lunes, 30 de mayo de 2011

Cuerpos y politicas feministas.

Mari Luz Esteban

En este texto voy a reflexionar sobre la relación entre cuerpos y políticas, un eje de análisis que considero central, no sólo para el feminismo sino para los movimientos sociales en general, que tiene implicaciones vivenciales, identitarias, teóricas y políticas.

Cuando hablo de cuerpos lo hago en plural: no hay un solo cuerpo sino muchos cuerpos que conviven y discuten entre sí, a nivel biológico, experiencial/fenomenológico, teórico/epistemológico, político... Pensar en cuerpos es pensar en representaciones, imágenes y concepciones concretas, en relación a formas también muy concretas de entender el sujeto y el género. Hay además una conexión íntima entre los cuerpos y los contextos históricos y geográficos en los que se configuran y viven dichos cuerpos. El cuerpo ha sido y es un dispositivo fundamental de regulación y control social, pero también de denuncia y reivindicación, por lo que ha estado y sigue estando muy presente en los diferentes feminismos, aunque más en algunos sectores (arte, feminismo de la diferencia…) y líneas de trabajo (salud reproductiva, acciones contra la guerra, la violencia…) que en otras. Pero, salvo excepciones muy valiosas, hemos actuado más que reflexionado respecto al cuerpo, y no siempre hemos sido conscientes de qué significados estaban implícitos en nuestras teorías y en nuestras acciones.

Parto de la idea de que eso que llamamos identidades de género (ser mujeres, hombres, o lo que sea que seamos), así como las prácticas sociales e individuales (también las feministas), son sustancialmente corporales, y esto por lo menos en un triple sentido: 1) Primero, que como human*s no somos más que un cuerpo, en sus diferentes dimensiones: materialidad, apariencia, estética, gestualidad, movimiento,
sensorialidad, emoción, percepción, intuición, cognición… 2) Segundo, que convertirse en “mujer” implica un trabajo corporal2 de generización a lo largo de nuestra vida (aunque haya momentos y espacios específicos), que tiende a acentuar y desarrollar más unas partes del organismo, unas capacidades, unos conocimientos, respecto a otros… lo que configura nuestra forma de mirar y conformar la realidad. En esta misma línea, hacerse feminista no sería más que configurar y reconfigurar, consciente o inconscientemente, nuestra actitud, nuestra intersubjetividad corporal, nuestro ser-en-elmundo, en el marco de distintas tensiones: libertad frente a sumisión, acción frente a pasividad, fuerza frente a fragilidad, placer frente a peligro… lo cual no va en contra de reconocer la vulnerabilidad y la incertidumbre intrínsecas al ser humano. 3) Por último, que en el cuerpo están, por tanto, no solo la identidad y las condiciones materiales de laexistencia, sino eso que llamamos la agencia, es decir, la praxis individual y colectiva.

Más aún, se podría valorar la presencia, el éxito o el declive de un movimiento (una corriente, un sector…) en función de si es identificable o no, de si conlleva una imagen/imágenes que lo caracterizan y lo distinguen del resto. Hay una relación directaentre imagen colectiva y acción corporal, por un lado, y conceptualización y
reivindicación feminista, por otro. Si no somos capaces de evocar, de visualizar, de corporalizar un tipo concreto de reivindicación, o nos cuesta, es que hay algún grado de invisibilización o dificultad que va más allá de su oportunidad teórica o política.  

¿Para qué nos puede servir una teoría y una metodología corporal feminista, una manera de mirar y hacer conscientes las configuraciones y usos feministas del cuerpo, que integre, como explicaré después, algunos planteamientos teóricos actuales al respecto? Desde como yo lo veo, puede sernos útil para: 1) Hacer una historia alternativa del/de los feminismos, una historia que se añade a otras que se han hecho o están por hacer, que implique diagnósticos y revisiones de nuestros propios conceptos, principios, actuaciones…
2) Indagar en nuestras lecturas, visiones y contenidos explícitos e implícitos, visibles e invisibles, nuestra “agenda oculta”. 3) Abordar claves y dilemas diversos, como todo lo que tiene que ver con: las diferencias y similitudes entre eso que llamamos mujeres/hombres; la tensión entre considerar a las mujeres como víctimas o como agentes; las relaciones entre biología, naturaleza y cultura; las concreciones y paradojas en torno a la identidad, la agencia, el empoderamiento; así como para repensar el cambio social, sin fijarnos solo en lo
intencional y deliberado. 4) Revisar y reactualizar temas y debates clásicos (aborto, trabajo, violencia…).
5) Reflexionar sobre las relaciones entre distintas generaciones de feministas: por un lado, las mayores, más escépticas, en general, respecto a “eso del cuerpo”, que relacionan muchas veces con los “excesos de la postmodernidad”, y que privilegian un quehacer político basado en leyes, normas, instituciones... buenas hijas de una tradición,la occidental, donde se entiende el individuo como perfectamente aislado del resto, una unidad cognitiva, moral, psicológica… un sujeto emocional diferenciado del sujeto racional, un yo separado del cuerpo. Por otro lado, las feministas jóvenes, mucho más seducidas, incluso fascinadas, por todo lo que tiene que ver con lo corporal, que identifican con posicionamientos innovadores del género y del feminismo. De manera que el cuerpo (sobre todo el cuerpo sexual, como mostraré después), y más allá de su interés y pertinencia, se ha convertido en un nexo de autoafirmación y ruptura para ellas, en un proceso con un gran potencial epistemológico y político pero también con riesgos, en cuanto que no siempre conlleva un ejercicio genealógico y autocrítico.

Aproximaciones teóricas feministas: del cuerpo como alien al cuerpo como agente.
Ha habido y hay diferentes diferentes aproximaciones teóricas, diferentes epistemologías feministas del cuerpo que suponen, implícita o explícitamente, formas distintas de acción. Para sistematizar las principales posiciones teóricas feministas respecto al cuerpo, voy a utilizar dos ejes de análisis: el de la igualdad / diferencia, y el del constructivismo / postestructuralismo, al que añadiré una quinta opción, la del “cuerpo como agente”, que es la que defenderé como más acorde con visiones científicas, sociales y feministas de las dos últimas décadas. 

Hay una cierta cronología en los diferentes planteamientos que voy a presentar aunque, de alguna manera, están todos ellos presentes y conviviendo entre nosotras. Algunas lecturas del cuerpo femenino y de su “especificidad” (ciclicidad, menstruación, embarazo, maternidad, lactancia...), dentro del llamado feminismo de la igualdad, son absolutamente negativas, lo que se traduce en la idea del cuerpo como una limitación para el acceso de las mujeres a los derechos y privilegios que la sociedad otorga a los hombres. Esto en una doble dimensión: como una limitación pero también como una ventaja, por el especial punto de vista que puede implicar para las mujeres. El cuerpo, biológicamente determinado, sería un alien para los fines culturales e intelectuales, estableciéndose una distinción absoluta entre una mente sexualmente neutra y un cuerpo sexualmente determinado y limitado. Se mantendría así la ilusión de “poder prescindir” del cuerpo.

Por su parte, las feministas de la diferencia han percibido el cuerpo como clave para entender la existencia social, histórica y psicológica de las mujeres, un cuerpo constituido en lo que se ha denominado el orden del deseo, la significación, lo simbólico, el poder. La mujer sería lo “otro” por antonomasia y es fundamental
construir una identidad femenina propia, de forma que “el” elemento fundamental en la constitución social de los sujetos sería la diferencia sexual, lo que hoy día es a mi entender problemático. Pero, la re-lectura y revisión de sus textos me parece ineludible para una teoría corporal, porque son precisamente ellas las que más específicamente han ensayado narrativas corporales feministas. En tercer lugar, el pensamiento feminista es, en su conjunto, básicamente constructivista, y ésta es sin ninguna duda la posición mayoritaria respecto al cuerpo. El cuerpo ya no es un obstáculo en la consecución de la igualdad de oportunidades, aunque
se sigue entendiendo desde la oposición mente/cuerpo, pero siempre desde una mirada desde la que la biología no es negativa en sí misma, sino que es el sistema social el que la organiza y le da sentido, por lo que hay que propiciar nuevas lecturas y asociarle nuevos contenidos, valores y representaciones. Sigue vigente, así y todo, la oposiciónsexo/género, que distingue entre lo biológico, lo natural, por un lado, y lo mental, lo social, lo ideológico, por otro, estableciéndose una distinción entre el yo y el cuerpo, entre el cuerpo material, carnal, que queda fuera del análisis, y el cuerpo como objeto de representación. Por otra parte, tendríamos los planteamientos postestructuralistas, donde el ejemplo por excelencia lo supone el “Manifiesto para cyborgs” de Donna Haraway (1995:251-311), que propone el cyborg como una metáfora, un recurso imaginativo frente a una mirada y un mundo dicotomizados que al final uniformizan y excluyen socialmente a las mujeres, y como un instrumento ideal para abordar la ruptura de todo tipo de dualismos: lo humano y lo animal, lo humano y la máquina, lo físico y lo no físico, lo masculino y lo femenino...

