sábado, 20 de octubre de 2012

Carmen Tacam, la mujer que dirige “Los 48”





En noviembre la primera mujer en presidir una organización ancestral, la de los 48 Cantones –cuyo primer presidente fue el mismo Atanasio Tzul–entregará el cargo.

 
 




Claudia Pal

ma cpalma@elperiódico.com.gt


Esta es la primera vez, en 200 años, que una mujer preside uno de los grupos indígenas políticos más conservadores del país. Se trata de Carmen Tacam Poncio, quien dirige los 48 Cantones en Totonicapán.

Tiene 27 años, es una estudiante de Derecho, soltera. “En Totonicapán uno no practica para ser líder. Cada comunidad lo elige. Son propuestos”, explica David Ordóñez, también integrante de la asamblea de los 48 Cantones.

Tacam vive en la zona que en Totonicapán se conoce como “tenerías”, en alusión al número de quienes practicaban ese oficio antiguamente. Se graduó como bachiller en computación y es la mayor de cuatro hermanas, cuenta María, una de ellas. Su padre fue líder comunitario, y presidió la junta directiva de los baños termales de Totonicapán.

K’AXK’OL puede traducirse como “servicio con dolor”

En Totonicapán cada comunidad tiene su propia administración de servicios de acuerdo con su consejo de autoridades indígenas. Hay comités de agua, de caminos, de introducción de energía eléctrica, que son integrados por vecinos quienes durante un año ad honorem dedican su trabajo a la comunidad. “Eso genera que no haya una conflactividad tan grande”, explica Ordóñez.

Tacam fue electa representante del Comité de Caminos y posteriormente presidenta de los 48 Cantones. “Encontró oposición de las otras mujeres porque era muy joven”, escribió Andrea Ixchú, una de sus colaboradoras más cercanas, en un artículo publicado en marzo en el suplemento feminista La Cuerda.

Para Andrea la elección de su amiga ha sido “un parte aguas, la búsqueda de nuevas metas dentro de nuestra colectividad. Los 48 Cantones es una organización precolombina. Posteriormente se reorganiza con las leyes que permitía tener un Cabildo de Indios”. La Junta Directiva hace convocatorias por medio de asambleas en las cuales primero se informa “es un acto consensuado”, explica Andrea. “Este octubre había gente que no quería ir a protestar”, dice al referirse a la última acción protagonizada, un bloqueo que dejó 8 campesinos muertos.

Pero el bloqueo es solo uno de media docena de los emprendidos entre 2000 y 2012. El incremento a la energía eléctrica, al IVA, el Impuesto sobre la Renta y la ley de Aguas, los temas de las protestas. Este último, para los pobladores de Totonicapán, era el principio de la privatización de los nacimientos de agua administrados de forma comunal. Según los inconformes, la ley permitiría que empresas privadas canalizaran las fuentes y fueran los distribuidores.

Recientemente Tacam, junto a otros líderes indígenas, también interpuso una acción de inconstitucionalidad contra la Ley de Minería. Solicitaron expulsar la ley del ordenamiento jurídico, porque no toma en cuenta ordenamientos jurídicos internacionales, que establecen consultar a los pueblos indígenas cada vez que se prevean medidas legislativas en procesos relacionados con la regulación de la minería.

El día que Tacam fue electa los diarios locales recogieron sus palabras: “Vamos a luchar contra la corrupción y la incursión de la mala política, además, la fiscalización va a ser una de nuestras acciones más importantes”.

elPeriódico intentó comunicarse durante tres días consecutivos con Tacam y dejó mensajes a su hermana y colaboradores, pero no respondió.


Fuente: EL PERIODICO GUATEMALA 

viernes, 19 de octubre de 2012

Las mujeres de la Revolución I y II


Carolina Escobar Sartí






Cada octubre, cuando se celebra el aniversario de la Revolución del 44, algunas personas esperamos que el recorrido histórico recupere también el aporte de las mujeres que participaron en aquella gesta revolucionaria. Pero no aparecen por ninguna parte, a excepción de una que otra mención bastante marginal de la maestra María Chinchilla, en su condición de mártir.

