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Carla Verónica Cáceres
Managua Nicaragua
“Me asustas, sos una feminista radical” Es lo que oigo con constancia, generalmente después de decir que no tengo ganas de tener hijos, que todavía no se si me voy a casar, que no hay mucho espacio para las mujeres, que no me gusta que cualquiera me diga amor o por razones tan básicas como querer caminar sin que me acosen en la calle. Al parecer muchos, y digo muchos porque generalmente son hombres, no conciben que les hablemos del derechos que tenemos las mujeres de andar libres.
“Las calles son nuestras”, dicen algunas consignas, que después de repetirla en los pocos espacios que tengo para gritar que quiero ser libre (como marchas, protestas, plantones o escribiendo) se vuelven una utopía, sobretodo cuando me toca caminar y me topo con al menos tres tipos por cuadra, que me recuerdan de la manera mas soez posible las dimensiones de mi cuerpo.
Y encima que me tengo que aguantar a todos los buitres acosadores de la calle, escucho cosas como “El acoso en la calle es solo un estandarte que han agarrado las feministas” como me dijo un tipo que intento filosofar conmigo. Algo de cierto tiene su afirmación, sin duda alguna el acoso es una de nuestras mayores denuncias como feministas, pero “NO ES SOLO”, es una cuestión que va más allá de un berrinche para querer llamar la atención (como algunos piensan) es un problema que nos esta afectando a todas.
Los piropos callejeros nacen de la idea del amor romántico, donde el hombre figura como el que tiene que enamorar y conquistar a la mujer, pero al parecer lo romántico y la galantería lo interpretaron como un acto para demostrar la virilidad de los hombres, o bueno, quizás ese ha sido siempre el objetivo.
A veces me pregunto ¿Creen que van a conquistar a una mujer diciéndole lo grande que son sus tetas? Pues no he conocido quien se devuelva después de recibir semejante “piropo” para concertar una cita o una noche de sexo. Entonces ¿Qué sentido tiene seguirnos acosando de esta manera? Después recapacito y recuerdo que su intención no es conquistarnos, sino demostrar que tienen el poder de decirnos lo que se les antoje.
En un par de ocasiones me he detenido a preguntarle a quienes me “piropean” porque lo hacen, generalmente se quedan mudos, pues jamás esperan semejante pregunta, siempre pienso que no saben porque lo hacen, simplemente es como un acto mecánico, como el perro que le ladra a otro perro cuando pasa. “Es que sos bonita y es imposible no decirte nada” intentan justificar siempre. Si soy bonita, ya lo se, con constancia me miro en el espejo y soy consciente de como me veo. “Es libertad de expresión” me dijo un completo desconocido que se tomo la molestia de enviarme un inbox por facebook, (a raíz de las fotos publicadas de la “marcha de las putas” por esta misma red). Señor, ¡por favor! le recuerdo que su libertad termina donde empieza la mía. Esta es una de las justificaciones más descaradas que me han dado, decir esto pone en evidencia total la aceptación que le dan al acoso.
Por años no nos hemos preocupado por visibilizar el acoso callejero como una forma de violencia, está tan entronizado como parte de la cultura que se rehúsan a cuestionarlo. Los niños lo aprenden incluso antes de poder pronunciar bien “adiós amor”. Y cuando las mujeres nos atrevemos a decir que queremos caminar en paz, además de tacharnos como locas, radicales, berrinchudas, hay quienes lo hacen chiste y de esa forma jamás vamos a cambiar la situación.
El acoso callejero es un asunto de salud pública, de seguridad ciudadana y de derechos humanos. Es un problema serio al que no estamos enfrentando las mujeres. Que se nos respete y nos dejen ser libres para caminar es nuestro derecho, no un favor que nos hacen.
Lograría escribir una anécdota por cada día que camino por las calles, y les aseguro que si les pido a mis colegas que lo hagan les costaría mucho dejar de hablar de eso, pues es realmente crítico el nivel de acoso en el que nos encontramos.
Es frustrante que me tenga que vestir de cierta manera para evitar el vulgar piropo, que de todas formas siempre recibo. Es irritante que me cambie de acera cuando veo a un hombre o un grupo de ellos, por miedo a que las palabras también vengan acompañadas por las manos dirigidas a mi cuerpo. Es insoportable que me pase esto, y que cuando quiero hablar de ello me respondan: “calmate, no te enojes por eso, que vas a hacer, es normal, vos no le pongas mente” Pues no, no me calmo, si me altero y si le pongo mente, porque no es normal que no pueda caminar tranquila, que tenga que pedir compañía desde mi casa hasta la parada del bus si quiero salir, que me tenga que quedar en el carro y no bajarme a comprar porque hay hombres en la esquina y definitivamente no es normal que siempre tenga miedo de todos los hombres que veo en la calle.
