenido éxito (aunque sólo de modo temporal) en una serie de instancias (ninguna de ellas lo suficientemente conocida). España y Francia, en particular, tienen una larga tradición de actividad anarquista, y fue en estos dos países que se dio la materialización más emocionante del anarquismo teórico.

Más allá de la teoría: España 1936-1939; Francia 1968

La revolución es un asunto de los pueblos, una creación popular; la contra-revolución es asunto del Estado. Así ha sido siempre y así será siempre, ya sea en Rusia, en España o China.
Federación Anarquista Ibérica- FAI- Tierra y Libertad, 3 de Julio de 1936.

España 1936-1939

Se cree comúnmente que la llamada Guerra Civil Española, fue simplemente una lucha entre el fascismo franquista y las fuerzas partidarias de una democracia liberal. Lo que ha sido pasado por alto, u obviado, es que en España aconteció algo mucho más importante que una guerra civil. Tuvo lugar una revolución con una amplia base social que abrazó los principios anarquistas, de modo concreto en muchas zonas del país. La reducción gradual y la eventual destrucción del movimiento libertario es menos importante que discutir aquí qué lograron realmente las mujeres y los hombres que participaron en ellas. A pesar de inmensos imprevistos ellos hicieron un trabajo anarquista.

La implementación de la colectivización anarquista y el autogobierno de los trabajadores durante la Revolución Española nos ejemplifica la organización más espontánea. Loa anarquistas han sido parte de la conciencia popular española tanto en lo rural como en la industria. En el campo, tenían una larga tradición de comunalismo; muchos pueblos todavía comparten una propiedad común o dan partes de su tierra a quienes no tienen. Décadas de colectivismo rural y cooperación asentaron las bases para el anarquismo teórico que llegó a España en 1870 (por intermedio de revolucionario italiano Fanelli, amigo de Bakunin) y le dio auge al anarco-sindicalismo, la aplicación de los principios anarquistas a los sindicatos. La Confederación Nacional del Trabajo, fundada en 1910, fue la coalición anarco-sindicalista (junto a la Federación Anarquista Ibérica) que proporcionó la educación y la preparación a las organizaciones de trabajadores autogestionadas y a las colectivizaciones. Diez mil libros, periódicos y panfletos provenientes de casi todos los rincones de España para contribuir al conocimiento general del pensamiento anarquista. Los principios anarquista de cooperación no jerárquica y la iniciativa individual combinada con las tácticas anarco-sindicalistas de sabotaje, boicot y combate, así como la instrucción en los aspectos productivos y económicos, le dieron a los trabajadores el substrato para fundar su teoría y su práctica. Esto llevó, después de julio de 1936, a una apropiación espontánea y exitosa tanto de fabricas como de los campos.

Cuando el 19 de julio de 1936, la legalidad española responde al triunfo electoral del Frente Popular, con una intervención militar, el pueblo lo resistió con una fuerza que contuvo a los militares en 24 horas. A esas alturas las urnas ganadoras eran una vanalidad; había empezado una completa revolución social. Por un lado los obreros se fueron a la huelga o empezaron a hacer funcionar las fabricas ellos mismos; los campesinos, por otro lado, desconocieron a los terratenientes y empezaron a cultivar los campos por su cuenta. En un tiempo breve más del 60% de los campos españoles se trabajaban colectivamente, sin terratenientes, jefes, o competencia. La colectivización de las fabricas se dio sobre todo en la provincia de Catalonia, lo que no fue un logro menor. De este modo, después de 75 años de lucha y preparación se había logrado la colectivización, mediante la acción colectiva espontánea de los individuos inspirados en principios libertarios.

Pero ¿qué representa esta colectivización en la actualidad, y cómo funcionó? En general os colectivos anarquistas funcionan en dos niveles:

(1) en una democracia participativa a pequeña escala y (2) en una coordinación con control desde abajo a gran escala. En cada nivel objetivo principal era la descentralización y el dar cabida a la iniciativa individual. En las fábricas y el los pueblos, los representantes eran elegidos por consejos que operaban como instancias coordinantes o administrativas. Las decisiones siempre venían de las asambleas con más miembros, a las que todos los trabajadores asistían. Para estar alerta en contra de los peligros de la representación, los representantes eran los mismos trabajadores siempre sujetos al inmediato y periódico reemplazo. Estos consejos o comités eran las bases de la autogestión. A partir de ahí se podían establecer coordinaciones con federaciones autónomas que unían trabajadores y acciones de una fabrica o de un área geográfica. De este modo la distribución y el intercambio de bienes se podía realizar, así como la implementación de programas de alcance mas amplio como el riego, el transporte y las comunicaciones. Una vez más el énfasis del proceso era de abajo hacia arriba. Este equilibrio esquivo entre la individualidad y el colectivo fue logrado de modo más exitoso por la Federación de Campesinos de Levante, que incluía a 900 colectivos, también se dio esto en la Federación de Colectivos de Aragón compuesta por 500 colectivos.

El aspecto más importante de la autogestión sea probablemente, la equiparación de los salarios. Esto se dio de diversas formas, pero frecuentemente a partir de un sistema de "salario familiar". Los salarios se pagaban a cada trabajador en dinero o cupones de acuerdo a las necesidades de él y sus seres dependientes. Se distribuían libremente los bienes en abundancia, mientras otros se obtenían con "dinero".

Los beneficios que produjo esta equiparación de salarios fue enorme. Después de que se eliminó el que los beneficios se concentraran en unos pocos, los ingresos en dinero se emplearon tanto para modernizar la industria (compra de nuevas maquinaria, y mejores condiciones de trabajo) y para desarrollar la agricultura (el riego, las represas, la compra de tractores, etc.). No sólo los mejores productos resultaron más eficientes sino que también los precio eran más bajos. Esto fue así en fabricas de diversos tipos: las textiles, las municiones de metal, el gas, el agua, la electricidad, el pan, la pesca, el transporte municipal, los ferrocarriles, el teléfono, los productos ópticos, las prestaciones de salud, etc. Los trabajadores se beneficiaron con una jornada de trabajo menor, con mejores condiciones de trabajo, el cuidado libre de la salud, el pago para los cesantes, y un nuevo orgullo por sus trabajo. La autogestión engendró la creatividad y el espíritu de ayuda mutua; los trabajadores se comprometieron en producir productos que eran mejores que los producidos en condiciones de explotación. Querían demostrar que el trabajo socialista funcionaba, y que la competencia y el lucro eran innecesarios. En unos meses el nivel de vida había aumentado un 50 a un 100% en muchas zonas de España.

Los logros de los anarquistas españoles fueron más allá de unos niveles de vida alta y una igualdad económica; ellos implicaron la realización de los ideales humanos básicos: la libertad, la creatividad individual y la cooperación colectiva. Los colectivos anarquistas españoles no fracasaron: se los destruyó desde afuera. Aquellos que creían en el estado fuerte (de izquierdas y de derechas) hicieron lo posible por borrarlos fuera de la historia española. El anarquismo triunfante de aproximadamente ocho millones de españoles se comienza, recién ahora, a revelar.

Francia 1968

El anarquismo ha jugado un papel importante en la historia francés, pero más que sondear en el pasado, lo que quiero es centrarme en los acontecimientos contemporáneos de mayo y junio de 1968. Estos sucesos de mayo del 68 tienen particular significado porque han demostrado que la huelga general y la toma de las industrial por los trabajadores, así como las universidades por parte de los estudiantes, pueden darse en países capitalistas de consumo. En específico, los hechos ocasionados por los estudiantes y trabajadores de Francia fue transversal a los límites de clase y tuvo enormes consecuencia para la posibilidad de un cambio revolucionario en una sociedad de post escasez.

