miércoles, 28 de septiembre de 2011

El aborto clandestino, una realidad perenne en Guatemala



28 de septiembre, Día por la despenalización del aborto en América Latina y el Caribe


Medicus Mundi Bizkaia


El aborto en Guatemala es una práctica penalizada por la ley, salvo en caso de que esté en peligro la vida de la madre. Sin embargo, cada año, cerca de 65 mil mujeres de entre 15 y 49 años deciden interrumpir sus embarazos de manera clandestina, poniendo en riesgo su salud y su vida.Una legislación altamente restrictiva y las severas condenas por parte de las autoridades religiosas y políticas, tienen como consecuencia la estigmatización del aborto. Además, tal y como recoge el estudio del Instituto Guttmacher, “todo aborto, espontáneo o provocado, tiene sanción social y familiar pero es, desde luego, más punible el aborto provocado”. Por ello, las guatemaltecas optan por métodos que se llevan a cabo en secreto, en condiciones inseguras y con frecuencia por personal no capacitado.
La clandestinidad del aborto y, por ende, la falta de registros oficiales sobre la morbilidad y mortalidad por interrupción del embarazo, muestran como el aborto inducido representa un grave problema de salud en el país.
De hecho, el aborto constituye una de las principales causas de mortalidad materna en Guatemala. La interrupción del embarazo de forma insegura puede resultar en complicaciones que necesiten atención médica y hospitalizaciones. Pese a la gravedad de los casos, no todas las mujeres que sufren problemas durante la intervención reciben tratamiento médico o lo hacen demasiado tarde.
Guatemala tiene una de las tasas más altas de fecundidad de América Latina y la más alta de Centroamérica. Según el estudio del Instituto Guttmacher, el tamaño promedio de una familia en la región centroamericana es de 2,9 hijos/as por mujer, mientras que en Guatemala es de 4,4 hijos/as. En el caso de la población indígena, el tamaño de familia es más del doble del centroamericano y supera en dos hijos/as al promedio nacional.
Sin embargo, en la actualidad, cada vez son más las mujeres que desean tener familias menos numerosas. Debido a ello, es probable que el número de abortos aumente si paralelamente no se da un incremento significativo en el uso de anticonceptivos efectivos.
Así pues, el derecho a una maternidad libremente elegida parece estar lejos de cumplirse en el país. El discurso patriarcal, que considera la procreación como esencia del matrimonio y la maternidad como vía principal de realización de las mujeres, aún está profundamente enraizado en la sociedad y en muchas mujeres.
La planificación familiar y la prevención de embarazos no deseados en Guatemala se enfrentan a barreras económicas, geográficas, de accesibilidad y disponibilidad de recursos de salud, así como a barreras culturales - en su mayoría en áreas rurales-.
Por lo tanto, el aborto inseguro se presenta como un problema de salud pública, una sería amenaza a la salud y la vida de las mujeres, a su bienestar y dignidad. Desde medicusmundi bizkaia consideramos que el acceso y la disponibilidad a la planificación familiar son urgentes y prioritarios en el país. Además, se ha de fortalecer y facilitar la atención postaborto, así como desarrollar campañas de información y educación dirigidas a toda la sociedad (incluido el personal de los servicios de salud) sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Asimismo es necesaria una legislación y una verdadera voluntad política que respalden, garanticen y promulguen la implementación de estos servicios.
-----
Medicusmundi bizkaia, desarrolla proyectos de cooperación al desarrollo en Guatemala desde hace más de una década. Desde una perspectiva integral y un enfoque de derechos humanos, trabajamos para erradicar las desigualdades de género que repercuten directamente en la salud de las mujeres, en su acceso a las medidas de control de natalidad y, en definitiva, en sus opciones de desarrollo y la de sus familias. Por ello, hoy 28 de septiembre, siendo el Día por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe, denunciamos la práctica sistemática del aborto clandestino en Guatemala, por ser una de las principales causas de mortalidad materna en el país.