Por último, en una posición que se sitúa también en el postestructuralismo, que revisa y recupera tendencias feministas distintas, y se nutre de aportaciones desde la historia4, la sociología5, la antropología6 o la filosofía7 (como la fenomenología)8, estarían todas las teorías (una de las más conocidas, aunque no la única, la teoría queerde Judith Butler) que intentan desarrollar abordajes complejos, relacionales, dinámicos, performativos, encarnados… del género. El cuerpo sería, siguiendo a Butler (1997), la encarnación de una manera de hacer, de dramatizar, de reproducir situaciones históricas. Y el género, un estilo corporal, un conjunto de actos que se repiten pero pueden al mismo tiempo ser modificados. Estas relecturas se basan también en revisiones respecto a la cultura, el cambio social, la agency/práctica9, y el poder10, entre otras, que influyen directamente en el surgimiento de lo que puede denominarse el “cuerpo como agente” (Esteban, 2004), donde otro autor clave es Robert Connell (1995), absolutamente crítico tanto con el determinismo biológico como con el social. No se prescinde de la influencia del sistema social sobre los sujetos pero se da toda la relevancia a la praxis, lo que nos lleva a ver el género no como lo que “somos” sino “como lo que hacemos” (Stolcke, 2003), acciones sociales e individuales intersubjetivas, donde la corporalidad es una dimensión fundamental que guía nuestra vida. De modo que las identidades y las prácticas (de género, sexuales, etc.), como formas de “estar” en el mundo y no de “ser”, no serían ni dicotómicas ni estarían fijadas culturalmente, lo que nos puede ayudar a desencializar la experiencia relativa también a ámbitos como la sexualidad y el amor. Estaríamos hablando de actos básicamente corporales (maneras de sentir, andar, expresarse, moverse, vestirse, adornarse, tocar-se, emocionar-se, atraer-se, gozar, sufrir…), siempre en interacción con las otras personas; actos que van modificándose en el tiempo y en el espacio y que constituyen itinerarios corporales11, donde contexto social y económico, corporalidad y narratividad quedan estrechamente articulados.

Cuerpos políticos feministas
Por “cuerpo político” me refiero a un conjunto articulado de representaciones, imágenes, ideas, actitudes, técnicas y conductas encarnadas, una configuración corporal determinada promovida consciente o inconscientemente desde un movimiento social, en nuestro caso el feminismo, que se concreta a nivel individual y colectivo. Un cuerpopolítico, como señalaba anteriormente, comporta formas concretas de entender la persona, el género y las relaciones sociales, y de mirar, conocer e interactuar con el mundo, que suponen a su vez maneras (al menos intentos) de resistir, contestar y/omodificar la realidad.
No ha habido ni hay un solo cuerpo político feminista, ni siquiera si acotamos nuestro análisis a las últimas décadas y al entorno del Estado Español, que es el ámbito al que principalmente me referiré. Pero, me atrevería a afirmar que uno de los cuerpos políticos dominantes en el feminismo ha sido el cuerpo reproductivo, en plural (contracepción, aborto, maternidad, menstruación…), cuerpos con distintos rasgos y
significados, algunos vigentes y otros no tanto (como el cuerpo del self-help, del autoconocimiento12). Pero también tenemos otros cuerpos políticos relevantes: cuerpos de la estética/imagen corporal, cuerpos del arte, cuerpos lesbianos, cuerpos queer, cuerpos del trabajo/empleo, cuerpos contra la violencia sexista...
Una de las principales características de todos estos cuerpos es que denuncian y reivindican aspectos muy diversos siempre desde la afirmación de la existencia y la presencia social de las mujeres y las feministas. Otra característica, la de que constituyen representaciones y conceptualizaciones alternativas del ser  mujer/hombre”, del ser humano. Una tercera, en relación con lo anterior, que son agentes de contestación, transgresión y cuestionamiento13 de estereotipos, valores y asignaciones diferenciales de espacios, poderes, tiempos.

Otras dos características que me interesa resaltar, evidenciables en una gran mayoría de cuerpos políticos feministas, son la sexuación y la sexualización, dos cuestiones sobre las que quiero reflexionar brevemente. En general, solemos tender a subrayar la sexuación de los cuerpos, como característica humana básica, aunque al mismo tiempo discuta el binarismo sexual y/o se transgredan las propias categorías, tanto a nivel social como biológico, mediante lo que Foucault denominó la afirmación inversa, es decir, la utilización opuesta, alternativa de dichas categorías con resultados transgresores y rupturistas14. Sin embargo, se sigue priorizando un tipo de lenguaje donde lo femenino/masculino es el prisma desde el que se interpreta la realidad. Pero ¿debe ser la sexuación, aunque sea en sus versiones más disidentes, una característica sine qua non de la corporalidad feminista? ¿Es conveniente seguir haciendo interpretaciones exclusivamente desde la feminidad/masculinidad? ¿No nos interesa potenciar enunciados y definiciones de lo humano más allá de la sexuación y lareproducción sexual?15. Un segundo aspecto que quiero subrayar es el de la sexualización, otra de las dimensiones estrella de la corporalidad feminista, en tanto que la sexualidad es central en cómo las feministas (europeas y norteamericanas al menos) nos hemos configurado como tales, dentro de biopolíticas perfectamente delimitadas. En consecuencia, en nuestros cuerpos políticos la sexualidad tiende a ser un factor crucial de placer, agencia, transgresión y subversión, algo que siguen asumiendo y redefiniendo muchos sectoresjóvenes de feministas desde planteamientos que resultan ser bastante revolucionarios.

Pero, ¿es o debe ser la sexualidad el único o el principal instrumento de subversión feminista en relación a lo corporal? ¿Priorizar la sexualidad no secundariza o invisibiliza dimensiones de la vida que nos interesaría privilegiar o al menos poner al mismo nivel? Si la sexuación y la sexualización han sido elementos hipervisibilizados y, de alguna manera, hipertrofiados, habría otros que permanecen mucho más ocultos, por lo menos en nuestro ámbito, lo cual no quiere decir que no sean aspectos fundamentales de la desigualdad. Me refiero a factores como la clase social, la etnia, la nacionalidad, la edad… y también a otros elementos claves en la discriminación, como la división sexual del trabajo o la obligación del cuidado. Esto nos llevaría a pensar en cuerpos políticos que, como en el caso de la precariedad laboral o la pobreza, nos parecen a veces, paradójicamente, mucho menos subversivos, simplemente porque carecen del suficiente glamour feminista; otras veces, como en el caso de los cuidados, ni siquiera tenemos bien configurados nuestros cuerpos políticos16.  Si hay una relación directa entre cuerpos y objetivos: ¿Qué cuerpos necesitaríamos hoy día para qué objetivos y, por tanto, cuáles tendríamos que reforzar, pensar y poner en práctica y/o añadir a nuestra tarea feminista? Si en los años setenta/ochenta uno de los retos principales para las mujeres fue
romper la identificación entre mujer y madre, en la actualidad lo sería deshacer la equivalencia entre mujer y cuidadora17… lo cual no va en contra ni mucho menos de construir un mundo basado en el reconocimiento, la reciprocidad, la solidaridad y el apoyo mutuo. Más aún, uno de los desafíos más difíciles pero más urgentes hoy día es, a mi entender, cuestionar en profundidad la identificación entre mujer y sujeto amoroso, descentrar el amor de la identidad “femenina” o, incluso, feminista. Pero, miro a mi alrededor y no encuentro cuerpos políticos colectivos que sean subversivos a ese nivel. No hay una correspondencia lineal entre las distintas aproximaciones teóricas y los cuerpos políticos presentados, pero está claro que nos deberían resultar ya problemáticas las visiones esencialistas y reproductivistas o, incluso, las excesivamente constructivistas. Considero que las teorías y narrativas corporales feministas más actuales nos invitan a desafiar esa separación perversa entre el yo y el cuerpo, y entendernos como agentes encarnados en cualquier circunstancia y dentro de acciones planificadas o no, lo que nos permite inventar y poner en práctica modos alternativos de diagnóstico, reflexión y acción. Pensar como cuerpos, cuerpos que son objetos y sujetos a la vez, nos puede abrir, nos está abriendo ya de hecho, nuevas posibilidades teóricas y políticas para revisar, integrar y/o reformular ideas, experiencias y debates que están ahí desde que el feminismo es feminismo.
1 Ponencia presentada en las Jornadas Estatales Feministas de Granada (5-7 de diciembre de 2009), en la mesa redonda “Cuerpos, sexualidades y políticas feministas”. Una versión anterior fue presentada en las II Jornadas del Colectivo Feminista ADREI, “Otras Voces Feministas. Nuevos enfoques, nuevos debates”, llevadas a cabo en Oviedo (Asturias), el 13 de diciembre de 2008.
2 Término tomado del estudio de Loїc Wacquant (1995:73) con boxeadores. El trabajo corporal es una manipulación intensiva del organismo con un objetivo de imprimir en la persona posturas, rutinas de movimientos y estados subjetivos emocionales y cognitivos concretos, de forma que el campo corporal se reorganiza, se resaltan unos órganos y capacidades sobre otras, y se transforma no solo el sentido del cuerpo sino la conciencia sobre el propio organismo y, en definitiva, respecto al mundo. Yo he utilizado este concepto en mi análisis de la profesión de modelo de pasarela (Esteban, 2004) y estoy aplicándolo ahora al estudio de la socialización amorosa.
3 En este apartado voy a resumir los contenidos incluidos en el primer capítulo de mi libro de Antropología del cuerpo. Género, itinerarios corporales, identidad y cambio (2004), que a su vez estaban inspirados en parte en el planteamiento de Elizabeth Grosz (1994).