El 22 de marzo de 1968 los estudiantes de la Universidad de Nanterre, y entre ellos el anarquista Daniel Cohn-Bendit, hicieron ocupación de los edificios administrativos de sus escuelas reclamando tanto por el fin de la guerra de Vietnam como por el término de su propia opresión como estudiantes. (Sus demandas eran muy similares que las que hacían los estudiantes de la Universidad de Columbia en Berlin). La Universidad había sido clausurada y las manifestaciones se habían extendido a la Sorbona. La SNESP (Unión de profesores secundarios y universitarios) llamaron a la huelga y la Unión de Estudiantes, la UNEF, organizó una manifestación para el 6 de mayo. Ese día, los estudiantes y la policía se enfrentaron en el Cuarteto en Paris; los manifestantes levantaron barricadas en las calles, y muchos de ellos fueron brutalmente golpeados por las descontroladas fuerzas policiales. El día 7 de mayo, había crecido el número de manifestantes hasta 20 ó 50 mil personas, que marchaban hacia el Etoile cantando la Internacional. Durante los días siguientes, las confrontaciones entre la policía y los estudiantes se volvieron mucho más violentas y los manifestantes sufrían la furia de la represión policial. Las conversaciones entre las asociaciones de trabajadores y las de estudiantes y profesores (como la UNEF y la FEN) dieron origen a un llamado a huelga indefinida y a manifestaciones. El 13 de mayo alrededor de 600 mil personas, estudiantes, profesores y trabajadores, marcharon por Paris protestando. El mismo día, os trabajadores de la planta de Aviación Sur en Nantes (la cuidad con la tendencia anarco-sindicalista más fuerte en Francia) se fueron a huelga.

Esto llevó a la huelga general, la más larga de la historia que en la que participaron 10 millones de trabajadores - "profesionales, obreros, intelectuales y jugadores de fútbol- (como señala Murray Bookchin en su libro El anarquismo en la sociedad post escasez). Los bancos, el correo, las gasolineras, las tiendas comerciales, todo estaba cerrado; no circulaba el transporte colectivo ni el metro y la basura se acumulaba ya que los recolectores se sumaron a la huelga. La Sorbona esta ocupada por estudiantes, profesores y todo el que quisiera ir a participar en la discusiones que ahí tenían lugar, sobre todo aquellos diálogos políticos en los que se cuestionaban las bases de la sociedad capitalista francesa. Por todo París aparecieron afiches y rayados en las murallas: Prohibido prohibir. Por una vida sin horarios. Todo el poder a la imaginación. Mas vida y menos consumo. Mayo y junio se convirtieron en un "asalto al orden establecido" y un "festival en las calles" (M. Bookchin). Las antiguas separaciones entre clase media y clase trabajadora se volvieron insignificante en tanto los trabajadores jóvenes y los estudiantes hicieron demandas similares: liberación de todo sistema opresivo y autoritario (la universidad y la fábrica) y el derecho a decidir sobre sus propias vidas.

El pueblo francés estuvo al borde de una revolución total. Una huelga general había paralizado a todo el país, los estudiantes tenían tomadas las universidades y los trabajadores las fábricas. Lo que quedaba por hacer es que los trabajadores hicieran funcionar las fábricas y tomaran acciones y medidas inmediatas para nada menos que la completa autogestión.

Desafortunadamente esto no aconteció. La política autoritaria y los métodos burocráticos calaron hondo en la mayoría de las organizaciones de trabajadores de Francia. Como en España el Partido Comunista trabajo en contra del la acción directa y espontanea de la gente en las calles: la Revolución debe ser dirigida desde arriba. Los líderes de la CGT (la organización de trabajadores comunista) intentaron evitar el contacto entre los estudiantes y los trabajadores, y una unidad entre la izquierda se volvió imposible. Como de Gaulle y la policía incrementaron la violencia, muchos huelguistas aceptaron concesiones limitadas a sus demandas (mejoras económicas, reducciones en la jornada de trabajo,etc.) y volvieron al trabajo. Los estudiantes continuaron con confrontaciones cada vez mas sangrientas con la policía, pero el momento ya había pasado. Hacia finales de junio, Francia había regresado a la "normalidad" bajo el mismo el mismo régimen de De Gualle.

Lo que pasó en Francia en el 68 es esta conectado esencialmente con la Revolución Española del 36; en ambos casos los principios anarquistas no solo se discutieron sino que también se implementaron. El hecho de que los trabajadores franceses no implementaran la autogestión en las fábricas puede ser por que el anarco-sindicalismo en Francia no tenía tanta presencia anterior a 1968 como sí la tuvo en España antes del 36. Por supuesto esta es una simplificación ya que las explicaciones para las revoluciones frustradas pueden ser interminables. Lo que es crucial aquí, una vez más, es el hecho que en verdad ocurrió. Con mayo-junio del 68 se descartó la creencia de que la revolución era imposible en una sociedad capitalista avanzada. Los hijos de los trabajadores de clase media franceses, criados con pasividad, comsumismo y/ trabajo enajenante, rechazaban mucho más que el capitalismo. Cuestionaron la misma autoridad, al demandar el derecho a una existencia con sentido. La razón para la revolución en una sociedad industrial moderna ya no está limitada al hambre y a la escasez material; ellos incorporaron el deseo de la liberación humana de todas las formas de dominación, en el fondo un cambio radical en la "calidad de vida cotidiana" (M. Bookchin). Ellos asumieron la necesidad de una sociedad libertaria.