martes, 27 de septiembre de 2011

El derecho al aborto y los roles de género

Tomado de: Memorias feministas
Por Nahomi Galindo-Malavé
Existen muchas y diversas razones para defender el derecho al aborto. Algunas personas defienden el derecho al aborto como asunto de salud pública, pues cuando está criminalizado, el aborto no deja de existir; por el contrario, a menudo ocurre con mayor frecuencia y se realiza bajo condiciones precarias, poniendo en riesgo la salud de las mujeres. Otras defienden el derecho al aborto como un asunto de derechos humanos, que abarca derechos tan diversos como el derecho a la integridad física, la libertad de decidir y el propio derecho a la vida, pues miles de mujeres la pierden anualmente al procurar abortos ilegales bajo condiciones precarias.
Todos los argumentos para defender el derecho al aborto son importantes, e incluso pueden articularse entre sí. No obstante, en el Aniversario #37 de Roe v. Wade, me parece que es apremiante para quienes defendemos este derecho entender, ¿Porqué es problema para los fundamentalistas, entre otros, que una mujer termine su embarazo? ¿Porqué se proyecta como monstruos a las mujeres que deciden terminar sus embarazos? Son múltiples los factores, pero el principal resulta ser los roles sociales construidos históricamente y culturalmente para las mujeres, y la inequidad en el poder sobre el cuerpo que se le ha asignado a cada género. Se trata, pues, de una relación de poder sobre el cuerpo de las mujeres, la cual se ha desplegado a través de la historia. Cuando una mujer decide abortar, o defiende el derecho aborto, los roles de género son transgredidos.
A pesar de las limitaciones que ocasionalmente tiene el marco teórico de Michel Foucault – pues sus análisis no incluyen perspectiva ni de clase ni de género – este provee una herramienta útil para analizar la transgresión, que se puede extender a la transgresión de los roles de género. Según Foucault, la transgresión “es un gesto que concierne al límite; es allí, en la delgadez de la línea, donde se manifiesta el relámpago de su paso, pero quizás también su trayectoria total, su origen mismo. La raya que ella cruza podría ser efectivamente todo su espacio. El juego de los límites y de la transgresión parece estar regido por una sencilla obstinación: la transgresión salta y no deja de volver a empezar otra vez a saltar por encima de una línea que de inmediato, tras ella, se cierra en una ola de escasa memoria, retrocediendo así de nuevo hasta el horizonte de lo infranqueable. Pero este juego pone en juego muchos otros elementos más; los sitúa dentro de una incertidumbre, dentro de certidumbres de inmediato invertidas, donde el pensamiento se tranca rápidamente por querer captarlos”. Además, según Foucault, la transgresión no es al límite como el negro es al blanco, lo prohibido a lo permitido, lo exterior a lo interior, lo excluido al espacio protegido del resguardo. Para entender la transgresión hay que desprenderla de sus sospechosos parentescos con la ética. Liberarla de lo que está animado por la potencia de lo negativo. [1]
Resulta interesante que cuando la relación de poder sobre los cuerpos de las mujeres no es muy exitosa, o existe la posibilidad de no lograrse ese éxito, el cuerpo de las mujeres ha sido negociado, por los hombres en poder. Un ejemplo de ello resulta ser Nicaragua. Este país pasó por el proceso de la Revolución Sandinista (1979-1990), en el cual muchas mujeres participaron. Durante ese proceso, se logró descriminalizar el aborto. Sin embargo, el actual Presidente Daniel Ortega, quien había sido dirigente revolucionario, usó el cuerpo de la mujeres como ficha de negociación para regresar al poder. Transó con sectores fundamentalistas, particularmente de la Iglesia Católica, y tras resultar electo en el 2006, volvió a criminalizar el aborto en Nicaragua. Actualmente algunas mujeres en Nicaragua transgreden la ley. Ante esto, las nicaragüenses son perseguidas y castigadas por tomar la decisión de terminar su embarazo.
En Puerto Rico el aborto fue criminalizado hasta 1973. A pesar de ello, muchas mujeres transgredían la ley en Puerto Rico, recurriendo a esta práctica porque no existían otros métodos eficaces y accesibles para limitar el número de nacimientos.[2]  El Código Penal de 1902, aunque no eliminó el aborto como delito, permitió excepciones a la prohibición total que había existido hasta entonces. [3]  En el 1937 se revisó el Código Penal; sin embargo, no se alteró ninguna disposición sobre el aborto.[4]  Hubo dos formas a través de las cuales se respondía a la demanda para obtener abortos. Una de ellas eran las clínicas privadas, las cuales resultaban innaccesibles para la mayoría de las puertorriqueñas. La otra, que era más frecuente entre mujeres pobres y de menos recursos,[5]  era a través de comadronas y enfermeras. En la década de 1930, la quinina – que se usaba para tratar la malaria y la proveían los programas de salud pública – también era usada como abortivo.