4 Con historiadores como Jean y John Comaroff.
5 Con sociólogos como Pierre Bourdieu o Bryan Turner.
6 Con antropólogas como Nancy Scheper-Hughes y Margaret Lock, así como Thomas Csordas, uno de los autores que más ha profundizado en el concepto de embodiment (encarnación, in-corporación).
7 El trabajo de Michel Foucault es fundamental para entender la teoría social del cuerpo.
8 Donde destaca sobre todo Maurice Merleau-Ponty.

9 Con autoras/es como Anthony Giddens o Sherry Ortner.
10 Con autoras/es como Michel Foucault, Antonio Gramsci, Dolores Juliano…
11 Definidos como “procesos vitales individuales pero que nos remiten siempre a un colectivo, que ocurren dentro de estructuras sociales concretas, y en los que damos toda la centralidad a las acciones sociales de los sujetos, entendidas éstas como prácticas corporales. El cuerpo es así entendido como el lugar de la vivencia, el deseo, la reflexión, la resistencia, la contestación y el cambio social, en diferentes encrucijadas económicas, políticas, sexuales, estéticas e intelectuales. Itinerarios que deben abarcar un periodo de tiempo lo suficientemente amplio como para que pueda observarse la diversidad de vivencias y contextos, así como evidenciar los cambios” (Esteban, 2004:54).

 12 Un autoconocimiento reduccionista en tanto que lo reproductivo era metonimia de lo corporal.
13 En el sentido que le da Dolores Juliano.
14 Hablamos, por ejemplo, de cuerpos lesbianos masculinos.
15 Basándonos en autoras como Anne Fausto-Sterling o Donna Haraway.
16 Curiosamente, es el cuerpo masculino el que está dando la especificidad feminista a la reivindicación respecto a los cuidados, ya que son los hombres en actitud de cuidado los que nos están posibilitando expresar mejor nuestra crítica y reivindicación al respecto.
17 Una idea que, formulada de esta manera, escuché por primera vez a Marian Uria, feminista vasco-asturian
a.


Fuente:  http://www.feministas.org/spip.php?article225

domingo, 29 de mayo de 2011

La marcha de las putas en Mexico




El domingo 12 de junio, las mujeres en la Ciudad de México nos sumamos a La Marcha de las Putas, saliendo a caminar con el único propósito de dejar en claro que NO, es NO.
Este movimiento, pretende decirle a la sociedad civil, política, religiosa y cualquiera que sea su función en este país, que no importa la vestimenta, el lugar, ni la compañía; nada justifica la imposición de relaciones sexuales  o el acoso sexual. La mujer no provoca VIOLENCIA, ni AGRESIÓN; por el solo hecho de ser responsable y libre al ejercer su personalidad, ideas y principios.
Rechazamos firmemente, y en una sola voz, que se siga perpetuando y naturalizando la idea de que somos culpables del acoso y ataque sexual, que el día a día en pleno siglo XXI, continúa siendo un enfrentamiento al salir a las calles para estudiar, trabajar, divertirnos y vivir.

Ya no más a asumirnos como objeto de estereotipos, prejuicios y discriminación. ALTO a viejos e inseguros paradigmas, que generan DISCRIMINACIÓN.
Ya no más ACTOS SEXUALES FORZADOS, cuando las mujeres decimos “No”, sólo puede significar “No”.
Ya no más FALTA DE RESPETO ni fuera, ni dentro de cualquier espacio, desde cualquier civil, hasta autoridades de cualquier nivel.
Ya no más INSULTOS a la educación, por ignorancia; no más IGNORANCIA por falta de educación.
Ya no más naturalización de la violencia de género con el argumento de que es nuestra culpa porque parecemos putas. Como si ser trabajadora sexual fuera una justificación para ser violentada.

Por ello, nos unimos a La Marcha de la Putas, que tiene su origen en la Ciudad de Toronto, Canadá.
El pasado 24 de enero, el policía Michael Sanguinetti ─durante una conferencia, en la Universidad de York, sobre seguridad civil─ indicó que “las mujeres deben evitar vestirse como putas para no ser víctimas de la violencia sexual”. Indignadas las mujeres canadienses salieron a marchar, el 3 de abril, vestidas de tacones, ligueros, escotes y minifaldas tomaron las calles de Toronto, Canadá. A esta indignación se le unió toda la sociedad: mujeres y hombres marcharon para pedir una disculpa por parte de la Policía. Sin embargo, el movimiento ha crecido y esta marcha se sigue replicando, exigiendo el respeto y la protección sin discriminación.
¿Por qué putas? Históricamente, el término “puta” se encuentra cargado de un significado negativo y peyorativo; puta es una mujer promiscua, que tiene relaciones sexuales por dinero, por placer, que viste de manera inapropiada, que no es una buena mujer. El término sirve como una forma de insulto o etiqueta para el comportamiento de mujeres que se encuentran fuera de lo que la sociedad considera adecuado y aceptable. Bajo esos parámetros y criterios, en cualquier momento de nuestras vidas, las mujeres somos putas y como putas debemos aceptar y callar que se desplieguen comportamientos sexuales sin consentimiento.
Con esta marcha, nos apropiamos de la palabra “puta” para rechazar cualquier tipo de violencia ejercida hacia nosotras con el pretexto de nuestra apariencia y manifestamos que ni las trabajadoras sexuales ni ninguna mujer debe ser violentada “por puta”.
Cansadas de escuchar que las mujeres provocamos y por ende somos las culpables, hoy decidimos organizarnos para decir:

¡Basta! Yo decido sobre mi cuerpo y No, es No.
♀      Si me pongo medias de red y tacones de aguja: no, significa no.
♀      Si la apertura de mi falda sube hasta mi muslo: no, significa no.
♀      Si en cualquier momento decido no consumar el acto sexual: no, significa no.
♀      Si me pongo una borrachera marca no se asuste: no, significa no.
♀      Si bailo de forma sensual: no, significa no.
♀      Si el escote de mi vestido es épico e invitador: no, significa no.
NO, SIGNIFICA NO.

Invitamos a que se unan no sólo las mujeres sino todas las personas, de cualquier expresión y orientación de género, profesión, nivel educativo, raza, etnia, edad, capacidad, de todos puntos de la ciudad, para hacer una declaración unificada sobre la violencia sexual y el derecho de las víctimas. Así como, para exigir respeto para todas y todos.
Únetenos en esta misión al correr la voz para declarar que quienes sufren violencia sexual no son culpables, sin excepción.

La cita es el domingo 12 de junio. Saliendo de la Palma de Av. Paseo de la Reforma, a las 14:00 hrs hasta el Hemiciclo a Juárez.

Para mayores informes:
marchadelasputasdf@gmail.com

La Marcha de las Putas

 Mundo


"Las mujeres deben evitar vestirse como putas para no ser víctimas de la violencia sexual", lanzó un policía canadiense. Miles de damas le responderán plantando sus tacos altos en las calles en una protesta.


