miércoles, 27 de febrero de 2013

La palabra de la insolencia




 
Andrea Franulic
 
Para Mane
Para Jeka
Por distintas razones

La insolencia es pensante, no reaccionaria. No consiste en mostrar las tetas, pintarse el cuerpo, ponerse bigotes o gritar el trasnochado “somos malas, podemos ser peores”. Se trata, más bien, de construir un pensamiento -expresado en gestos, actitudes, relaciones y palabras- que radicalice la mirada crítica para cuestionar el patriarcado desde sus fundamentos, sin ninguna concesión ni complacencia. La puesta en acción de un discurso que se reconoce en la historia de la autonomía política de las mujeres y recupera –en un acto siempre nuevo- sus voces rebeldes. Los argumentos que surgen de una experiencia corporal que es escuchada, y percibida como nunca antes. Cuando se abandona el cliché, el lugar común, la idea prejuiciada, la imaginación estereotipada, las convenciones, los lugares sagrados… la obediencia.

Esta insolencia se pierde cada vez que ingresa a la academia. El patriarcado y sus mujeres cómplices la matan en ese espacio refrendado por el conocimiento legítimo y por la Ciencia. Así, los referentes teóricos surgidos de un pensar entre mujeres fueron desplazados por los machos posmodernos. El feminismo en lugar de ser una posición, un desde donde, pasó a ser un objeto de estudio. La teoría feminista se trocó por estudios de género. Los estudios de las mujeres se travistieron en estudios de la masculinidad. El lesbianismo lo borró el queer. La visión holista de la teoría feminista trasmutó en despedazamiento temático. Y el feminismo, de lugar político y creativo se convirtió en uno laboral.

Las mujeres abandonaron la interlocución con las otras mujeres para buscar la legitimidad del macho académico, pseudolibrepensador. Esta es una de las acciones más autodestructivas. En este gesto renace la obsecuencia, el hablar bajito, el pedir permiso para decir. La palabra desapasionada busca lo políticamente correcto y no incomoda, no remece ni rasguña. La palabra sin cuerpo se encuentra en el argumento cool, en el razonamiento respaldado, en la tesis autorizada. La palabra neutra teje una intertextualidad de siglos; la urdimbre ideológica de las mentiras y los secretos del patriarcado para excluirnos a las mujeres de lo humano y atraparnos en la feminidad.

La palabra se debilita, y surge distante y moderada en la voz de Alejandra Castillo, feminista académica, quien desarrolla sus preocupaciones teóricas sobre el feminismo en una entrevista realizada el 2012 por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes del Gobierno de Chile (http://vimeo.com/49331300). La entrevista está inundada de expresiones que actúan atenuando el discurso, atemperándolo, encubriendo cada idea con un manto tibio y amarillo para no dañar al interlocutor y esperar femenilmente su reconocimiento: de alguna manera, más bien, de algún modo, podría pensar, podríamos pensar, digamos, podríamos decir, se puede pensar, yo creo, parece, podría estar, podríamos describir, vendría a ser, vendría a hacer, debiese alterar, se piensa necesario, quizás… Las que usa varias veces a lo largo del texto.

Pero no son solo estas expresiones de buenos modales las que manifiestan una acción tributaria, también esta se refleja en las ideas, tanto en aquello que Castillo afirma como en lo que oculta. Entonces dice que…
“…artistas visuales como Regina Galindo en Guatemala, cuando en esa performance se escribe en su pierna con un cuchillo ‘perra’, entonces uno se pregunta, bueno, desde una política afirmativa de mujeres, ¿cuál es el objetivo de Galindo que se escribe en su pierna el insulto que genera una subvaloración de las mujeres en el espacio público? (…) es asumir precisamente esa representación subalterna o subvalorada de las mujeres (…) pero no ya recurriendo al lugar incontaminado de las mujeres, pensar a las mujeres como buenas, santas y protectoras, sino que asumir el propio cuerpo como lugar de la inscripción del patriarcado”.