Habría que comenzar por reconocer que las mujeres de hoy le debemos siempre mucho a las de ayer. Cabe citar aquí a doña Dolores Bedoya en 1839, la misma que años antes llamara con cohetes y marimba a apoyar la independencia de Guatemala, cuando escribe: “Si las mujeres reclamaran sus derechos y su voto, se las consideraría, no se burlarían de ellas y podrían participar en la organización y acción social”.
A ella le siguieron otras como Vicenta y Jesusa Laparra, Sara de More, Adelaida Cheves, Carmen de Silva, Rafaela del Águila, Pilar de Villeda, María C. de Morales, Paula Rukuardt, Isabel Ardón, Jesusa Rodríguez, Piedad Rogel y Olimpia Altuve. En distintos momentos de nuestra historia, varias mujeres de las élites, intelectuales, maestras, artistas, activistas, indígenas, ladinas, mestizas y criollas, participaron en hechos históricos como el levantamiento de 1920, para derrocar a Estrada Cabrera; en la Federación Centroamericana, para obtener el voto durante algunos meses en 1921; en la primera huelga de obreras, en 1925; y en las luchas por alcanzar el derecho al sufragio, en la década de 1930. Algunas, incluso, presionaron para que se reconociera la ciudadanía de las mujeres desde un “Comité Pro-Ciudadanía”, integrado, entre otras, por Graciela Quan, Gloria Menéndez Mina, Magdalena Spínola, Romelia Alarcón, Clemencia de Herrarte, Laura Bendfelt, Adriana de Palarea y María Albertina Gálvez.
Pero cuando, durante el gobierno ubiquista, se reprimió todo libertad, incluso la participación de todos los partidos políticos nacionales, menos el nazista, el fascista y el franquista, las mujeres que quisieron jugar papeles no tradicionales se vieron también obligadas a replegarse. Hoy lo decimos más fácil, pero en aquella época las mujeres se enfrentaban a sentencias como esta, identificada en un documento histórico: “La mujer no tiene derecho al sufragio porque la naturaleza la creó para la casa y para estar ocupada con el sinnúmero de difíciles tareas familiares como el dar de comer y educar a los niños, enseñándoles valores morales y los derechos y obligaciones que tendrían más tarde como ciudadanos. El destino de madre no le permite ocuparse de la política”.
Llegamos entonces a las mujeres del 44, quienes participaron en aquella inédita revolución guatemalteca, único momento de verdadera autonomía de nuestra historia —por cierto—, en el cual no estuvimos sometidos a ningún imperio. Ni al ruso, ni al estadounidense, ni al inglés, a ninguno. Esas mujeres participaron como correos, marcharon, recaudaron fondos, se sumaron a sindicatos, se afiliaron a partidos políticos, obtuvieron el voto, se presentaron como candidatas, divulgaron los contenidos de la Revolución, organizaron grupos de mujeres, se expresaron, escribieron, accionaron. Parecía el inicio de algo duradero

Las mujeres de la revolución (II)

Las mujeres del 44 definitivamente abrieron brecha, más aún si pensamos que en este país todo lo que suena a revolución sigue sonando a “comunismo”. Y si al término revolución le sumamos el de mujer con ansias emancipatorias, la cuestión puede volverse realmente incómoda para algunos


Llama la atención que, más de seis décadas después, esos algunos consideren caducas las ideas libertarias que motivaron aquella gesta revolucionaria, pero siguen usando como referentes irrefutables las ideas aristotélicas de hace 25 siglos y las expresiones como “comunismo”, hoy totalmente descontextualizadas.
La del 44 fue una revolución de ideas, porque no existía aún una ideología revolucionaria propiamente dicha o una estrategia revolucionaria milimétricamente diseñada. Basta leer los primeros 20 decretos de la Junta Revolucionaria que llegó al poder o los apasionados pero ingenuos discursos de Arévalo durante su campaña electoral, para confirmar lo anterior. Por ello no fue casualidad que, con la excepción de los ubiquistas de pura cepa, todo el mundo se sintiera entonces revolucionario. Atrás quedaba la tradición de preservar el orden que situaba en los extremos de un poder abusivo o inexistente a peones y hacendados, indios y criollos, obreros y amos, mujeres y hombres. Una tradición en la que unos pocos se arrogaban el derecho de pensar, reservando para las grandes mayorías la obligación de solo obedecer y trabajar. La Revolución del 44 fue, en esencia, la respuesta de la decencia a la vergüenza que Jorge Ubico y su pupilo Ponce Vaides habían impuesto a una nación. Aquel 20 de octubre, cuando el fuerte de San José se derrumba, lo que realmente cae es un símbolo del totalitarismo y el colonialismo.
Por ello es importante traer a nuestra memoria a las abuelas, madres, tías e hijas que vivieron y participaron en aquella experiencia inédita. No desde una nostalgia romántica o en su condición de víctimas, como suele hacerse con la maestra María Chinchilla, sino desde la intención de reconocerlas y de darle seguimiento a sus luchas en distintos campos. Por ejemplo, mujeres como Julia Urrutia, Consuelo Pereira y algunas otras maestras impulsaron propuestas para que el derecho al voto femenino se incluyera en la nueva Constitución de 1945. Y a pesar de algunas resistencias, aun de hombres muy “progresistas”, el derecho al voto fue establecido entonces para las mujeres guatemaltecas. Lamentablemente solo para las alfabetas, que eran una minoría.
Otras mujeres hicieron también aportes sustantivos en distintos espacios, entre ellas Chita Ordóñez de Balcárcel, Aída Chávez, Victoria Moraga, Laura Pineda, Ester de Urrutia, Matilde Elena López, Ofelia Castañeda de Torres, Leonor Paz y Paz, Irma Chávez, María del Carmen Vargas de Amézquita, Esperanza Barrientos, Zoila Luz Méndez, Julia Meléndez de De León, Mélida Montenegro de Méndez, Blanca García, María Luisa Silva Falla, Julia Estela Velásquez, Dora Franco, Guadalupe Porras y María Vilanova de Árbenz. Fue entonces cuando muchas de ellas fundaron instancias como la Asociación Dolores Bedoya de Molina, la Alianza Femenina Guatemalteca, las Muchachas Guías, la Alianza Cívica de Asociaciones Femeninas y el Consejo Nacional de Mujeres.
Si hay algo que entraña libertad es la posibilidad de hablar y participar, algo que muchas mujeres pudieron hacer durante los dos gobiernos revolucionarios, más allá de las cuatro paredes de sus casas. Claro que faltaron y siguen faltando las mujeres mayas, xincas y garífunas en toda esta historia, pero con aciertos y errores, como sucede a cualquier grupo humano, las mujeres hemos trazado rutas libertarias importantes. La nefasta llegada de Castillo Armas al poder obligó a muchas de ellas a replegarse e incluso a desdecirse públicamente, como consta en algunos documentos suscritos por el entonces representante del “Honorable Comité de Defensa contra el Comunismo” (1/12/1954). Como sea, les debemos también a ellas el paso y la huella, porque no hay revolución verdadera sin mujeres, ni mujeres verdaderas que no sepan de revolución.