  La Marcha de las putas será protagonizadas por mujeres en tacos altos por las calles.
Jossette Rivera
BBC Mundo

Un policía canadiense aseguró que las mujeres debían cuidar su vestimenta para no ser víctimas de abuso sexual. Decenas de mujeres en México tienen pensado marchar —con zapatos de tacón y sin ellos— para protestar por la violencia de género justificada con el pretexto de su apariencia.
Las que marcharán el 12 de junio no comparten en su totalidad el oficio de la prostitución, pero sí la idea de aprovechar el término (tradicionalmente utilizado de forma despectiva) para reivindicar sus derecho a la seguridad sexual y a vivir libres de estereotipos.
Y no son las únicas.
El movimiento tiene su origen en Canadá. Se desató luego de que en enero el policía Michael Sanguinetti ─durante una conferencia sobre seguridad civil en Osgoode Hall Law School en Toronto─ asegurara que "las mujeres deben evitar vestirse como 'putas' para no ser víctimas de la violencia sexual".
El 3 de abril, más de 3.000 personas —mujeres en su mayoría— marcharon por las calles de Toronto indignadas por las declaraciones.
A pesar de que Sanguinetti se ha disculpado por sus declaraciones y recibió una medida disciplinaria de la policía de Toronto, la iniciativa sigue cobrando fuerza.
Ya se han registrado manifestaciones con el mismo principio en Australia, Reino Unido y Estados Unidos. Ahora le toca el turno a América Latina.

SlutWalk a la mexicana
A partir del clic artículo publicado en el sitio de internet mexicano Animal Político, varias mujeres decidieron abrir un grupo en Facebook con los principios de la marcha de Toronto.
Bastaron unos pocos días para que más de 1.500 personas se unieran a la iniciativa. De ahí a la organización de una marcha el 12 de junio bastó poco.
Los recientes videos de policías en Tijuana que obligaron a una mujer a desnudarse y la grabaron o la iniciativa de prohibir minifaldas en una ciudad norteña del país para "evitar embarazos" sirvieron para dar un nuevo contexto a la movilización.
El objetivo, dicen las organizadoras, es hacer notar una cultura en la que se culpa a la víctima más que al violador o al abusador.
"Cuando una es acosada o abusada no trae ninguna vestimenta en especifico, pero sí cuando es víctima de abuso sexual se le cuestiona como venía vestida o su ocupación o en dónde estaba o sus actitudes", explica Gabriela Amancaya, directora del movimiento AtréveteDF/Hollaback y co-organizadora de la marcha.
Las cifras de la Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación en México aseguran que el 90% de las mujeres ha sido acosada en algún momento de su vida.
¿Porqué putas?
Con la marcha y su particular nombre SlutWalk (en español puta, zorra, guarra) también se desataron los desacuerdos sobre el uso de la palabra para denominar el movimiento.
A pesar de feminismo y la revolución sexual, la palabra "puta" aún resuena con connotaciones negativas relacionadas con la promiscuidad sexual y todavía se aplica principalmente a las mujeres más que hombres, explica la periodista de la BBC Kathryn Westcott
El movimiento de Toronto justifica el uso del término en su comunicados asegurando que quieren "reapropiarse de la palabra".
"Hacernos cargo de nuestra vida sexual no significa que nos estamos abriendo a una expectativa de violencia, independientemente de si tenemos sexo por placer o trabajo", dicen en su sitio de internet.
Mientras tanto, en México y con su traducción a "La Marcha de las putas" el enfásis no está en la terminología.
Con el lema "No significa no" pretenden hacer un llamado a la sociedad y las autoridades para que reconsideren las actitudes que están teniendo hacia las mujeres —o hacia su vestimenta— e invitar a un análisis de las relaciones de abuso.
"Tiene menos que ver con el sexo y más con las relaciones de poder... con la gente que abusa porque tiene el poder o la fuerza y luego se justifica cobardemente diciendo que la víctima lo provocó", insiste Amancaya.
"Tú me puedes llamar puta pero eso tampoco te da derecho a abusar de mí", concluye.

sábado, 28 de mayo de 2011

La resignificación feminista de la sexualidad patriarcal: Una propuesta política.




Genero con Clase
Macarena Trujillo Cristoffanini / Asamblea Feminista iqq
La sexualidad no es ahistórica o un aspecto natural de nosotras/os, más bien es una construcción social y, como tal, afecta y se refleja continuamente en la vida diaria de mujeres y hombres. Pero esta construcción no es neutra, ni tampoco nace de consensos, sino que afecta a las mujeres de manera diferenciada de la de los varones, ya que para nosotras es algo que se nos impone de manera violenta y que nos asigna desde manos, ojos y voces masculinas, desde donde la “sexualidad femenina o de la mujer” no es más que una heterodesignación; entendiendo heterodesignación como una construcción de la sexualidad donde el sujeto de discurso es el varón. Y al serlo, la mujeres quedamos relegadas a la posición de objeto, no somos más que el agregado pasivo de una frase que busca dejarnos mudas. Y si alguna de nosotras no quiere resignarse a esta posición pasiva y heterodesignada, como estrategia de control, entre otras, lo que se hace es ubicarnos al otro extremo del discurso, ubicación también asignada desde el sujeto masculino, y es entonces cuando dejamos de ser mujeres buenas y pasamos a ser las locas, las putas, las cualquiera, las frustradas….


Quisiera proponer que las mujeres que buscan pautas propias para nombrarse y sentirse así mismas y a las/os otras/os fuera de la heterodesignación son prácticas no normativas, sexualidades disruptivas, y que por diversas que estas sean de una u otra manera cuestionan al sistema patriarcal.


Así, muchas mujeres se han alejado de los patrones tradicionales impuestos en las diferentes épocas y han cuestionado la norma de una sexualidad que podemos caracterizar como sexista, androcéntrica, coitocentrista, misógina, explotadora, etc., la cual busca negarnos nuestra autonomía y autoridad a la hora de plantearnos y situarnos en la enunciación y construcción de nuestra propia sexualidad.



Cuando hablamos de sexualidad, no hablamos sólo de prácticas sexuales ni de genitalidad, sino que hablamos de constructos sociales, de entramados complejos, donde diferentes fuerzas y poderes atraviesan nuestras vidas y nuestros cuerpos. La manera en que se concibe la sexualidad varía en relación a la cultura, al contexto histórico, social y político. Esto significa asumir la existencia de pautas y normas que incentivan y controlan ciertas prácticas y saberes en relación a la sexualidad con el objetivo de excluir a cualquier otra conducta que no se apegue a los cánones establecidos; lo que da como resultado la censura, marginalización, negación, castigo, represión, etc. de las prácticas que no se manifiesten dentro de ese orden.

Como señalan Osborne y Guasch la sexualidad es universal porque en todas las sociedades de todos los tiempos hay normas, implícitas o explícitas, para gestionar el deseo. De este modo podemos afirmar que han existido y existen infinidades de ideas y prácticas respecto a la sexualidad como culturas y sociedades. Así, la diferencia entre lo que se considera correcto o incorrecto, lo que se promueve o se sanciona varía enormemente de lugar a lugar y de tiempo a tiempo.

Si bien podemos decir que la construcción de la sexualidad es universal, las diferentes sociedades han desarrollado estrategias y mecanismos de control sobre la población, estas estrategias se manifiestan por medio de relatos, los cuales son hacedores de realidad y de verdad y desde donde surgen arbitrariamente patrones y conductas consideradas normales o correctas que construyen y alimentan un imaginario acerca de la sexualidad. Estos relatos o discursos se hacen presentes en todos los ámbitos y se materializan en todas las instituciones, si pensamos en nuestro entorno podemos observar que estamos rodeados/as de sexualidad, aunque no se hable directamente de ella; en la familia tradicional se reproducen los patrones del modelo heterosexual y de las conductas, identidades y deseos asociados a mujeres y varones ( asimismo se ensalza la maternidad como parte de la identidad femenina) para luego ser reforzadas tanto en la escuela como en los medios de comunicación. Por otro lado, y por medio de una institucionalización más formal de estos discursos, el estado legitima la política sexual dominante por medio de mecanismos que son normativas (políticas públicas por ejemplo), tanto como sancionadoras (leyes).

La construcción de la sexualidad no recae con la misma fuerza ni de igual manera a mujeres y a hombres, sino que constriñe con mayor dureza el cuerpo de las mujeres.

Para argumentar esta afirmación sería interesante analizar lo que Carole Pateman, denomina como “Contrato Sexual”; contrato entre hombres, o entre algunos hombres, sobre el cuerpo de las mujeres, un acuerdo desigual, no pacífico y no libre. Para Pateman el contrato sexual es previo al contrato social en las sociedades patriarcales, por lo mismo es también previo a las desigualdades de los medios de producción que determinan la pertenencia a una clase. Así las mujeres siempre que se incorporen a la sociedad, desde cualquier clase social lo hacen en una situación de desventaja, subordinación en “razón de sexo”. (Rivera: 2003).