La academia, institución masculinista, abre sus puertas a discursos como el precedente, porque le son funcionales. La cita anterior no escapa a la lógica dicotómica, carente de imaginación, que proyecta a las mujeres en el espacio estanco de la feminidad, donde encarnamos a la puta o a la santa. Peor todavía es disfrazar de transgresora una acción, como la de escribirse “perra” con un cuchillo en la pierna, que perpetúa la misoginia, la autodestrucción, el (sado) masoquismo. Siglos de esto. Se intenta hacer una política feminista con las mismas herramientas del amo, como dijo alguna vez Audre Lorde. Y por eso el amo deja pasar estos discursos a su casa, porque refuerzan su palabra, su ley, su ideología y su lógica de pensamiento. Refuerzan el odio contra las mujeres, y como contrapartida, la legitimidad de los hombres. ¿Castillo ignora cuán inscrita está la misoginia en nuestros cuerpos, que aboga por exacerbarla? ¿Ignora cuántas veces, en efecto, el cuchillo masculino ha atravesado nuestros cuerpos? ¿O elige un discurso conveniente a sus intereses de poder y a su arribismo intelectual?

Para realizar esta hazaña, se necesita borrar un tercer punto de vista que escapa a la dicotomía puta/santa. Esta tercera perspectiva es la de un feminismo pensante y rebelde, que propone sanarnos de la misoginia, no mediante una exaltación de virtudes femeniles, sino por el ejercicio libre de la capacidad de pensar y de estar expresadas. Y esto no debe ser leído como una fragmentación –otra vez contaminada de prejuicios patriarcales- entre cuerpo y mente. Al contrario, solo podemos pensar libremente con el cuerpo. El precio que las mujeres –alegremente- pagaron para arribar a la academia fue la sepultación del feminismo radical de la diferencia. Ese fue el costo que el amo exigió.

La corriente radical de la diferencia rechaza el acceso a los espacios patriarcales de poder, se niega a refrendar una cultura deshumanizada; escupe, como Carla Lonzi, contra todo referente masculino. En definitiva, declara fracasada la civilización. En cambio, Castillo pone el acento en una performance como la anteriormente descrita y, en completa coherencia y sintonía con esto, sugiere la instalación no elitista de las mujeres en los espacios gubernamentales:
“…la pregunta es ¿qué otras políticas generar?, una respuesta es la política de cuotas, hacer que los partidos políticos incorporen un porcentaje obligatorio de participación de mujeres, y ya no corregir desde arriba, sino que corregir desde los propios partidos y desde allí desorganizar el orden de la representación masculina en los partidos políticos…”.

El tributarismo a los hombres y las buenas maneras se plasman en las palabras de esta feminista académica. La autora, desde una visión mujerista y esencialista, declara que por la sola presencia de mujeres, cuerpos sexuados mujeres, se puede desorganizar el orden de representación masculina. Y qué discursos construyen esas mujeres, qué proyectos políticos tienen detrás, qué propuestas filosóficas y, especialmente, con qué historia acceden a estos espacios podridos, los mismos que sistemáticamente nos han dejado sin historia.

El panorama actual del feminismo oscila entre un hacer reactivo, un activismo vacío de contenido, y estas teorizaciones academicistas, totalmente obsecuentes, que transitan entre el género, la performance y los argumentos posmos. El feminismo necesita teoría, genealogía, historia, pero no a partir de estos refritos discursivos. Para nosotras, en el Movimiento Rebelde del Afuera, la teoría, la producción de conocimiento, la escritura de la historia, la elaboración de ideas, la articulación de un discurso consistente constituyen un hacer política válido. Confiamos en la acción de la palabra, pero en la palabra insolente; esa que tiene fuerza, que es segura de sí misma, que no le pide perdón al sistema masculinista por pensar ni por estar expresada. Si queremos desbaratar estructuras -anquilosadas en el dominio- no puede ser de otra manera. Nuestras palabras tienen que llevar el eco de las palabras rebeldes de las mujeres pensantes, la fuerza de las que se salieron y se salen del triunfante fracaso patriarcal. Y esto se hace con el cuerpo.



Referencias político-bibliográficas:

Pisano, M. (1996). Un cierto desparpajo. Santiago: Ediciones Número Crítico.
Pisano, M. (2001). El triunfo de la masculinidad. Santiago: Surada.
Pisano, M. (2012). Julia, quiero que seas feliz. Santiago: Revolucionarias.  

domingo, 10 de febrero de 2013

¿Hacia donde Vamos con nuestra indignación?