El anarquismo no puede seguir siendo considerado un anacronismo

Se dice frecuentemente que los anarquistas viven en un mundo de sueños del provenir pero que no perciben lo que pasa en el presente. Sin embargo vemos el presente demasiado bien, en su real apariencia, y eso es lo que nos lleva a portar el hacha en el bosque de los prejuicios que nos acosan.
Pedro Kropotkin

Hay dos razones importantes que explican el fracaso de la revolución en Francia: (1) una preparación teórica inadecuada en la teoría y práctica del anarquismo, y (2) el vasto poder del Estado coronado con el autoritarismo y la burocracia, que cuentan con las potenciales simpatías de los grupos izquierdistas. En España, la revolución estuvo mucho mas esparcida y fue más tenaz a causa de su extendida preparación y aún así fue aplastada por un estado fascista y una izquierda autoritaria. Es importante visualizar estos dos factores para extrapolarlos a la situación presente de los E.E.U.U. No sólo tenemos el parámetro de un estado cuyas fuerzas armadas, su policía, y sus armas nucleares pueden destruir instantáneamente a toda la humanidad, sino que nos vemos enfrentados a una penetrante reverencia hacia la autoridad y las jerarquías cuya perpetuación se concreta diariamente a través de una pasividad doméstica cultivada por la familia, la escuela, la iglesia y la televisión. Además E.E.U.U. es un país inmenso con solo una pequeña y esporádica historia de acción anarquista. Puede parecer que no sólo no estamos preparados sino que además estamos mutilados por un estado mucho mas poderoso que el de Francia y España juntos. Decir que luchamos en contra de una fuerza superior es una subestimación.

Pero ¿dónde nos conduce el considerar al Enemigo como un gigante despiadado e invencible? Si evitamos paralizarnos por el fatalismo y la futilidad, no puede obligar a redefinir la revolución en un sentido que nos podría centrar en el Anarco feminismo como un dispositivo desde el cual platear la lucha por la liberación humana. Son las mujeres las que tienen las claves para los nuevos conceptos de revolución, las mujeres que encarnan esa revolución no representan la toma del poder o la dominación de un grupo sobre otro bajo ninguna circunstancia y por ningún lapso de tiempo, ya que es la dominación misma la que debe ser abolida. La sobrevivencia del planeta depende de esto. No se le puede seguir permitiendo a los hombres que sólo manipulen el medio ambiente para sus propios intereses, del mismo modo que no se les puede seguir permitiendo que destruyan sistemáticamente todas las razas de la especie humana; en tanto la existencia de la jerarquía y la autoridad amenazan la existencia humana y del planeta. La liberación global y las práctica libertaria se han vuelto necesarias, no solo como una ensoñación. Debemos producir las condiciones de vida para sobrevivir.

El centrarnos en el Anarcofeminismo como el dispositivo revolucionario necesario para nuestra lucha no es negar la inmensa tarea que tenemos delante. Vemos efectivamente "demasiado bien" las causas de nuestra opresión y el inmenso poder del Enemigo. Pero también vemos que el camino para salir de este implacable ciclo histórico de revoluciones incompletas o frustradas, requiere nuevas definiciones y tácticas de nuestra parte; unas que apunten al proceso de "vaciamiento" que describiremos en la sección "Haciendo real la utopía".

Como mujeres estamos bien situadas para participar en este proceso, porque hemos aprendido a ser sutiles, sigilosos, silenciosas, tenaces, agudamente sensibles y expertas en habilidades de comunicación, después de años de trabajo encubierto y clandestino. Por nuestra propia sobrevivencia, hemos aprendido a configurar redes de rebeldía que eran invisibles a los ojos "expertos".

Sabemos cómo luce una bota
vista desde abajo
conocemos la Filosofía de las botas
Invadiremos todo
como maleza silenciosa
Las plantas prisioneras se rebelarán
junto a nosotras
derribaremos las cercas
y las murallas caerán.
No habrá más botas.