Este planteamiento es importante fundamentalmente porque aporta dos elementos muy significativos a la hora de considerar la mayor fuerza conque recae el dispositivo de la sexualidad [1] en las mujeres. Lo primero que señala es la apropiación del cuerpo (y de los deseos) de las mujeres por parte de los hombres, y podríamos agregar, de los mecanismos de control. Por otra parte, señala que esta apropiación se da por medio de un “contrato” que es previo a cualquier otro tipo de relaciones sociales, el cual es un acuerdo no pacífico y no libre.

Al ser un contrato previo, podemos afirmar que precede a cualquier forma de organización y estratificación de los cuerpos humanos como cuerpos sociales. Antes que seres sociales somos seres sexuados y entramos así mismo, mujeres y hombres, en diferenciada relación con la sociedad y su estructura. Pero no somos sexuados solo por nuestros genitales, somos sexuados por el dispositivo de la sexualidad construye un relato simbólico de saberes y enunciados alrededor de ese suceso, donde nuestro cuerpo se carga de valor simbólico y además nuestra subjetividad e identidad quedan marcadas profundamente por esta valoración.

Para María Milagros Rivera el contrato sexual se fundamenta en lo que Adrienne Rich denomina como heterosexualidad obligatoria y ambos estarían íntimamente relacionados. La heterosexualidad obligatoria afecta a hombres y mujeres en cuanto a la limitación de los contenidos de su sexualidad. Como consecuencia, en las mujeres significa aceptar un modelo de sexualidad reproductiva como único modelo para conocer y practicar. Esta definición conforma al cuerpo femenino como un cuerpo violable, un cuerpo idealmente siempre accesible para los hombres (Rivera: 2003).

Los discursos que se desprenden del dispositivo de la sexualidad, se materializan como prácticas que acompañan a los saberes acerca de cuál y cómo es la “sexualidad femenina”. Desde aquí se construye un imaginario acerca de la sexualidad femenina, imaginario social que incentiva ciertas pautas y penaliza otras en profunda relación con sus necesidades y con las relaciones de poder.

Este imaginario de la sexualidad femenina conlleva a la visión y relación del cuerpo de las mujeres como si fuera un objeto, un objeto hecho a la medida del deseo masculino, donde tal como plantea Rich, se concibe como un cuerpo siempre accesible a los hombres; así el cuerpo de las mujeres se forja como una pertenencia masculina, y al ser propiedad de otro el cuerpo de las mujeres es completamente anulado.

La construcción social de la sexualidad femenina se construye alrededor de la sexualidad masculina, en cambio la sexualidad masculina se construye en relación así misma. Al ser el cuerpo de las mujeres una propiedad masculina, es ocupado a gusto o cuando es conveniente, así el cuerpo de las mujeres es expuesto y utilizado de acuerdo a las necesidades, si hay que poner un desnudo en la televisión para subir la audiencia se pone un cuerpo de mujer, si hay que estudiar el cuerpo humano se hace con el cuerpo de un hombre. Al ser masculino el sujeto que enuncia la sexualidad femenina, se plantea el deseo femenino como naturalmente heterosexual, el orgasmo femenino como vaginal.

Victoria Sau expone que algunos relatos han ayudado a fomentar conceptos falsos o equivocados acerca de la sexualidad de las mujeres, como el caso del psicoanálisis, el cual construyó la sexualidad femenina alrededor del pene. Freud señala como crucial en la constitución del deseo femenino, el complejo de castración o envidia al pene, el cual para Freud es cuando la niña observa que su padre, hermano o el varón que sea de la familia tiene un pene y ella no, en este momento la niña piensa que lo ha tenido alguna vez y le ha sido quitado, probablemente como castigo a no sabe qué; a partir de ese momento empieza a envidiarle con todas sus fuerzas hasta que, con el tiempo sustituye dicha envidia por el deseo de tener un hijo, sustitución con que la niña se conforma si es “normal” (Sau:2000). Pero Sau no sólo se queda en denunciar como el psicoanálisis construye de manera androcéntrica la sexualidad femenina, si no que además señala que la envidia al pene tendría su contrapartida en los varones en la envidia al parto, envidia al parto porque este sería el símbolo de poder reproductor que detentaríamos las mujeres. Los hombres serían siempre hijos de mujeres. Esto se vería representado antropológicamente por las couvades, los cuales serían rituales practicados por diversas sociedades y en distintas partes del mundo, donde los varones emulaban el parto y hacían como que ellos hubiesen sido los que acababan de parir. Estos rituales incluían muchas veces que el hombre imitara los dolores del parto y guardara cama recibiendo los cuidados y atenciones de la parturienta como si fuera esta. El couvade se utiliza como una forma de apropiarse de la maternidad, para Sau, se sigue manifestando en la actualidad aunque enmascarada bajo sutiles disfraces (un ejemplo de la legitimación formal del couvade como forma de apropiarse de la descendencia, está en que los hijos legalmente lleven el apellido paterno como el principal y/o único)
Celia Amorós, en una charla realizada el 5 marzo de 2005, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, planteaba que el sistema patriarcal funciona en base de prestigio; con lo que el sistema patriarcal premia a los hombres es con gracia y mérito. Si eres buena chica, buena mujer, buena madre tienes valor y reconocimiento, si te sales de los márgenes se te quita prestigio y mérito. Pienso que para la infravaloración de las mujeres que no responden a los cánones tradicionales, generalmente se les infravaloriza por medio de dos métodos( entre otros); o se les hipersexualiza (esto se hace repetidamente con la imagen de las lesbianas o de las prostitutas)o se les neutraliza sexualmente (como a las solteras, a las mujeres que acceden a las esferas de poder y de toma de decisiones, las mujeres que entran en áreas tradicionalmente masculinas, a las feministas que se les pone como a unas brujas amargadas, frígidas….es que les falta un hombre por eso son así, se escucha decir por ahí.) En el mundo de las idénticas no hay espacios para salirse de los márgenes, y para ellas no hay representación ni correlato que no sea desde una óptica masculina, no existen, siempre subordinadas al protagonismo masculino, porque el imaginario acerca de la sexualidad femenina se construye en torno a algo o a alguien, pero nunca en torno a nosotras mismas, se enuncia desde la anulación del clítoris, desde la apropiación de nuestros cuerpos para ser vistos como material para la procreación o como para ser tocados, y nunca fuente de placer para nosotras, si no para otros.

Lo que me propuse plantear en este ensayo, es el hecho de que las mujeres cuando nos salimos de los márgenes que se nos han asignado desde el discurso patriarcal y androcéntrico, estamos cuestionando el orden tradicional, la apropiación de nuestro cuerpo, de nuestros placeres es ya una sexualidad no normativa, alejándonos así de los mitos difundidos por el patriarcado y por la heterorrealidad.

Las mujeres que se plantean en un lugar propio de enunciación ante la heterodesiganación y pienso en todas aquellas, no sé, se me ocurren montón de ejemplos, desde la mujer de 80 años que decide volver a tener relaciones sexuales, la mujer que se acuesta con un hombre distinto cada noche, la mujer que es lesbiana, la mujer que le gusta practicar S/M, la heterosexual que se plantea relaciones no marcadas por la heterosesignacion, las que practican femme /butch, la que no se acuesta con nadie, la que se masturba diariamente, la que practica sexo múltiple, las que deciden criar un hija/o juntas, la que decide criar un hija/o sola, las que se imponen ante la violencia, las que crean representaciones nuevas, todas las que no encajan son las que se plantean ser sujeta activa de su propia sexualidad, y son las mujeres que me parecen disruptivas y que cuestionan el orden tradicional y machista, si se plantea como una práctica reflexiva donde se construyan discursos, donde una es la agenta de su sexualidad y de sus deseos. Pero no encajar está bajo el riesgo de encontrarse fuera de la norma lo que puede ser marginalizado o castigado. La violencia contra las mujeres que no se encuentran dentro de lo que se exige a su sexualidad, y a los roles relacionados con esta, se encuentran bajo una violencia cotidiana y que se manifiesta de manera tan brutal como en las mujeres maltratadas, en las asesinadas, en la lesbofobia incluida la violencia física a lesbianas; y de manera silenciosa como en la representación que se hace de las mujeres en los medios de comunicación, en las leyes que protegen e incentivan cierto tipo de sexualidad y así.