Cristina Chiquin 


“Las feministas se organizan y salen a la calle, una y otra vez, para pedir o para denunciar, según lo que el sistema nos otorgue o nos quite a las mujeres. El sentido de la política feminista se sostiene en el patriarcado como referente y éste alimenta su proyecto de sociedad, el único existente, y lo mantiene vivo”  Andrea Franulic


Para empezar a escribir traté de enfocarme en eso que -en estos días- me ha movido a cuestionarme a mí misma la forma de ver las cosas, el mundo. Como feminista reconozco que la lucha también pasa por cuestionar mis ideas y, también, de estar en constante cuestionamiento de lo que quiero y para qué.


En las últimas semanas, los medios de comunicación del país informaron con mucho énfasis sobre el asesinato de mujeres y en especial de dos niñas, lo que provocó indignación y rabia en la población,  pero sobre todo a nosotras.  Esto movió a que algunas mujeres y hombres  plantearan la idea de mostrar repudio ante los hechos ocurridos. La consigna fue pedir que el Estado cumpla con seguridad y justicia para las mujeres. La otra consigna fue la justicia simbólica. 


Veo importante el hecho que la indignación se apodere de nuestras conciencias  y que  desde ahí se planteen acciones para denunciar las violaciones  y la represión que se vive en el país que tiene como raíz toda una historia de despojo y de violencia que no ha cesado en ningún momento y, al mismo tiempo, una resistencia histórica. Salir a la calle y querer sumar a más personas en estas acciones es un paso para poder empezar también a desmantelar la idea de que en este país se  vive  en democracia. 


Sin embargo creo que debemos cuestionarnos como feministas si es viable pedir al Estado o a los gobiernos  “seguridad” o  “justicia”, sabiendo que la consigna de seguridad ha sido desde  siempre utilizada por el sistema para  justificar sus estrategias de muerte y represión. Hoy bajo el lema de mano dura un gobierno  vuelve  a reprimir, perseguir  y a criminalizar a mujeres y hombres que luchan por la vida y por el territorio. 


Esta misma seguridad es la que piden las empresas transnacionales y la oligarquía para que  el gobierno cuide y priorice  sus inversiones en el país, una seguridad contra los pueblos y especialmente contra las mujeres. Porque esa seguridad es la que ha construido el patriarcado, el capitalismo, desde sus fauces y desde la historia.


Pero de esto nos hemos dado cuenta a lo largo de los años y de generación en generación. En un país en donde se ha utilizado a las mujeres  como botines de guerra  y usado  nuestros cuerpos para provocar terror, miedo y silencio. El mismo Estado  al cual  hoy le pedimos   seguridad. Un Estado  que ha violado, asesinado, silenciado la voz de todo un pueblo. 


Debemos cuestionarnos si es viable seguir pidiendo e implorando que no nos maten, o si es funcional querer transformar un Estado como este a sabiendas que está  fracasado para las mayorías y para los objetivos por los cuales luchamos muchas feministas y muchos movimientos  y  que nunca sus bases estarán diseñadas para ser diferentes de lo que hoy son , puesto que ha secuestrado e impuesto sus intereses bajo las reivindicaciones del pueblo. 


Como feminista me niego a seguir alimentando estas estructuras, a seguir el juego de esta democracia liberal que, incluso, se sirve de nuestras acciones y de nuestras peticiones a favor de la existencia de sus órganos de terror.   


Bien lo dice Andrea Franulic feminista autónoma  Chilena del movimiento de afuera, "Mientras el feminismo siga congelado en el tiempo eterno de la feminidad, reclamándoles, solicitándoles, requiriéndoles, urgiéndolos, implorándoles, demandándoles, o bien, denunciando a los poderes masculinos, estos se mantendrán dichosos manejándonos con nuestras supuestas “conquistas”: alargándolas, quitándolas, otorgándolas, reemplazándolas o atribuyéndoselas; de acuerdo a sus intereses, sus crisis, sus guerras, sus modas o sus cambios de humor, de acuerdo a sus urgencias. Y las mujeres seguirán des/integrándose en su civilización, creyendo en ellos, aceptando sus migajas o haciéndoles la guerra; en definitiva, creyendo en su cultura como la única posible. En tanto, ellos nos seguirán matando"


Es importante reflexionar, si nuestras acciones  no responden también a las mismas estrategias de miedo o de represión que ha usado este sistema en contra de nosotras, movernos es importante pero teniendo claro también cual será el objetivo final de esa acción. 