De hecho, ante las grandes limitaciones de acceso a las clínicas privadas, las mujeres se sometían a abortos clandestinos de todo tipo, a pesar de los riesgos y complicaciones por las pésimas condiciones de salubridad. [6] Este problema llegó a ser relatado por los médicos de hospitales públicos que atendieron mujeres desagrándose y con fiebres altas, a causa de abortos realizados en condiciones precarias sin el equipo ni las destrazas necesarias para enfrentarse a posibles complicaciones y emergencias. [7]  A pesar de que la mortalidad materna en general había descendido, la mortalidad por hemorragias aumentó entre las décadas de 1920 y 1940. Entre las décadas de 1940 y 1960 se establecieron los programas del control de natalidad y se propició la no intervención estatal con relación al aborto. [8]  Sin embargo, aunque a un nivel menor que en décadas anteriores, no dejó de criminalizarse el aborto hasta 1973, cuando se emitió la determinación del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso Roe v. Wade. [9]
A pesar del avance que significó esa decisión, cabe destacar que las mujeres que ejercen el derecho al aborto continúan siendo trangresoras, no ya de la ley, sino del rol de madre impuesto por la sociedad a todas las mujeres. Todavía muchas mujeres piensan que el aborto no es legal en Puerto Rico. El gobierno a través de los años no ha asumido la responsabilidad de que educar sobre sexualidad responsable, prevención de enfermedades venéreas ni prevención de embarazos. Peor aún, lo que predominó en los últimos años fue la campaña peligrosa y mediocre de la abstención. Dicha campaña diseminaba desinformación y no ayudó a prevenir embarazos no deseados, ni en Estados Unidos, ni en Puerto Rico. El resultado de toda esta trayectoria es que hoy en día, a pesar de que el aborto es legal, en una sociedad machista y con el resurgir fundamentalista, realizarse un aborto no es algo fácil. Ser activista en defensa del derecho al aborto tampoco.
La experiencia de la maternidad varía de mujer en mujer. Defender el derecho al aborto no significa obligar a las mujeres a realizárselo; por el contrario, implica que las mujeres que lo necesiten tengan la libertad de elegir sin ser perseguidas ni exponerse a morir en el proceso. Por eso es importante recordar un lema feminista que dice: “Imagina que te prohibieran parir. Ahora imagina que te obligaran”. En esta frase invita a reflexionar sobre cuán macabro es ejercer el poder sobre el cuerpo de la mujer sin incluirla en la decisión.
El poder de decidir sobre el cuerpo y sobre la salud es un derecho que deben tener todas las mujeres, incluyendo el derecho al aborto. Cuando se habla públicamente del derecho al aborto se pide que aquella mujer que lo necesite tenga acceso gratuito, seguro y salubre a él, y que no se le criminalice por ejercerlo. De la mano con el derecho al aborto, reclamamos una educación sexual responsable que incluya formas de prevención de embarazos que no se limiten a la desastrosa campaña por la abstinencia.
Si aspiramos a una transformación social, sin duda alguna debe incluir la transformación política y económica. No obstante, como demuestra el ejemplo de Nicaragua, todo avance de las mujeres será negociable si no transformamos el problema desde su raíz. Si aspiramos a una verdadera transformación social que sea radical, esta debe incluir transformar las relaciones de género de nuestra cultura. Parafreasando a Emma Goldman, si tu “revolución” no incluye el poder de decidir sobre mi propio cuerpo, no me interesa.
————————————-
Referencias:
[1] Michel Foucault, Prefacio a la transgresión, en De lenguaje y literatura, Paidós Barcelona, 1996.
[2] Alice Colón, Ana Luisa Dávila, María Dolores Fernós & Esther Vicente, Políticas, visiones y voces en torno al aborto en Puerto Rico, Centro de Investigaciones Sociales, Universidad de Puerto Rico, 1999, p. 76.
[3] Ibid.
[4] Alice Colón, Ana Luisa Dávila, María Dolores Fernós & Esther Vicente, 1999, p. 78. Ver también: Ana Irma Rivera Lassen & Elizabeth Crespo Kebler, Documentos del feminismo en Puerto Rico: Facsimiles de la historia, Volumen 1, 1970-1979, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2001, p. 231.
[5] Ibid
[6] Ibid
[7] Ibid
[8] Alice Colón, Ana Luisa Dávila, María Dolores Fernós & Esther Vicente, 1999, p. 79.
[9] Ibid.
[10] Alice Colón, Ana Luisa Dávila, María Dolores Fernós & Esther Vicente, 1999, p. 84.