FUENTE: Prensa Libre Guatemala 


lunes, 8 de octubre de 2012

Las muertes de campesinos en Totonicapán “no son nada aislado”

Entrevista a un líder quiché en relación a la masacre ocurrida en Totonicapán cuando el Ejército disparó contra campesinos que se manifestaban acabando con la vida de 7 personas y dejando cerca de otras 40 heridas.

La identidad el entrevistado permanece oculta por razones de seguridad     

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Guatemala ya ha condenado los hechos y la actuación del Ejército.

Periodismo Humano. ¿Qué fue lo que paso en Totonicapán el día de hoy?
Estamos muy indignados porque fue una masacre, suscitada hacia los hermanos K’iche’s en el territorio de Totonicapán, una masacre que fue en cumplimiento de órdenes de quien ya casi se ha dicho a nivel nacional, a nivel del mundo, que es el presidente Otto Pérez Molina que se sabe que este hombre es un genocida.

P. ¿Cómo fue que se dieron las seis muertes?
La situación fue que los hermanos de los 48 Cantones realizaron una manifestación pacífica y legítima por tres demandas específicas: una en relación al alto costo de la energía eléctrica, otra por la forma de imponer las reformas constitucionales acá en Guatemala y la tercera es el abuso de poder y negligencia de las reformas a la carrera magisterial. Entonces se tomó esta decisión porque durante dos meses se estuvo este dando a conocer el posicionamiento de los pueblos, y el gobierno ha hecho oídos sordos, nunca ha puesto atención a nuestra problemática.

Funeral de uno de los campesinos asesinados durante una manifestación por el Ejército (AP)
P. ¿Qué se está viviendo en este momento allá?

Estamos en un caos porque al principio se hablaba de cuatro muertes, hasta ahora ya se habla de seis muertes, hay mucha gente que está en el hospital, desconocemos si hay personas capturadas, y además los medios de comunicación están diciendo cualquier cosa, no están diciendo la verdad y están como justificando esta medida de represión hacia los pueblos. Hay mucha incertidumbre pero también hay mucha desinformación.

P. ¿Qué medidas piensan tomar al respecto?
Repudiamos este hecho porque ratifica este camino de la represión. Nada justifica quitarnos la vida, la fuerza brutal que el gobierno utilizó al mandar cinco camiones del ejército, es muestra de represión, parece ser en cumplimiento de órdenes.
Lo que está pasando en Totonicapán no es nada aislado, porque se había venido anunciando, no sólo de parte del gobierno sino de parte de la oligarquía, una oligarquía racista y ellos le dieron un mandato al Estado. Entonces más bien fue una represión autorizada por el alto mando de este Estado represor como en la época de la guerra.

Estamos denunciado esta represión porque pareciera ser un camino hacia la dictadura militar, ellos no entienden que este Guatemala esta cohabitada por cuatro pueblos y que los pueblos mayas tenemos nuestras propias formas de ver el mundo, tenemos nuestras decisiones y nuestro posicionamiento. Por eso decimos que no debemos analizar este caso de una forma aislada porque la represión está bien planificada y tiene vínculos con las empresas transnacionales, con el Estado represor y con la oligarquía.
P. ¿Quiere dar algún mensaje a la opinión pública?

Que nos unamos, hacemos un llamado a la reciprocidad nacional e internacional a que nos pronunciemos. También para que el Ministerio Público pueda investigar y que haya justicia, para que no se queden estos hechos impunes, y para expresar nuestra profunda indignación por los actos de violencia. También un llamado al Estado de Guatemala para que sea consciente de que esta aquí quitando vidas a los pueblos y nos está dejando en luto permanente.

Estamos cada vez con más represión y hay que llamar a las Naciones Unidas, hay que llamar a otros organismos internacionales a que también se pronuncien porque sino quedan los hechos impunes y este gobierno continuará porque ése es su mandato y está acostumbrado a esto este presidente. Estamos en dolor, estamos en duelo y ellos están diciendo cualquier cosa en los medios monopolizados.

Fuente: Periodismo Humano