El desafío es recorrer nuestra sexualidad, cuestionarla, jugar con ella, pasar de la idea de la “sexualidad femenina” a la “sexualidad de las mujeres” y con sexualidad de las mujeres no me refiero a algo cerrado, concreto, al contrario, me refiero a un espacio abierto, donde descolonicemos y nos apropiemos de nuestra sexualidad, me refiero a ser sujetas activas de nuestro propio discurso, desnaturalizarla para volverla a construir desde una nueva perspectiva y bajo los imperativos de nuestros propios deseos, dotarla de contenido, resignificarla para hacerla política, realizar una composición libre de enunciación como un territorio no codificado donde la sexualidad se nos presente como un territorio donde transitar, donde sea un lugar propio que no tiene que encajar en nada, con nada….

Mortalidad materna tres veces más alta entre mujeres indígenas



Históricamente la situación  de la Salud Sexual y Reproductiva de la mujer guatemalteca ha sido un serio problema.  Al igual que en los otros países del área, los datos sobre este aspecto son escasos, existe subregistro o bien, los datos son publicados con considerables años de atraso, estos datos han sido utilizados para el planteamiento de políticas gubernamentales o como metas trazadas para alcanzarse en distintos convenios firmados por nuestro país ante los organismos internacionales que subsidian la atención en salud y que colaboran con la aplicación de los mismos, tal es el caso de los planes de salud para el año 2000,  algunas metas un tanto utópicas o alejadas de la realidad siempre han contemplado la atención a grupos vulnerables y dentro de estos a las mujeres.
Un elemento importante ha sido el esfuerzo por  disminuir la mortalidad materna, indicador por sí mismo de la disparidad y desigualdad existente entre hombres y mujeres, pobres y ricos, urbanos y rurales, evidencia el pobre acceso a los servicios de salud, nutricionales y condiciones económicas de la sociedad guatemalteca.
Los datos epidemiológicos no son nada halagadores, según informe de mayo del 2008, del Observatorio de  Salud Reproductiva. En Guatemala la razón de la mortalidad materna es de 153 muertes de mujeres por causa relacionada con el embarazo y el parto de cada 100 mil niños y niñas, sin embargo,  no es de extrañar que en nuestro país un número más elevado de víctimas lo constituyan las mujeres indígenas, analfabetas, en departamentos con altos índices de pobreza y ruralidad.
Las complicaciones del embarazo y el parto son las principales causas de muerte entre mujeres de 15 a 49 años. Por cada mujer que muere a raíz de esta causa, entre 20 y 30 mujeres más desarrollan en el corto y largo plazo otras enfermedades o incapacidad relacionadas con la misma.
La mortalidad materna es tres veces más alta entre mujeres indígenas (211 muertes maternas por 100 mil niños nacidos vivos), que entre mujeres ladinas (70 muertes maternas por 100 mil nacidos vivos).  La mayoría de las muertes maternas ocurre el mismo día del parto (52% del total de muertes maternas), o en la primera semana del parto (22%).
En Guatemala las muertes maternas todavía se deben a las mismas causas históricas, estas  son hemorragias (53%), infecciones (14%), hipertensión inducida por el embarazo (12%) no es por gusto que en la jerga médica estas tres afecciones sean conocidas como los tres jinetes del apocalipsis, y finalmente el aborto inseguro (10%) que por sí mismo puede complicarse con infección y hemorragia, con lo que se engrosan las estadísticas de la dos primeras mencionadas. Debe recordarse que la Constitución Política de la República garantiza la vida desde su concepción hasta su nacimiento (Artículo 3), por lo tanto, el aborto es tipificado como delito, razón por la cual las mujeres muchas veces recurren a procedimientos inadecuados o visitan establecimientos insalubres arriesgando su vida y su salud reproductiva futura.
Los lugares en donde ocurren los fallecimientos son, cinco de cada diez muertes en el hogar; y cuatro de cada diez, en establecimientos de salud públicos o privados.  Al momento del parto, seis de cada diez madres que fallecieron fueron atendidas por comadronas, por un familiar o por ellas mismas, y únicamente tres de cada diez recibieron atención por un proveedor de salud. La cobertura del parto en mujeres ladinas es de 57% y en indígenas es de 19.5%.
La mortalidad materna en siete departamentos del país es superior al promedio nacional de 153 muertes maternas por 100 mil nacidos vivos: Alta Verapaz (226), Sololá (264), Huehuetenango (246), Izabal (207), Totonicapán (197), Quiché (171) y Petén (162).
Dentro de los programas de Salud Reproductiva, un derecho inalienable lo constituye la libre elección de la mujer a elegir el número de hijos que desee tener y las medidas que se encaminen a  garantizar este derecho, por medio de la libre elección al método de planificación familiar. Nuevamente existe una brecha inmensa entre la población rural y urbana, en el área urbana la necesidad de servicios de planificación familiar no es cubierta en un 20%, y para el área rural la proporción no cubierta es de 32.3%. Por otro lado, la prevalencia de uso de anticonceptivos entre las mujeres indígenas es de 23.8% y entre las mujeres ladinas es de 52.8%.
No se puede pasar por alto un elemento importante relacionado con estas desigualdades y es el papel que juega la pareja en la elección de un método de planificación familiar. El machismo arraigado en nuestra población limita el acceso a un método adecuado,  ya que las mujeres para optar y decidir por uno, sin importar cuál sea, deben contar con la autorización del esposo, o bien, deben acudir en secreto, a escondidas para solicitar protección anticonceptiva, lo mismo sucede con el arraigo cultural o el tabú religioso.
A partir de los compromisos suscritos en el marco de los Acuerdos de Paz, específicamente en el “Acuerdo sobre aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria” se determinó el compromiso del estado de aumentar en un 0% del gasto público en salud a la atención preventiva y en la disminución de la tasa de mortalidad materna en Guatemala, posteriormente en octubre del 2001, el Estado Guatemalteco decretó la Ley de Desarrollo Social, en la que establece como prioridad en materia de salud poblacional “reducir las tasas de mortalidad con énfasis en el grupo materno-infantil”. Así mismo, creó el Programa Nacional de Salud Reproductiva, para facilitar la “accesibilidad a los servicios de salud reproductiva a mujeres y hombres”, consignando la vida y la salud de las madres, hijos e hijas como un bien público y definiendo la maternidad saludable como un asunto de urgencia nacional. No fue el único esfuerzo en materia legal, ya que además del decreto en mención, se ha contemplado en la Política Nacional de Promoción y Desarrollo de la Mujeres Guatemaltecas y en el Plan de Equidad de Oportunidades (2001), la Ley General de Descentralización y fueron reformadas la Ley de los Consejos de Desarrollo Urbano y Rural así como el Código Municipal (2002).
Al parecer el mejoramiento de los índices de deterioro de la mujer guatemalteca es una batalla no ganada, hasta que no exista la coordinación adecuada que parta de una voluntad real de las autoridades políticas involucradas en el cuidado de la Salud integral de la población, siendo éstas, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales, y con el pleno respeto a la Salud Reproductiva de la población.

Fuente : Mujeres y Medios  
http://mujerymedios.com/sitio/

viernes, 27 de mayo de 2011

POR LA SALUD DE LAS MUJERES...28 DIA DE MAYO




En 1987, la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, RSMLAC, hizo la propuesta de instaurar un día de acción global a favor de la salud de las mujeres, y en 1988 se conmemoró el primer 28 de Mayo con el lanzamiento de la Campaña para la Prevención de la Morbilidad y Mortalidad Materna, coordinada por la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos, RMMDR, y la Red de Salud.El derecho de las mujeres a gozar de salud integral a lo largo de todo su ciclo vital, es un derecho humano universal consagrado por el sistema internacional de derechos humanos. La salud integral, por su parte, no es un hecho meramente biológico, sino que responde más bien a factores biopsicosociales, y depende del lugar que las mujeres ocupan en la sociedad (determinantes sociales de la salud), de su capacidad de acceder a los recursos materiales y simbólicos para vivir una vida digna, con igualdad de oportunidades, exenta de violencias. Una vida en la cual la sexualidad y la reproducción se ejerzan desde la autonomía y la libertad. Fuente Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe.

El derecho de las mujeres a gozar de salud integral a lo largo de todo su ciclo vital, es un derecho humano universal consagrado por el sistema internacional de derechos humanos. La salud integral, por su parte, no es un hecho meramente biológico, sino que responde más bien a factores biopsicosociales, y depende del lugar que las mujeres ocupan en la sociedad (determinantes sociales de la salud), de su capacidad de acceder a los recursos materiales y simbólicos para vivir una vida digna, con igualdad de oportunidades, exenta de violencias. Una vida en la cual la sexualidad y la reproducción se ejerzan desde la autonomía y la libertad.