 FUENTE: http://galindomalave.com/2010/01/21/el-derecho-al-aborto-y-los-roles-de-genero/


martes, 13 de septiembre de 2011

Mujer y la apropiacion del Cuerpo



Decir lo que somos y sentimos las mujeres a partir del cuerpo, se ha convertido, en las últimas décadas, en una vía de acceso importante para investigar el tema de la condición femenina, porque permite sacar a la luz esa historia oculta de las pasiones y los instintos, sobre todo si se toma en cuenta que el cuerpo de las mujeres, su tratamiento, ha sido malmirado y desvalorizado durante siglos.

Desde la antigüedad, la división del trabajo corporal e intelectual no sólo mutiló la relación mente-cuerpo, sino al cuerpo mismo, al que fue despojando de su sensibilidad, para verlo sólo como el depositario de las pasiones, como una coraza a la que se le rechaza, oculta e incluso se niega. Una de las razones encuentra su fundamento en la relación cuerpo-sexualidad, sexualidad-pasión, en tanto que como bien apunta Jeffrey Weeks: "la sexualidad tiene tanto que ver con las palabras, las imágenes, el ritual y la fantasía como con el cuerpo".

Esta relación abre la problemática, particularmente sobre el cuerpo de las mujeres, en por lo menos dos vertientes: el ensalzamiento del cuerpo femenino por su posibilidad de procreación, posibilidad que además ha hermanado a las mujeres con la naturaleza, y la consideración de que el cuerpo femenino es la puerta de acceso a las pasiones, por ello el cuerpo ha estado muy ligado al concepto del pecado, considerándose que puede ocultar o llevarnos a algo significativamente maligno.
En las culturas patriarcales y androcéntricas, como las nuestras, al cuerpo femenino se le ha significado con esta polaridad, puede inspirar, por un lado, los más grandes odios y, por el otro, las más elevadas adoraciones, situaciones que van desde las blasfemias contra el cuerpo de las mujeres, hasta la veneración del mismo.

Pero aún dentro de estos dos polos, el cuerpo de las mujeres sólo ha sido descifrado, por decirlo así, por los hombres, en tanto que las mujeres han sido expropiadas de su cuerpo, de su sexualidad y de su subjetividad por la ideología de este ancestral sistema llamado patriarcado, y sus múltiples claves, signos, artificios, trampas, costumbres, prácticas, creencias y complicidades, que nos han determinado y significado.
Históricamente, el cuerpo ha sido condenado y dejado sólo para el uso de "los inferiores" y por ello "los malos de espíritu" son quienes utilizan el cuerpo y no pueden dedicarse a lo más valioso y elevado: la espiritualidad y la razón, de ahí la relación de las mujeres con el mal. El fundamento para justificar esta concepción se encuentra en un "engañoso" argumento biologicista: la "debilidad" corporal de las mujeres las hace más vulnerables a las pasiones y su menor intelecto las une más al cuerpo.

El contexto imaginario 
Uno de los pocos momentos históricos fundamentales para la apreciación corporal fue la época del Renacimiento. En la Europa del siglo XV, aparece el desnudo en la pedagogía artística con una preocupación creciente por la anatomía y el gesto. En las producciones artísticas anteriores, el cuerpo había existido con un papel meramente instrumental. Por influencia de la concepción dinámica, los cuerpos aparecen ahora libres y con movimiento; los artistas descubren y desnudan los cuerpos como sinónimo de libertad, dando paso a una nueva relación de los hombres con su cuerpo. Los cuerpos de modelos y musas sirven de inspiración para dar sentido a la expresión artística.
En contraste, en el campo intelectual la exaltación de la razón trae como consecuencia el menosprecio del cuerpo, el intentar negar las sensaciones para dar paso a la razón excluida de todo sentir considerado "mundano". De ahí que las manifestaciones sobre los cuerpos sean cuerpos que no acaban de dominar el miedo. El placer, el interés, el dolor, la caída, los sentimientos, las relaciones, le dan al cuerpo un ámbito de inseguridad que no logra superarse.
En el siglo XX, el cuerpo de las mujeres se presenta como lo bello, el objeto del deseo, del goce de la mirada, es decir, se convierte en el espacio del placer, pero desde luego, del placer del otro. El cuerpo femenino empieza a adaptarse a las necesidades de lo imaginario, es la representación de un destino y el cuerpo deja de ser tal para extraviarse en la historia, pues siempre se le acompaña de un contexto imaginario que lo exenta de simbolismos y elementos tradicionalmente arraigados. En el siglo XX también resultó importante la consideración del cuerpo como objeto de análisis teórico, su visualización conceptual permitió a las feministas concebirlo y emprender una nueva vía para su conocimiento.