Por el momento consumimos basura
y dormimos, mientras esperamos
debajo de tus pies.
Cuando digamos "al ataque"
no oiréis nada
al principio.

El trabajo anarquista no es inexistente en este país. Existe en la mente y las acciones de las mujeres que se preparan (a veces inconscientemente) para la revolución que destruirá la inercia histórica y el proceso mismo de la historia.

El anarquismo y el movimiento de las mujeres

La promoción de la solidaridad entre mujeres, es la única amenaza porque se opone directamente al modelo social y psíquico de jerarquía y dominación…
Mary Daly Más allá del Dios padre.

En todo el país grupos independientes de mujeres empiezan a funcionar sin las estructuras de liderazgo y otras omnipotestades de los hombres izquierdistas. Se están generando espontánea e independientemente organizaciones similares a las anarquistas de hace años atrás. No es casualidad.
Cathy Levine La tiranía de la tiranía.

Aunque no me adentré en el papel de las mujeres en España y Francia este se puede resumir en una sola palabra: inalterado. Los hombres anarquistas han sido un poco más benévolos que el resto de los hombres en el papel de someter a la mujer. Por esto la absoluta necesidad de una revolución anárquica feminista; de otro modo los mismos principios del anarquismo se volverían una hipocresía.

El movimiento actual de mujeres y el análisis feminista radical de la sociedad han contribuido mucho al pensamiento libertario. De hecho tengo la idea que las feministas han sido anarquistas de un modo inconsciente durante años, tanto en la teoría como en la práctica. Ahora requerimos estar conscientes de las conexiones entre el anarquismo y el feminismo y usar esta plataforma para proyectar nuestras ideas y acciones. Necesitamos ser capaces de ver claramente lo que queremos lograr y cómo hacerlo. Para ser más efectivas y para hacer posible el futuro que intuimos debemos darnos cuenta que lo que queremos no es sólo un cambio sino una transformación total.

El feminismo radical es casi puro anarquismo, plantea en sus tesis fundamentales que la familia nuclear es el pilar de todo sistema autoritario. La lección que aprenden los niños desde el padre al profesor pasando por el jefe y Dios es OBEDECER la voz anónima de la Autoridad. Pasar de la niñez a la adultez representa llegar a ser un autómata incapaz de cuestionar ni de pensar claramente. Llegamos a ser un norteamericano promedio creyendo todo lo que se nos han contado y aceptando violentamente la destrucción de la vida alrededor nuestro.

Las feministas estamos lidiando con un proceso de deterioro mental en el que la actitud dominante hacia el mundo exterior es lo dicho por los hombres y en el que sólo se permiten relaciones sujeto-objeto. Los políticos hombres tradicionales reducen los seres humanos a un plano de meros objetos para dominarlos y manipularlos en función de "fines" abstractos. Sin embargo las mujeres estamos intentando desarrollar una conciencia del "otro" en todos los planos. Vemos las relaciones sujeto a sujeto no sólo como deseables sino necesarias, (algunas hemos optado por trabajar y amar sólo a mujeres porque así este tipo de relaciones son más asequibles). Estamos trabajando juntas para expandir nuestra empatía y comprensión hacia otros seres vivos e indentificárnos con ellos más que objetivarlos y manipularlos. Por eso el respeto por toda vida es un requisito para nuestra supervivencia. La teoría feminista radical también critica los patrones de pensamiento jerárquico de los hombres a través de los cuales la racionalidad domina a la sensualidad, la mente domina a la intuición, además generando que las continúas divisiones y polaridades (activo/pasivo, niño/adulto, sano/insano, trabajo/juego, espontaneidad/organización) nos enajenen de la experiencia mente-cuerpo como una totalidad y un continuo de la experiencia humanan. Las mujeres están intentando liberarse de estas dimensiones para vivir en armonía con el universo como totalidad y para llegar a ser humanos integrales dedicados a la sanación colectiva de nuestras heridas y escisiones individuales.