Hoy esto no ocurre para millones de mujeres, en especial para las más pobres y las más jóvenes, para mujeres que aman a otras mujeres, para quienes son inmigrantes o desplazadas, para aquellas que habitan zonas rurales o urbano marginales, para mujeres de distintas razas o etnias, para quienes tienen capacidades diferentes, entre otras condiciones. Para ellas, el cruce de discriminaciones, violencias y exclusiones las aleja cada día del goce de los derechos humanos consagrados, en especial, del derecho a la salud integral y los derechos sexuales y reproductivos.

En 1987, la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, RSMLAC, hizo la propuesta de instaurar un día de acción global a favor de la salud de las mujeres, y en 1988 se conmemoró el primer 28 de Mayo con el lanzamiento de la Campaña para la Prevención de la Morbilidad y Mortalidad Materna, coordinada por la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos, RMMDR, y la Red de Salud. Las muertes a causa de la gestación eran y continúan siendo uno de los indicadores más dramáticos de la inequidad en salud, en tanto afectan abrumadoramente a mujeres de los países más pobres para quienes ser madres a menudo es un riesgo de vida.

En 1996, la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos inició un proceso de evaluación de esta Campaña para ampliar su enfoque temático a la luz de nuevas problemáticas que afectan negativamente la salud de las mujeres. Las organizaciones latinoamericanas y caribeñas se reunieron en Cuenca, Ecuador, y decidieron desde entonces impulsar en la región la Campaña por el Ejercicio de los Derechos Sexuales y Reproductivos, bajo la coordinación de la RSMLAC.

Desde esa fecha hasta ahora, la RSMLAC ha coordinado cada 28 de Mayo llamados a la acción, priorizando temas como la calidad de la atención, los servicios de salud sexual y reproductiva para adolescentes, la ciudadanía en salud, el grave impacto del aborto inseguro, la agenda de la Conferencia de El Cairo y los derechos sexuales y reproductivos, e incluso retomó la temática de la mortalidad materna como una demanda de justicia social, considerando que no se ha avanzado sustancialmente en erradicarla.

Centenares de grupos afiliados han respondido a estas convocatorias, desarrollando acciones variadas y creativas –desde capacitaciones hasta instalaciones artísticas, desde interlocución con profesionales de la salud hasta marchas públicas– destinadas a incidir tanto en la sociedad en general como en tomadores de decisión, para sensibilizarlos y exhortarlos a reconocer y proteger la salud de las mujeres como un derecho. Asimismo, en estos procesos las organizaciones de mujeres han ido fortaleciendo sus liderazgos y su capacidad de incidencia frente a los poderes públicos.

viernes, 20 de mayo de 2011

Manifiesto Feminista para la Asamblea Ciudadana de la Puerta del Sol


Estamos en la plaza porque:
   
-   Queremos una sociedad en la que el centro seamos las personas y no los mercados. Por eso reivindicamos: servicios públicos gratuitos y vitales como la educación y la salud frente a los recortes sociales y la reforma laboral.

-   Exigimos el uso de un lenguaje no sexista que nombre a todas las personas y esté libre de homofobia, machismo y  racismo.
-   Queremos el compromiso de hombres y mujeres para la construcción de una sociedad donde no tenga cabida la violencia machista.

-   Las personas somos dueñas de nuestro propio cuerpo, por eso somos libres para decidir sobre él, disfrutar y relacionarnos con él y con quien nos dé la gana.

-   Queremos una sociedad diversa donde se respeten las múltiples formas de de vivir el sexo y la sexualidad (lesbianas, gays, intersexuales, bisexuales, transexuales, transgéneros, queers...).

-   Reivindicamos el aborto libre y gratuito.

-   Es imprescindible incorporar el enfoque feminista en las políticas económicas, en los servicios públicos, en la creación de otro modelo de ciudad y en las políticas ambientales para salir de la crisis.

-   Exigimos que las Trabajadoras Domésticas o Empleadas del Hogar estemos incluidas en el régimen general de la seguridad social.

-   Exigimos que la transexualidad no se trate como una enfermedad.

-   Exigimos papeles para todas y que las mujeres migrantes disfruten de todos los derechos.
 - LA REVOLUCIÓN SERÁ FEMINISTA, ECOLOGISTA, REPUBLICANA, LAICA Y NO DEL CAPITAL -

jueves, 19 de mayo de 2011

POSICIONAMIENTO DE ORGANIZACIONES SOCIALES EN RECHAZO A LA INICIATIVA DE LEY 4216:


"Cobertura universal y financiamiento para la atención integral en salud a las guatemaltecas y los guatemaltecos de todo el País”
QUE PRETENDE  PRIVATIZAR Y CONCESIONAR LA SALUD PUBLICA


La Comisión Nacional de Salud de la Conferencia Episcopal de Guatemala, el Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud de Guatemala, el Frente Nacional de Lucha, el Movimiento Ciudadano por la Salud (integrado por CONGCOOP, ASECSA, CEGSS, CEIBA, SERJUS), ante la intención de la Comisión de Salud del Congreso de la República con el respaldo de algunos Organismos Nacionales e Internacionales de aprobar la Iniciativa de Ley 4216 "Cobertura universal y financiamiento para la atención integral en salud a las guatemaltecas y los guatemaltecos de todo el País", a la opinión pública nacional e internacional manifestamos que:

1.   El Sistema Nacional de Salud en Guatemala es centralizado, fragmentado, excluyente y racista. No cumple con garantizar el derecho a la salud como obligación del Estado, establecido constitucionalmente.

2.   El Sistema Público de Salud se encuentra en una crisis generalizada que se manifiesta en el inminente colapso de la Red Hospitalaria, Centros y Puestos de Salud, Centros de Atención Permanente (CAP), Centros de Atención Materno Infantil (CAIMI) y Centros Comunitarios de Convergencia. Esto ocasiona  el aumento de enfermedades prevenibles y muertes de mujeres, hombres, niñas y niños, agudizando la pobreza de la población guatemalteca.

3.   En los últimos años se ha profundizado el debilitamiento deliberado del Estado mediante medidas de ajuste y privatización del Sistema Público de Salud, que se expresa en la reducción del presupuesto público, contratación de la prestación de servicios por organizaciones privadas utilizando fondos públicos, la transferencia de responsabilidades de prestación y financiamiento de servicios a ONGs y patronatos lo cual es única competencia de los organismos públicos y la contratación de trabajadores y trabajadoras de salud sin prestaciones laborales. 

Rechazamos y nos oponemos a la Iniciativa de Ley 4216, por las siguientes razones:

1.    Plantea que existe la necesidad de que la promoción, prevención, curación y rehabilitación de los servicios sea prestado por instituciones del Estado e instituciones privadas. La mezcla público-privado no se clarifica y tampoco se ofrecen garantías  para evitar que dicha mezcla no se expanda hacia un proceso de privatización de los servicios públicos. 

2.     Plantea la Pertinencia Cultural desde el enfoque de asimilación y la ejemplifica con el hecho de que las comadronas puedan entrar a los hospitales. De todos es sabido que la Pertinencia Cultural es mucho más que este hecho.

3.   No plantea la fuente de financiamiento para alcanzar el acceso universal. Si no se identifican de antemano las  fuentes explicitas para el financiamiento, existe el riesgo de recurrir a mecanismos no sostenible como “donaciones de la cooperación internacional” o regresar al cobro por servicios a la población. 

4.   No se hacen explicito los servicios que serán incluidos en las llamadas “garantías explícitas” a la población y deja al MSPAS la definición de las mismas en un plazo de 6 meses. De las experiencias internacionales, es sabido que definir una cartera de garantías es un proceso técnico complejo que requiere una buena cantidad de información (costos, demanda y oferta de servicios etc.). Dicha información es limitada actualmente dentro del MSPAS. Por lo tanto, existe un riesgo serio de que la cartera de “garantías explícitas” se reduzcan únicamente a servicios materno infantiles y deje por fuera la atención a los otros grupos poblacionales a los cuales el MSPAS tiene obligación Constitucional de atender. 

5.   Se crean instancias de toma de decisión como el “Consejo Nacional de Salud”. Dicho consejo deja completamente por fuera la participación ciudadana en las instancias donde se definen las políticas públicas. La participación ciudadana está garantizada en la Constitución Política del país y en la Ley del Sistema de Consejos de Desarrollo Urbano y Rural. Este “Consejo Nacional de Salud” es por lo tanto, una negación del  derecho de participación ciudadana, lo cual implica un retroceso sobre los derechos adquiridos. el cual está reconocido en el marco legal vigente.