Ser madre, símbolo ético por excelencia
La investigación del cuerpo por parte de las mujeres se ha acrecentado, sobre todo por el vertiginoso desarrollo de la tecnología. Dentro de los distintos campos teóricos, se busca el camino de un nuevo humanismo, con el que se intenta recuperar ciertos valores mágicos, míticos y terapéuticos que fueron expulsados durante mucho tiempo de las culturas occidentales y que son básicamente femeninos.

Entre los factores que destacan en el tránsito hacia la apropiación del cuerpo, encontramos primeramente que el cuerpo de las mujeres al ser descrito, explorado y explotado en sus elementos fundamentales por "los otros", ha adquirido en su significación dos dimensiones, una arraigada en la naturaleza, en donde el cuerpo es visto por su función de procreación como sublimación máxima de "la mujer" y a la que "deben" aspirar todas las mujeres. En este nivel el ser madre es el símbolo ético positivo por excelencia que ha identificado a las mujeres, reconociendo a la maternidad como un "deber ser".

El cuerpo para "los otros" 
La otra dimensión es el lado considerado negativo o pernicioso del cuerpo femenino. Se le considera un espacio de placer, deseo, pasión y debilidad. Sin embargo, no son las mujeres las depositarias del deseo y del placer, sino sólo quienes pueden provocarlo.

Así, en los dos niveles, el de la procreación y el del erotismo, el cuerpo de las mujeres es un cuerpo "para los otros" y, por ello, se considera que las mujeres son expropiadas de su sexualidad, de su subjetividad y desde luego de su cuerpo; no existe realmente en las mujeres una coincidencia de su sentido de vida con el cuerpo, pues al ser un cuerpo para los otros, las mujeres pierden su protagonismo como personas, quedando sujetas a los poderes encarnados por los hombres, por las instituciones y por los otros, de tal suerte que su cuerpo siempre es un cuerpo sujeto y es a partir de esta sujeción que se ha tratado de explicar su sometimiento. De estas dos formas de expresión del cuerpo femenino, la que identifica a las mujeres es el sentido de la procreación por el carácter ético positivo que se le ha dado.

La liberación del placer 
Cuando se subvierten y entremezclan estas formas de expresión corporal tradicional inmediatamente surge la culpa, lo demoníaco, el loco amor, la vergüenza o el pecado. Pues en los sistemas patriarcales lo erótico está firmemente ligado a la reproducción y en el caso de las mujeres supeditado a ésta: de tal manera que al subvertir esta relación, la experiencia de la culpa, el pecado o el mal es inevitable.

La apropiación del cuerpo, es decir, su paso del "para otros" al "para sí", significa tener una visión de mujer como sujetos sociales, morales y políticos autónomos por sí mismas, y ésta no es una meta ya alcanzada, el camino para su consideración y expresión está abierta y toca a cada una contribuir, con la apropiación y valoración de su propio cuerpo, a alcanzar la tan anhelada autonomía y por extensión su liberación del placer, en tanto que como apunta Graciela Hierro, "el placer depende del cuerpo y sólo se alcanza si nosotras decidimos sobre nuestro cuerpo; nuestro deber moral básico es apropiarnos de nuestro cuerpo; el cuerpo controlado por otros no permite el goce y nadie puede llamarse a sí misma libre si no decide sobre su cuerpo".



 (María del Carmen García Aguilar, tomado de Letra S número 90, enero de 2004)


fuente:http://www.letraese.org.mx

domingo, 11 de septiembre de 2011

Elecciones generales: el show de la democracia




Quimy De León

amor y miedo en una casa
conocimiento del opresor
sé que duele quemar
Adrienne Rich[1]

Observar la parafernalia el día de las elecciones, la labor de los aparatos ideológicos de Estadoy su reproducción en la mayoría de la población merece reflexión y diálogo. Y es que el discurso de la clase dominante y el de las clases subalternas no son para nada diferentes respecto del modelo de “democracia”.

No ha sido parte de nuestras discusiones o discursos - con algunas excepciones -  la manera en que ha permeado en este sentido la cultura e ideología dominante, aún en medio de este proceso electoral burdo y violento con característicos discursos llenos de ignorancia, misoginia, conservadurismo y militarismo, es terrible la aceptación que ha tenido en gran parte de la población.