Otra es cuestionarnos los acomodamientos  y privilegios que a algunas da este sistema  y que hemos interiorizado  haciendo  y funcionando a través de ellos. 


Que la indignación nos cubra pero una indignación que nos lleve a  mover las propias estructuras internas que hemos adoptado de este sistema, que nos indigne el hecho de que muchas veces nos hemos quedado en el papel que nos han designado. Pocas veces nos hemos cuestionado de qué manera retomamos la radicalidad de nuestras ideas, pensamientos y luchas o bien cuestionarnos  la ausencia de esta radicalidad. 


El feminicidio es parte de todo el aparataje de  violencia institucional  que muchas veces hemos avalado y alimentado con nuestras acciones políticas. Si bien la justicia o la lucha por la justicia debe permanecer en el imaginario, es también necesario aclarar que quien ejerce toda esta violencia es el Estado y que, por lo tanto, es necesario empezar  a repensarnos fuera de ese Estado. 


Sobre todo a cuestionarnos  y a hacer critica que nos lleve a no quedarnos siempre en los mismos círculos  patriarcales  y  volver a la radicalidad de las mujeres que en algún momento luchaban incluso por esa institucionalidad que hoy permea los movimientos y que tenían un sentido en el momento en el que se libraban estas luchas. Pero avanzar en el análisis en la construcción de lo que queremos y en el desechar lo que no es funcional.  


Cuestionemos todo, desde nuestra práctica hasta los símbolos que reivindicamos y adaptamos desde la feminidad impuesta, el rol de madres, de esposas abnegadas, el de cuidadoras y el silencio que nos imponen y que aceptamos, cuestionemos nuestro  qué hacer  y  dejemos de posicionarnos jerárquicamente como el sistema nos lo ha ordenado dentro de su lógica de dominio  en donde  están “las salvadoras” y las “víctimas, sobrevivientes”. 


Cuestionemos la institucionalidad que  categoriza y jerarquiza y deja a las “que acuden en ayuda de las otras por medio de la onegizacion “y las “beneficiarias”, Dejemos ya estos papeles que refuerzan las dinámicas de poder y producen los acomodamientos de algunas, dejemos ya de un lado estos papeles que nos  han y nos hemos impuesto, cuestionemos  nuestra “generosa bondad” que también es parte de las calificaciones  que impone el sistema patriarcal en el ser mujeres y la feminidad. 


Empecemos a reconocer las verdades de este sistema y de este país empecemos también asumir los fracasos que hemos tenido para poder plantearnos nuevas formas de acción y de creación.  Dejemos pues también que otras que miran desde otros puntos puedan decir sin ser descalificadas, escuchemos, analicemos, pero sobre todo empecemos a nombrarnos a dejar que se cree nuevos pensamientos. Posicionémonos que el no hacerlo también es un acto violento  y  es  una estrategia que usa a menudo el sistema. 


Tengamos una memoria dese nuestros cuerpos, tengamos una memoria de la historia de nuestros territorios, pero no heredemos los errores que se cometieron. Reivindiquemos nuestras ganas de salirnos de esto que nos impusieron, reivindiquemos nuestro cuerpo, nuestros pensamientos, empecemos a decir lo que nos mueve, aunque muchas veces nos confunda. 


Empecé escribiendo esto para a enfocar lo que quiero y para qué, porque quiero  empezar a legitimar lo que me mueve dentro a mostrar mi indignación, a decir que, en ciertos momentos, todo este bagaje histórico del sistema me confunde en mi cuestionamiento constante. Creo que eso hoy me permite tener ganas de no quedarme en el mismo lugar.