En la práctica verdadera dentro del Movimiento de Mujeres las feministas han tenido éxitos y fracasos en la abolición de la jerarquía y la dominación. Me parece que las mujeres hablan y actúan, frecuentemente como anarquistas "intuitivas" al plantear que adherimos a o promovemos una negación total de todas las ideas y organizaciones patriarcales. Sin embargo esta adhesión está obstaculizada por las formas poderosas y penetrantes en que el patriarcado se encarna en nuestras mentes y relaciones. Vivir dentro y estar condicionados por una sociedad autoritaria con frecuencia nos impide hacer esas importantes relaciones entre feminismo y anarquismo. Cuando decimos que estamos combatiendo el patriarcado, no está siempre claro que eso significa combatir toda jerarquía, todo mando, todo gobierno incluso la misma idea de autoridad. Nuestros impulsos hacia el trabajo colectivo y hacia los pequeños grupos sin líderes han sido anarquistas pero en la mayoría de los casos no lo hemos designado con ese nombre. Y esto es importante porque una comprensión del feminismo como anarquismo nos podría catapultar a las mujeres desde un reformismo de soluciones provisionales hacia una confrontación revolucionaria en contra de la esencia de las políticas autoritarias.

Si queremos "hacer caer" el patriarcado, necesitamos hablar de anarquismo para saber qué significa exactamente y usarlo como plataforma para transformarnos a nosotras mismas y a las estructuras de nuestra vida cotidiana. Feminismo no significa poder empresarial femenino ni una mujer presidenta; significa ausencia de poder empresarial y ausencia de presidentes. Las Enmiendas para la Igualdad de Derecho, no transforman la sociedad, sólo le dan a las mujeres el "derecho" de ingresar a una economía jerárquica. Desafiar el sexismo significa desafiar toda jerarquía económica, política y personal; en otras palabras significa una revolución anarco-feminista.

Específicamente ¿cuándo han sido anarquistas las feministas y cuando lo hemos esbozado? Con la segunda oleada del feminismo que surgió en todo el país a finales de los 60, las formas en que las mujeres se organizaron reflejaban frecuentemente una conciencia libertaria no declarada. En la rebelión en contra del juego de poder competitivo de la jerarquía impersonal y las tácticas de organización de masas de los políticos hombres, las mujeres se dividieron en pequeños grupos concientizadores sin jefaturas que se ocupaban de los asuntos personales de la cotidianeidad. Cara a cara intentamos llegar a la causa de nuestra opresión compartiendo nuestras experiencias y percepciones desvalorizadas hasta el momento. Hemos aprendido unas de otras que la política no está "allá afuera" sino en nuestras mentes y cuerpos y entre los individuos. Las relaciones personales pueden oprimirnos, y lo hacen efectivamente, en tanto clase política. Nuestra miseria y las recriminaciones en contra de nosotras mismas eran el resultado directo de la dominación de los hombres en el hogar, en la calle, en el trabajo y en las organizaciones políticas. Así en muchas zonas de los E.E.U.U. los grupos C-R (Counsiousness Raising: Concientizadores, N. de la T.) se desarrollaron como una (re)acción directa y espontánea en contra del patriarcado. Pero son anarquistas: el énfasis en los pequeños grupos como la unidad básica de organización, la opción por lo personal en lo político, la lucha en contra del autoritarismo y la acción directa espontánea. Pero ¿dónde quedaron los años de preparación que inspiraron las actividades revolucionarias españolas? La estructura de los grupos de mujeres tenían un parecido sorprendente con los grupos de afinidad anarquistas dentro de las organizaciones anarco-sindicalistas en España, Francia y muchos otros países. Aunque no nos hayamos proclamado anarquistas, ni nos hayamos organizado conscientemente en torno a los principios anarquistas. En ese tiempo ni siquiera teníamos una red clandestina de comunicaciones ni una intercambio de ideas y capacidades. En el pasado el movimiento de mujeres fue sólo algo más que un puñado de grupos aislados a tientas en busca de respuestas, pero el anarquismo como ideal no especificado existía en nuestras mentes.