A excepción de Rigoberta Menchú, ninguna otra candidatura se distanció de estas posiciones, la mayoría de representaciones simbólicas e imágenes utilizadas por todos los partidos fueron de corte autoritario y reflejo de la heterosexualidad como régimen incluyendo a las candidatas a presidenta o vicepresidentas.

Las condiciones históricas y sociopolíticas que nos han hecho como sociedad tener una figura emblemática autoritaria con probabilidades de ganar la presidencia, pueden ser motivo de discusiones más profundas.  No solamente haciendo alusión a la memoria desde el miedo, la memoria puede ser una herramienta de liberación y lucha no sólo desde la victimización o lo épico, sino desde el análisis de la dominación y su reproducción en la población oprimida.

Y es que este proceso electoral, no solamente fue un insulto a la inteligencia sino la expresión sin más ni menos del bloque dominante criollo, empresarial, transnacional, masculino, ladino, militar, eclesial con vínculos con el crimen organizado
,
y el narcotráfico. A pesar de que la propaganda y opiniones desde posturas de la igualdad se congratulen porque la participación numérica de las mujeres, jóvenes o población indígena haya aumentado, o que hayan candidaturas en los partidos políticos de estos sectores, no existe ni por asomo la capacidad de decidir o “incidir”.

Y es que ante el predominio de la clase masculina en todos los ámbitos de la vida pública en otros tiempos, efectivamente lo numérico es un cambio, pero… ¿es esto suficiente para sentirnos ciudadanas? es en esto que se han convertido las demandas feministas, en la aspiración a la inclusión y estas formas de participación dentro de un sistema que nos depreda. Yo me niego rotundamente.

La visión hegemónica sobre lo que es posible hacer colectivamente en este contexto, se reduce únicamente a la vía electoral como “la  manera” para impulsar cambios en la sociedad, dentro de la democracia liberal restringida y sus reglas. Desde esta lógica, ésta es la única forma de construir ciudadanía y participar, pareciera una suerte de triunfo ideológico y es que después de la Firma de la Paz, nos dedicamos a cuasi evangelizar desde este lugar, desde las oenegés con miles y miles de euros de la Unión Europea o dólares de la USAID.  

La influencia del capitalismo mundial ha penetrado tanto las mentalidades y la vida cotidiana, que la mayoría aspiramos al modo de vida gringo, esto se evidencia en la manera en que consumimos y queremos o gestionamos nuestra propia vida aún en medio de la precariedad, tener unos tenis all star o comprar en wall mart quizá nos acerque un poquito más a esta aspiración. Votar, fortalece “la democracia”, quizá si somos personas más democráticas, somos más modernas, quizá esto nos aleje más de la barbarie y nos acerque más a la civilización.

Mantener esta democracia es tan necesaria para el capitalismo y sus sistemas de dominio, que eso explica porqué montaron un show surrealista, porqué  invirtieron tantos millones para convencernos, asimilarnos y mantenernos entretenidxs al estilo telenovela mexicana o programa de chismes, consumiendo las falsedades que elaboraron los medios de comunicación y los ideólogos del mercado electoral. La niñez ahora mismo asiste a su iniciación democrática en Mac Donald mientras compra su Mac Cajita feliz.

Y ha tenido tanto éxito que a pesar del evidente fraude y manipulación desde el inicio de la campaña, todo el mundo legitima el proceso y lo defiende, juego perverso creado para inocular en la mentalidad de la gente no solo esta democracia en sí misma sino al ganador.

No tardará la OEA, observadores internacionales y nacionales en decir que a pesar de algunas charamuscas y desavenencias las elecciones se llevaron a cabo con transparencia. A pesar que poblados como algunos de Chimaltenango no querían permitir si quiera que se llevara a cabo esta farsa. Cientos de denuncias y rechazo al cinismo y el uso fraudulento de la tan defendida democracia el día de hoy, poca gente le pone importancia.

No nos cuestionamos esta democracia, ni el significado de ciudadanía, en estas circunstancias las fronteras de lo cívico se establece desde el mercado como el nacionalismo auriceleste impulsado por los patrocinadores del futbol o el tribunal supremo electoral y su campaña de Vamos por Guate.

De esta manera nos mantuvimos bajo control y en sosiego durante todos estos meses, esto redujo nuestras capacidades de pensarnos desde la rebeldías y otras formas de lucha que no fueran votando, para después tener solvencia para seguir participando y cuestionando en los COCODES, haciendo auditorías sociales y presupuestos sensibles en género, quizá participando en mesas de diálogo o hasta organizando protestas a la medida de los intereses de alguno de los grupos del bloque dominante. Al mismo tiempo que se reduce el Estado, se privatizan todos los servicios, crece el hambre, nos hacemos más pobres, los derechos humanos no se respetan en lo más mínimo, se criminalizan las luchas populares o se desalojan comunidades.