Y es en ese movimiento constante en donde quiero estar, para poder salirme de mis mismos parámetros y para poder salir de todo lo que me han impuesto  y confrontarlo, para empezar a crear desde mi propio conocimiento, desde mi sentir, desde mi propia vivencia y dese la palabra.  Y con esto empezar a crear nuevas ideas y nuevos caminos: una nueva historia.





Bibliografía:

Artículo de Andrea Franulic Feminista Chilena del movimiento de Afuera

La voltereta del posfeminismo A propósito de discursos “sin la madurez de la memoria” (Enero 2012)

lunes, 4 de febrero de 2013

Resolución de Audiencia de ofrecimiento de Prueba en Caso de Genocidio

Prensa comunitaria y Mujeres ixchel

Los días 31 de enero y 1 de febrero del 2013, fueron realizadas las audiencias de ofrecimiento de Prueba en el Caso de Genocidio y deberes contra la humanidad en contra de Efraín Ríos Montt y Mauricio Rodríguez Sánchez. 

En donde se presentaron las pruebas de cargo y descargo que fueron entregadas por la defensa de los sindicados y la fiscalía del Ministerio Público así como los abogados querellantes adhesivos que representan a las familias victimas de genocidio. 

El día 4 de febrero se llevo acabó la audiencia en la que se dio la resolución del Juez Miguel Ángel Gálvez, del Tribunal B de Mayor Riesgo, quien acepto las pruebas entregadas por la Fiscalía del Ministerio publico que incluye documentos de planes y operaciones militares, testigos, entre otros y dio sin lugar las objeciones puestas por la defensa a las pruebas presentadas por la Fiscalía. 

Por otro lado el juez rechazo a los peritos y peritajes propuestos por la defensa por impertinentes y por estar fuera de momento procesal. 

De esta manera la defensa argumento estar en desventaja y que se sentían indefensos frente a la resolución del juez y cuestiono dicha decisión, “Queremos un juicio no un linchamiento político” expresaron, por lo que presentaron un recurso de reposición. 

La defensa buscó nuevamente con este recurso atrasar el proceso, los abogados querellantes y la fiscalía argumentaron que esté recurso no aplicaba dentro de la presente audiencia. Por lo que se le solicito al juez que no diera a lugar dicho recurso ya que los abogados de la defensa tuvieron que presentar sus peritos y sus pruebas anteriormente y no lo hicieron. 

“Cuando uno hace el trabajo de defensa el trabajo es defender a una persona entonces los abogados de la defensa han pasado varios meses únicamente tratando de retrasar este proceso penal, sin embargo no han hecho absolutamente nada, efectivamente para defender a su cliente, entonces por ello no se han respetado en cuanto a los medios de investigación que en su oportunidad tuvieron que haber planteado, pero se dedicaron a retrasar el proceso 

De esta manera uno de los abogados querellantes explicó porque tendría que quedar fuera este recurso de reposición ya que se plantea como estrategia de la defensa únicamente para retrasar los procesos. 

Posterior a ello el Juez dio su resolución frente a las intervenciones de ambas partes y explicó la legalidad de sus direcciones rechazando el recurso de reposición, ya que sí se rechazaron los peritajes que solicitaba la defensa fue porque estaban fuera del momento procesal. 

De esta manera el Juez Miguel Ángel Gálvez, explicó como la defensa trata de retrasar el proceso con argumentos que están fuera del momento procesal establecido. 

Es así como se resolvió que el Tribunal de Sentencia encargado del Juicio de delito de genocidio y deberes contra la humanidad en contra Efraín Ríos Montt y Mauricio Rodríguez Sánchez, será el Tribunal A de Mayor Riesgo, precedido por la jueza Yasmín Barrios y será este tribunal quien defina la fecha de inicio del debate oral y público. 

De esta manera concluyó la audiencia que dejó en espera a las familias victimas y abogados querellantes adhesivos para poder empezar el debate en el cual se espera tener como resultado la justicia por la masacre de 1,771 campesinos en los años 1982 y 1983 en el área Ixil.



Defensa de Sindicados

Juez Miguel Ángel Gálvez
Mujeres Ixiles al terminar audiencia.