No estoy loca cuando les digo que los piropos callejeros son acoso, quisiera que no me lo vuelvan a decir y que entiendan que, no soy el amor, la mamacita rica ni la muñequita preciosa de nadie (mucho menos de un total desconocido). Cuando grito que estoy ¡¡¡Harta del acoso en la calle!!! es más que una simple consigna, es mi verdad, mi miedo, mi frustración constante y mis dolores de cabeza.
Jornada de periodismo feminista.
Yo soy del norte de España y al viajar al sur y vivir en Madrid me he dado cuenta de los piropos que se dicen a las mujeres, cosa que en el norte seria una falta de educación y respeto, pues a pocas mujeres les gusta. Cuando he hablado con alguna chica sudamericana me han dicho que en Madrid se acosa muchisimo menos. Asi que supongo que alli es peor.
ResponderEliminarPor mi parte tan solo miro de reojo si alguna mujer me gusta, sin que lo note para que no se enoje. seria incapaz de decirle algo a una desconocida, pues me sentiria mal sabiendo que lo mas probable es que lo odie.
Nadie habla de dejar de mirar, nosotras también vemos a los hombres pero no los acosamos, y también hay miradas acosadoras, lo sabemos. El acoso sexual siempre es acoso sexual. Gracias a los hombres que lo comprenden y para evitar el acoso sexual, NO ACOSAN SEXUALMENTE. El problema va más allá de lo que nos griten en la calle, es su concepto de mujer, cómo tienen a las mujeres en su imaginario. Apenas como objetos sexuales que tienen como fin darles placer. Es cuestión de educación. Eduquémonos y platiquemos y hagamos una campaña mundial! Con puras pláticas entre amigxs! Y otros esfuerzos, claro...
ResponderEliminarMmmm... Pero no basta con "comprender", ¿de que sirve que yo no acose a nadie si invisibilizo las dimensiones de las problemáticas relacionadas con el patriarcado? Hace falta más, hace falta que el feminismo deje de ser una lucha (pretendida por muchos como) femenina, y pase a ser una lucha humana, hace falta que los hombres participemos de los esfuerzos por una verdadera transformación que las mujeres llevan siglos proclamando, hace falta mucho, mucho más... ¡¡¡Viva el feminismo!!!
ResponderEliminar(Y excelente la entrada al blog, ¡Gracias!)
Gabriel U.H. Costa Rica
El feminismo desde siempre ha sido una lucha humana. La gracia del feminismo es que es una forma de vida que se puede ligar con otras filosofías como la ecología, niñez, derechos humanos, derechos políticos... entre otras.
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente, yo he llegado al punto de necesitar atencion psicologica por que ya no soporto la rabia y la frustracion, no poder hacer algo tan simple como caminar por la calle ES EL COLMO. Pero estamos haciendo cosas, en todos los paises se estan abriendo hollabacks (grupos que luchan contra esto), si todas nos unimos y reclamamos a las empresas, si hacemos marchas, si alzamos la voz habremos dado el primer paso. saludos
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarno nos callaremos hasta romper con esa "normalidad" de los mpiropos, pues hasta entonces, conocerán nuestras rabias, oirán nuestras voces, sabrán lo que nos suceden y también le sseguiremos preguntando por qué lo hacen.
ResponderEliminarrabia - acción - indignación organizada = movimiento social = feminismo en acción
Una cosa mas de las que me molesta del acoso callejero es la intrpretación que se da sobre el hecho de ver a una mujer caminando sola, es decir, la interpretación a sola es disponible, la mujer que camina sola es porque esta disponible, jamas los machos se ponen a pensar que si salimos solas es porque queremos estarlo o porque lo disfrutamos, se piensa que las mujeres siempre queremos o necesitamos a un hombre, que nos defienda o nos quiera.
ResponderEliminarComo bien dice el articulo, no es que con un piropo nos quieran conquistar, es mas, no creo que una mujer confie mucho en que un tipo que piropea en la calle sea una buena pareja si le dice a cuenta pasa lo hermosa que es en palabras soezes, es mas mejor dicho, la cosificación rampante de vernos como algo utilizable, como cosa, que si les pega la gana nos dicen porquerias, al fin que pa' soportar estamos.
Saludos.
No entiendo a las feministas y creo que nunca las entenderé. Cuando son jóvenes les molesta que las miren o les digan que son guapas y cuando pasan de los cincuenta se quejan de que son "invisibles" porque ya nadie las mira por la calle y lo más que llegan a decirles es lo bien que se conservan. En qué quedamos.
ResponderEliminarUna mujer tiene todo el derecho a vestir como quiera, incluso de forma agresivamente provocadora... Pero si lo hace debe tener la suficiente seguridad en si misma para que no le afecten las opiniones dichas en voz alta. Yo creía que el feminismo era eso. Veo que no... Que lo que hay que hacer al parecer es una ley antipiropos porque las mujeres, pobrecitas, no se saben defender solas.
Un saludo
mab