La precarización de la vida, así como la cultura del terror y el miedo usada como estrategia, nos empujó a pensar que la posibilidad de mejorar y sentirnos menos desesperadas, se da cada cuatro años, así nos sometemos de manera voluntaria a la manipulación política, cultural y económica. Parece que ya es bastante enfermizo vivir con el terror creado para vivir en nuestro propio búnker, leernos desde esta realidad con sus complejidades y además poder creernos con la posibilidad de crear y soñarnos en otro lugar, en otra sociedad.

El proceso electoral en este contexto, es una estrategia de dominación que genera consensos sobre valores, percepciones, posturas, conductas e incluso sueños. Así lo normal es vivir en esta democracia, lo anormal es quien se lo cuestiona, quien se niega expresando políticamente no asistir a esta fiesta “cívica” de mala muerte, votando.

Desde esa normalización de la realidad y de la política la persona que se niegue es considerada como indecisa, frustrada, decepcionada, desencantada, cómplice, indigna o incoherente. Las diferencias de pensamiento, de ganas y expectativas deben ser señalados como otrora, herejes, brujas o fraccionalistas?

El miedo generado, se evidencia en la paranoia que existe al estilo de aquella película gringa “el día después de mañana” y que votar por el menos peor es nuestro única alternativa, esto evidencia la imposibilidad que hemos tenido de hacer una lectura más completa de nuestra realidad, entender el papel que jugamos dentro del capitalismo mundial, las disputas dentro del bloque dominante y la imposición de un modelo que utiliza nuevamente el despojo y se reorganiza para acumular capital bajo otras formas incluyendo la criminal, esto se ha ido desarrollando de manera paulatina y sin parar desde hace siglos, incluso de forma democrática, basta con ver para atrás a los últimos años al otorgamiento de licencias mineras, el aumento de cultivo de palma africana, el desplazamiento de poblaciones por despojo o la penetración del crimen organizado y el narcotráfico en los partidos políticos y el Estado para constatarlo. Desde la lógica del menos peor o la campaña contra el genocida, en segunda vuelta por quien llamarán a votar, por Suger o Baldizón?

Promover la culpa por no votar, me parece demasiado elemental y judeocristiano, para poder enfrentar y cambiar nuestra realidad hace falta mucho más que la participación electoral como única vía, que los voluntarismos y llamados a la unidad de última hora. Reconstruirnos para constituirnos en fuerzas políticas que puedan ser capaces de hacer la diferencia, pasa también por la reflexión sobre nuestra cultura política, sobre la como se reformulan los sistemas de dominación entre subordinadxs y sobre cómo pesa el colonialismo en nuestras vida. 

Son respetables los esfuerzos de algunas personas que participan con las izquierdas institucionales, como respetables deben ser las posiciones políticas de no respaldar con el voto un proceso y una democracia con la que no se está de acuerdo. Sin embargo esto no debe ser limitante para que en el futuro inmediato, nos plantemos los límites y alcances de nuestras acciones políticas, pues la realidad con acciones reformistas poco podrá cambiarse y podamos hacer una discusión amplia sobre estos aspectos, como condición para acumular fuerzas y pensar en alternativas a la hegemonía.






[1] De su poema: Arden Papeles en vez de niños.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Despenalización del Aborto: ¿Quiénes se benefician?, ¿Quiénes se perjudican?



Por Eglims L. Peñuela Lovera.

Cuando hablamos de aborto son muchos los elementos que se deben tocar, un tema tan polémico en sociedades como las nuestras merece un cuidadoso estudio. Primero hay que empezar a asumir al aborto como una REALIDAD cercana a cada un@ de nosotr@s, ¿Quién de nosotr@s no supo alguna vez de una mujer cercana que pensó en practicarse uno?, ¿Son los embarazos no deseados situaciones alejadas a la realidad de la mujer venezolana?, ¿Cuántas de nosotras hemos tenido alguna vez que practicarnos un aborto en la clandestinidad?...
...son éstas algunas de las preguntas que debemos respondernos al comenzar a tratar este tema. Sin duda alguna constantemente nos estamos enterando que a nuestro alrededor surgen en mujeres conocidas embarazos no deseados, la mayoría de ellas las más jóvenes, las que carecían de experiencia, y las que por su condición de pobres estuvieron alejadas de una educación sexual de calidad y de métodos anticonceptivos, ¿Qué pasa con esas mujeres pobres que quedan embarazadas cuando no lo desean?, con el aborto penalizado como se encuentra en estos momentos SE VEN OBLIGADAS A ENCARGARSE DE OTRA VIDA CUANDO NO LO DESEAN, tener hij@s no se trata de comprar muñec@s, se trata de las generaciones que nos reemplazaran, se trata de quienes se encargaran de este país y de este mundo, y cuando sus madres no están en condiciones para brindarle una educación de calidad, una buena alimentación, un hábitat digno y/o no se sienten preparadas psicosocialmente para encargarse de otra vida entonces el futuro de esa nueva generación no será el mejor.