Tengo la creencia de que esto puso a las mujeres en una posición única como portadoras de un substrato anarquista en la conciencia que articulado y concretizado puede llevarnos más lejos que cualquier grupo que haya buscado la revolución total. El anarquismo intuitivo de las mujeres, si se clarifica y pule es un salto hacia delante (o más allá) en la lucha por la liberación humana. La teoría feminista radical proclama que al feminismo como la Revolución Definitiva. Esto es cierto si y sólo si reconocemos y reivindicamos nuestras raíces anarquistas. En el momento en que dejemos de ver la conexión del feminismo con el anarquismo no alcanzaremos la revolución y estaremos entrampadas en la "vieja rutina política de los hombres". Es el momento de dejar de ir a tientas en la oscuridad y ver qué hemos hecho, y hacemos, encaminadas hacia el horizonte del lugar dónde queremos finalmente estar.

Los grupos C-R fueron un buen comienzo, pero a menudo se empantanaron en conversaciones sobre problemas personales y fracasaron en asumir la acción directa y la confrontación política. Los grupos que se organizaron alrededor de asuntos o proyectos específicos aveces encontraron que la "tiranía de la falta de estructuras" podía ser tan destructiva como la "tiranía de la tiranía" (Cathy Levine Tiranía de la Tiranía y Jo Freeman: La tiranía de la falta de estructuras). El fracaso en mezclar la organización con la espontaneidad hizo emerger como líderes a aquellas que tenían más habilidades o carisma personal. Con lo que se provocó resentimiento y frustración en aquellas que se dieron cuenta que estaban en medio de escaramuzas, caza de brujas y luchas de poder. Con demasiada frecuencia esto terminaba aveces en una total falta de operatividad o bien en asumir la posición de que "lo único que necesitamos es más estructuras" (en el viejo sentido masculino del término).

Pienso que una vez más lo que hizo falta fue un análisis anarquista explícito. La organización no tiene por que sofocar la espontaneidad ni seguir patrones jerárquicos. Los grupos o proyectos de mujeres que han tenido más éxito son los que han experimentado con estructuras flexibles y variadas: la rotación de tareas y cargos, el compartir todas las habilidades, el acceso igualitario a la información y a las fuentes, el no monopolizar la toma de decisiones y el darse tiempo para las discusiones. Este último elemento estructural es importante porque comprende los esfuerzos continuos de los miembros del grupo para vigilar las escurridizas fuerzas políticas. Si las mujeres se comprometen verbalmente en el trabajo colectivo, esto requiere una verdadera lucha para desaprender la pasividad (para eliminar a las "seguidoras") y para compartir habilidades y conocimientos (para evitar "líderes"). Esto no significa que no podamos inspirarnos en las palabras y en la vida de otros; las acciones con un carácter marcado realizadas por caracteres importantes pueden ser contagiosas, lo que no deja de ser relevante. Pero debemos evitar caer en antiguos patrones de conducta. En el lado positivo las estructuras emergentes del movimiento de mujeres en los últimos años han seguido un patrón anarquista de grupos orientado por pequeños proyectos construyendo una red clandestina de comunicaciones y acciones colectivas en torno a temas concretos. El éxito parcial en evitar líderes/estrellas y la difusión de proyectos pequeños (Centros para víctimas de violaciones, Colectivos de Salud de mujeres) en todo el país ha hecho difícil que una sola persona o un grupo hagan decaer el movimiento de mujeres. El feminismo es un monstruo con muchas cabezas que no se destruye por una decapitación individual. Nos propagamos y crecemos por vías incomprensibles para una mentalidad patriarcal.

De cualquier modo esto no significa subestimar el poder del enemigo. El mayor peligro que esto puede representar es el adoptar una visión limitada y no anarquista del feminismo como mero "cambio social". El considerar el sexismo como un mal erradicable con la participación femenina en los acontecimientos es afianzar la dominación y la opresión, porque el feminismo capitalista es una contradicción de conceptos. Cuando propiciamos asociaciones de mujeres, restaurantes, librerías, etc. tenemos que tener claro que lo hacemos por nuestra propia sobrevivencia, persiguiendo el objetivo de crear un modo de contrarrestar la competencia, el lucro personal y todas las formas económicas opresivas. Debemos comprometernos a "vivir en los límites" (Mary Daly) con valores anti-capitalistas y no-consumistas. No queremos la integración ni un "bocado del pastel" que significara "traspasar el poder de un grupo de chicos a otro grupo de chicos" (Robin Morgan, conferencia en el Boston College, nov. De 1973). Lo que requerimos es nada menos que la revolución total que invente un futuro limpio de injusticias, dominación o atropellos a la diversidad individual, en resumen una revolución anarco-feminista. Creo que las mujeres saben como proyectar su camino hacia la liberación humana; sólo necesitamos sacudir de nuestros análisis anarquistas femeninos, los lastres de formas, miradas y conceptos de la política masculina.