Por todas las deficiencias del actual anteproyecto de ley y la evidente intencionalidad privatizadora del mismo, solicitamos al Congreso de la República:

1.   Que no se apruebe la presente Iniciativa de Ley.

2.   Que se inicie un nuevo proceso para la construcción de una Nueva Iniciativa de Ley que involucre a todos los actores sociales del sector salud.

3.   La urgente ampliación presupuestaria para el Ministerio de Salud que evite el colapso del Sistema Público de Salud mientras se discute y acuerda un nuevo proyecto de Ley.

4.   Que se retome con la seriedad y urgencia que amerita la discusión de la Reforma Fiscal planteada en el Pacto fiscal. Dicha reforma deberá generar los recursos para el financiamiento público de la cobertura universal de los servicios de salud con criterios de sostenibilidad y  justicia tributaria.

Hacemos un llamado a todas las Organizaciones Sociales, Populares y Comunitarias para manifestar el rechazo a esta iniciativa de ley y demandar un nuevo proceso que sea participativo.

martes, 17 de mayo de 2011

Feministas políticamente correctas, de cómo identificarlas y de cómo huir de ellas…


Lisa
….seguramente las han visto en oficinas públicas, ONGs, encuentros, congresos…en fin pululan por todas partes. Se las puede identificar por esa actitud de todo vale, por sus sonrisas amplias y sus ojos brillantes (para todo el que convenga hay sonrisas). Acostumbran a citar los informes de OnuMujeres como verdad revelada, saben decir cuando toca, frases de Belén do Pará y de la Cedaw (yo creo que deben tener un llavero-librito con esas frases). Suelen congratularse con otras por lo mucho que se ha avanzado en materia de derechos de las mujeres, nunca hablan mal de nada, ni de nadie (por lo menos públicamente) porque “todo sirve” porque todo se puede conciliar, porque todo se puede negociar. Les caen bien a todo el mundo (siempre tienen las palabras precisas para dejar contentas a todas y a todos), suelen ponerse felices cuando a los espacios feministas llegan varones (ay por fin nos reconocen!!!. o no lo puedo creer se saben nuestros nombres!...ay tan lindo, usa lenguaje incluyente!!). Usan un tono de voz ni muy alto ni muy bajo (como lo demanda la medianía y el buen gusto), utilizan palabras como IVE en lugar de aborto, se ponen nerviosas cuando alguien habla de radicalidad o de lesbianas, les gusta hacer gala de su heterosexualidad (soy feminista, pero adoro a los hombres!!)……ustedes las conocen…. son las feministas políticamente correctas……
Sí……las representantes de la corrección política han invadido el feminismo y para dejar feliz a todo el mundo reparten comprensión política a la izquierda y a la derecha…..a la iglesia, al estado y al movimiento social….con ellas no hay discusión o debate acalorado o profundo…solo diálogos de amigas…
Como huir de ellas?....no lo sé….es difícil hacerlo cuando te cantan lo que quieres escuchar, son como las sirenas de la Odisea y ante eso solo queda taparse los oídos o descubrirse muy bien los ojos ( o fingir que las escuchas, mientras asientes con la cabeza, que es lo que saben hacer ellas)…para poder ver que no es tanta belleza….y que tanta corrección solo puede significar una cosa…la muerte del feminismo como proyecto transformador e innovador…


 fuente:

http://bloggerfeminista.blogspot

domingo, 15 de mayo de 2011

Declaración final del Encuentro Mesoamericano de Estudios de Genero y Feminiso



Nosotras, aproximadamente setecientas mujeres académicas y activistas indígenas, afrodescendientes y mestizas, de diversas identidades, desde distintas experiencias, territorios e historias hemos sido convocadas bajo el signo de la mujer escriba, nuestra ancestra,  emblema de la apropiación que las mujeres hemos hecho del conocimiento y de la escritura, para validar la tradición oral que, en la cultura patriarcal, nos ha sido históricamente expropiada. A esta  tradición oral,  sumamos el conocimiento escrito desde hace unos siglos, que sustenta  las teorías feministas. Sin los primeros actos transgresores de las mujeres por recuperar la palabra, y hacer suya la lectura y la escritura, no tendríamos los textos inspiradores de nuestro pensar feminista.

Hemos reunido voluntades, compromiso, mística  e identificación desde y con la propuesta feminista en la academia, en sinergia con el movimiento social feminista y de mujeres, y con las feministas en el sector público. La identidad política feminista nos ha unido en este esfuerzo de encuentro académico, en  un espacio resignificado desde nosotras para pensar, reflexionar, debatir, inventar  y crear  nombrando a nuestras ancestras académicas, las primeras graduadas universitarias en la región mesoamericana.

Hemos trabajado en un espacio amoroso para -desde una perspectiva holística- visualizarnos como seres completas, para reconocer y validar nuestras capacidades creadoras, intelectuales, teóricas, comunicativas, hacedoras de  historia, constructoras de ciudadanía, sanadoras de cuerpos, mentes y espíritus, para reconocer nuestras sexualidades.

Hemos dado cuenta, en estos tres días, de nuestros logros en la academia, de los factores que nos han hecho avanzar, de las alianzas construidas, de los espacios creados, pero también de las dificultades, tanto en el ámbito universitario como en todas las dimensiones de la vida social.

Hemos identificado las problemáticas que persisten en este sistema patriarcal, que aún  limitan la libertad y la autonomía de las mujeres: la violencia estructural, económica, física sexual, el feminicidio, la violencia epistémica y simbólica.  La negación de derechos, la impunidad y la descalificación de nuestras capacidades intelectuales y nuestros saberes.
Hemos hecho este balance y nos vamos conscientes de los grandes retos  que aún nos quedan, retos para los cuales necesitamos fortalecernos, consolidar nuestras redes, reconocer la autoridad de nosotras y de las otras, hemos tomado conciencia de que solas no podemos enfrentar los techos de cristal y los muros que pretenden contener nuestras capacidades creadoras, nuestros derechos y nuestras aspiraciones.
Hemos hecho el balance de los estudios de género y feminismos, reconocido las propuestas epistemológicas feministas en la academia, particularmente los aportes de las mujeres indígenas, mayas, xinkas y afrodescendientes; visibilizado la problemática de las mujeres migrantes, palpado el miedo que ellas viven día a día; hemos  conocido los avances y retos de las mujeres en y frente al Estado, en entornos de democracias amenazadas por la corrupción, el narcotráfico, las actividades ilícitas y la fragilidad del estado de derecho. Varios son los indicadores de esas amenazas: la criminalización de las luchas sociales, especialmente en el caso de las feministas nicaragüenses y hondureñas; así como las prácticas represivas contra mujeres y hombres que denuncian los impactos de los megaproyectos en Guatemala y en la región, especialmente los desalojos violentos y el despojo de territorios a miles de familias;  con quienes nos solidarizamos.
Hacemos causa común con las feministas y el pueblo hondureño en resistencia, desde la solidaridad por las personas asesinadas, torturadas, desaparecidas y violentadas, especialmente por las mujeres que han sido víctimas de violación sexual. Pero también nos expresamos desde la denuncia, solicitando a la instancia correspondiente en la Organización de Estados Americanos-OEA, que se garanticen los derechos humanos de los y las hondureñas.
Desde este espacio manifestamos nuestra solidaridad y acompañamiento con la Marcha por la Paz , con  Justicia y Dignidad, convocada en México, que se suma a otras iniciativas para denunciar y rechazar  la impunidad y la militarización que está costando miles de vidas de jóvenes, mujeres, hombres, niñas y niños mexicanos; pero cuyos efectos también alcanzan a cientos de personas migrantes centroamericanas que han sido secuestradas, extorsionadas, e incluso  asesinadas a su paso por territorio mexicano en pos de la sobrevivencia en el norte.
Las feministas académicas no estamos desvinculadas de la realidad, no somos ajenas a  la cotidianidad, ni a las luchas sociales, porque nos desmarcamos de la pretendida neutralidad de la ciencia, porque apostamos a crear otras epistemologías, a reconocer todos los saberes -desde nuestras cosmovisiones, desde la academia, desde la cotidianidad- que nos conforman como humanidad.
Hoy renovamos el pacto para continuar la lucha por la vida, por el buen vivir, en todos los espacios: desde la casa hasta el Estado, en el  trabajo, en las fábricas, en el campo, en las organizaciones sociales, en la escuela y en las universidades. Así como renombramos el espacio en el que nos encontramos estos días, nos comprometemos a  repensar, renombrar y recrear el mundo.