Al sistema capitalista, fiel aliado del patriarcado, le interesa que las mujeres pobres se reproduzcan todo lo posible en medio de su pobreza, los beneficios que el capitalismo obtiene no son poca cosa, nada menos que futura mano de obra barata, sumergir a las mujeres en la producción de las fábricas y en la producción del hogar, obteniendo al mismo tiempo mantenerlas sumisas a sus intereses, sin que jamás puedan ver la verdadera causa de sus miserias.

Una sociedad socialista debe llevar inevitablemente integrada a su lucha la búsqueda de la emancipación de la mujer, para ser un(a) verdader@ socialista se debe ser, incondicionalmente, feminista. Comprendiendo que la lucha feminista no es en contra de nuestros compañeros hombres, es en contra del patriarcado, esa opresión universal histórica a la que es sometida la mujer, sólo por la condición de su sexo es menospreciada, maltratada en todos los aspectos, pisoteada, silenciada, dirigida. Nuestra lucha –en el feminismo de clase- es en contra del sistema capitalista, que nos somete a una doble explotación cuando nos obliga a encargarnos de la producción del hogar que no es reconocida, y mucho menos remunerada, y al mismo tiempo a mantener la producción en la fábrica para recibir un salario que nos ayude a sustentarnos. Es por esto que en la transición al sistema socialista a la mujer se le deben empezar a garantizar los derechos más elementales por los que siempre ha luchado y que le ha negado el capitalismo, y empezar a trabajar así por su liberación.

El aborto es uno de esos derechos elementales, pero no sólo basta con eso, se deben dirigir políticas para garantizarle a la población una buena salud sexual y reproductiva, el aborto debe ser el último método en la escala para evitar tener hij@s no desead@s, para esto se debe generar una excelente educación sexual a l@s niños, niñas y adolescentes, se debe abastecer masiva y gratuitamente anticonceptivos a toda la población, se debe garantizar acceso a consultas médicas en las distintas especialidades referentes al sexo y la reproducción para toda la población sin costo alguno, y se debe finalmente prestar de manera segura y gratuita en los centros de salud pública la práctica de abortos.

El aborto clandestino existe, y son muchas las consecuencias que genera. Es espeluznante que mueran tantas mujeres pobres por las prácticas inseguras, y por demás precarias, que se realizan, ya que su situación económica no les permite pagar los altísimos precios que cobran las mafias médicas por realizárselos de manera segura –a quienes les interesa mantener el aborto penalizado para seguir enriqueciéndose con sus altos precios-, en casos también trágicos muchas quedan con terribles daños en sus sistemas reproductivos. ¿No les importan éstas vidas a quienes tienen la tan nombrada posición “pro-vida”?, ¿Es acaso un feto con menos de doce semanas de gestación más vida humana que la de la mujer?, nosotros pedimos la despenalización del aborto hasta las doce semanas de gestación cuando el feto no se considera biológicamente aún vida humana, no ha desarrollado sus sentidos, no razona, está en formación, pero no está formado, además la mujer no corre con grandes riesgos, y el aborto puede ser realizado de manera segura.

Es por esto que hoy las mujeres venezolanas exigimos la despenalización del aborto, una buena educación sexual para prevenir, anticonceptivos de calidad y gratuitos para no abortar, y ABORTO SEGURO PARA NO MORIR. Es la clase trabajadora la única perjudicada, es la mujer la principal víctima, es el sistema capitalista el único beneficiado con la penalización del aborto. ¡Ni una muerta más!, ¡La mujer decide, el Estado garantiza, la sociedad respeta y la iglesia se calla y no se mete!



¡Mujeres por el socialismo, CREANDO PODER POPULAR
!


Fuente:  Genero con clase