“Es difícil dar una cantidad exacta de cuántos soldados me violaron. Fueron muchos. Lo hicieron durante mucho tiempo después que instalaron el destacamento. Nosotras les hacíamos comida y casi cada día, después de servirla, nos violaban. Todo lo que viví fue muy duro y me duele recordarlo”.
El anterior es un testimonio de una mujer indígena oriunda de Izabal, que contó su historia durante la realización del Tribunal de Conciencia contra la Violencia Sexual hacia las Mujeres, organizado en Guatemala el año pasado. Como el suyo, cientos de casos de agresiones y violaciones sexuales, mutilaciones y esclavitud sexual, que se dieron contra las mujeres durante la guerra siguen en la impunidad.
La violencia contra las mujeres constituyó un mecanismo para generar terror y las violaciones sexuales fueron utilizadas como un método de tortura. El Informe Guatemala Memoria del Silencio, de la Comisión de Esclarecimiento Histórico, documenta mil 465 violaciones sexuales de mujeres, el 88% contra féminas mayas.
La violación es uno de los crímenes más desestructurantes, porque tiene repercusiones físicas, psicológicas y culturales, explica Juana Balmaseda, quien actuó como fiscal del Tribunal de Conciencia. En la mayoría de los casos, las mujeres violadas fueron rechazadas conyugal o socialmente y condenadas al confinamiento, como si ellas hubieran tenido la culpa de lo sucedido. “Cargamos con nuestra vergüenza y con nuestro dolor. Jamás ese dolor se me quita, ni en mi cuerpo, ni en mi mente”, contó durante su testimonio otra fémina maya de Chimaltenango.
Muchas mujeres que estaban embarazadas narraron que por la violencia o por los abusos a los que eran sometidas terminaban por padecer abortos forzados (feticidios); en otros casos fueron sometidas a esterilizaciones contra su voluntad, con el objetivo de evitar que pudieran reproducirse.
Los responsables de todas estas atrocidades siguen sin ser sometidos a la justicia. Los crímenes sexuales contra las mujeres, que fueron parte del genocidio cometido en Guatemala, continúan en la impunidad y son un pésimo precedente cuando de investigar, perseguir y juzgar a los actuales asesinos y violadores de mujeres se trata.
Por eso, dos organizaciones internacionales de derechos humanos solicitaron a la Audiencia Nacional de España (ANE) que dentro de la investigación que se sigue por el genocidio en Guatemala, también se investiguen las violaciones sexuales, la esclavitud sexual, los feticidios, las mutilaciones y la esterilización forzada, entre otros crímenes que sufrieron las féminas mayas. A decir de Paloma Soria, abogada de la organización Women’s Link Worldwide, una de las promotoras de la acción: “Para atender y entender la dimensión de la atrocidad que se cometió en Guatemala, es necesario considerar también los crímenes de género. Estos fueron generalizados y sistemáticos y pretendían acabar con la población maya, no solo a través del exterminio físico, sino también del quebrantamiento de la estructura social”.
En ese marco, los días 8 y 9 de junio, dos juristas, expertas en Derecho Penal Internacional y Asuntos de Género, Patricia Sellers y María Eugenia Solís, darán su testimonio ante la Audiencia Nacional de España sobre la necesidad de juzgar los crímenes de guerra dentro de este proceso. “Ha llegado el momento de que los crímenes que afectan a las mujeres no queden en la impunidad, y la ANE tiene una gran oportunidad para investigarlos”, declaró la abogada del Centro de Justicia y Responsabilidad, Almudena Bernabéu. Que así sea.
Fuente: Prensa Libre
La violencia contra las mujeres constituyó un mecanismo para generar terror y las violaciones sexuales fueron utilizadas como un método de tortura. El Informe Guatemala Memoria del Silencio, de la Comisión de Esclarecimiento Histórico, documenta mil 465 violaciones sexuales de mujeres, el 88% contra féminas mayas.
La violación es uno de los crímenes más desestructurantes, porque tiene repercusiones físicas, psicológicas y culturales, explica Juana Balmaseda, quien actuó como fiscal del Tribunal de Conciencia. En la mayoría de los casos, las mujeres violadas fueron rechazadas conyugal o socialmente y condenadas al confinamiento, como si ellas hubieran tenido la culpa de lo sucedido. “Cargamos con nuestra vergüenza y con nuestro dolor. Jamás ese dolor se me quita, ni en mi cuerpo, ni en mi mente”, contó durante su testimonio otra fémina maya de Chimaltenango.
Muchas mujeres que estaban embarazadas narraron que por la violencia o por los abusos a los que eran sometidas terminaban por padecer abortos forzados (feticidios); en otros casos fueron sometidas a esterilizaciones contra su voluntad, con el objetivo de evitar que pudieran reproducirse.
Los responsables de todas estas atrocidades siguen sin ser sometidos a la justicia. Los crímenes sexuales contra las mujeres, que fueron parte del genocidio cometido en Guatemala, continúan en la impunidad y son un pésimo precedente cuando de investigar, perseguir y juzgar a los actuales asesinos y violadores de mujeres se trata.
Por eso, dos organizaciones internacionales de derechos humanos solicitaron a la Audiencia Nacional de España (ANE) que dentro de la investigación que se sigue por el genocidio en Guatemala, también se investiguen las violaciones sexuales, la esclavitud sexual, los feticidios, las mutilaciones y la esterilización forzada, entre otros crímenes que sufrieron las féminas mayas. A decir de Paloma Soria, abogada de la organización Women’s Link Worldwide, una de las promotoras de la acción: “Para atender y entender la dimensión de la atrocidad que se cometió en Guatemala, es necesario considerar también los crímenes de género. Estos fueron generalizados y sistemáticos y pretendían acabar con la población maya, no solo a través del exterminio físico, sino también del quebrantamiento de la estructura social”.
En ese marco, los días 8 y 9 de junio, dos juristas, expertas en Derecho Penal Internacional y Asuntos de Género, Patricia Sellers y María Eugenia Solís, darán su testimonio ante la Audiencia Nacional de España sobre la necesidad de juzgar los crímenes de guerra dentro de este proceso. “Ha llegado el momento de que los crímenes que afectan a las mujeres no queden en la impunidad, y la ANE tiene una gran oportunidad para investigarlos”, declaró la abogada del Centro de Justicia y Responsabilidad, Almudena Bernabéu. Que así sea.
Fuente: Prensa Libre
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