¿Cual es el camino? Realizando la Utopía

Ah, tu visión es basura romántica, religiosidad sensiblera, idealismo inconsistente". "Haces poesía porque no puedes arreglártelas con la realidad concreta", esto me dice la vocecita en mi espalda. Pero de frente, si estuviera cerca, podríamos dialogar. Y en nuestro diálogo se aclararían las descripciones de lo que puede acontecer y de cómo se pueden resolver las cosas. Lo que de verdad falta en mi visión es lo concreto, los cuerpos humanos reales. Ahí dejaría de ser una mirada inconsistente para ser una realidad encarnada.
Su Negrin

En vez de sentirnos desalentadas y aisladas deberíamos estar en nuestros pequeños grupos de discusión planificando, creando y problematizando…siempre deberíamos estar comprometiéndonos y generando activismo feminista, porque de este modo nos desarrollaríamos lentamente. En ausencia de este trabajo las mujeres consumen tranquilizantes, se enferman y se suicidan.
Cathy Levine

Aquellas que vivíamos con la excitación de las marchas, las huelgas estudiantiles y las consignas de REVOLUCIÓN, AHORA, de los años 60, podríamos sentirnos desilusionadas y con una actitud cínica frente a cualquier cosa que pase en los 70. Rindiéndonos y aceptando aquello que parece más fácil que encarar las expectativas de décadas de lucha e incluso el fracaso definitivo. Por ello necesitamos una plataforma que nos permita enmarcar el proceso de revolución, ya que sin ella estamos condenados al encierro, a la lucha aislada o a las soluciones individuales. El tipo de plataforma o punto de consenso que proporciona el anarco-feminismo puede aparecer como un requisito para sostener cualquier intento de alcanzar horizontes utópicos. Si miramos a España y Francia vemos que la verdadera revolución no es "ni un acontecimiento accidental ni una maquinación desde arriba en busca de cuotas de poder" (Sam Doigoff). Toma años de preparación: intercambiando ideas e informaciones, realizando cambios en la conciencia y en las acciones y creando alternativas económicas y políticas a las estructuras jerárquicas del capitalismo. Requiere que la acción directa espontánea pase de los individuos autónomos a la confrontación política colectiva. Es importante "liberar la mente" y la vida personal, pero no es suficiente, la liberación no es una experiencia solitaria, forma parte de la coordinación con otros seres humanos. No hay una "liberación de mujeres" individual.

Por eso de lo que hablo es de un proceso a largo plazo que implica una serie de acciones para desaprender la pasividad y aprender a controlar nuestras propias vidas. Me refiero a un proceso de "vaciamiento" del sistema actual a través de la creación de alternativas, (concretas) teóricas y prácticas, al estado actual de cosas. La imagen romántica de un grupo pequeño de guerrilleros derrocando al gobierno de los E.E.U.U. es algo obsoleto (como lo es la política masculina) y además irrelevante dentro de nuestra concepción de la revolución. Seríamos aplastadas si tan solo lo intentáramos. En cambio, como decía un afiche "No queremos derrocar al gobierno, sino generar una situación en la que este desaparezca en la confusión". Eso es lo que pasó (temporalmente) en España y casi pasó en Francia. Es un debate abierto el si es necesaria la resistencia armada; el principio anarquista de "El medio crea el fin" pareciera implicar pacifismo, pero el poder del estado es tan grande que es difícil descartar totalmente la violencia. (La resistencia armada fue crucial en la Revolución Española y en Francia pudo serlo también). En todo caso el tema del pacifismo puede llevarnos a otra discusión y lo que me interesa aquí es enfatizar la necesidad de una preparación para transformar la sociedad, que incluya una plataforma anarco-feminista, además de paciencia revolucionaria y una activa confrontación continua con las actitudes patriarcales enquistadas.

Hemos estado involucradas muchos años en estas tácticas de preparación pero necesitamos continuar y llevarlas más allá. Las visualizo, básicamente, en tres niveles: 1. Educacional (intercambio de ideas y experiencias); 2. Económico/político; 3. Personal/político.