miércoles, 11 de septiembre de 2013

Myrna Mack "Una inspiración para la lucha por la vida"





Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala


Myrna Mack Chang nació el 24 de octubre de 1949 en el Barrio San Nicolás, Retalhuleu, en Guatemala. Era hija de Yam Jo Mack Choy y Zoila Esperanza Chang Lau y la segunda de seis hermanos: Marco Antonio, Helen, Freddy, Vivian y Ronnie. Su nombre originario fue Sau Ha que significa "Tierno Amanecer". Su nacimiento tuvo lugar a mediados de la llamada década democrática, iniciada en 1944  tras el derrocamiento de la dictadura de Jorge Ubico, con el que se abrió una época de importantes reformas que crearon oportunidades de desarrollo social y participación política en Guatemala.
Estudió la educación primaria en el Colegio D´Antoni de su ciudad natal, en tanto que la secundaria la cursó en el Colegio Monte María, en donde se graduó como maestra de educación primaria en 1967. La década democrática había sido abruptamente interrumpida en 1954 por la invasión militar organizada por Estados Unidos que produjo la renuncia del presidente Jacobo Arbenz Guzmán y la instauración de una Junta Militar dirigida por Carlos Castillo Armas.
Ya antes de ingresar en la Universidad de San Carlos de Guatemala para comenzar sus estudios en Trabajo Social, pasó un tiempo en zonas rurales del altiplano occidental trabajando como maestra de alfabetización. En estas áreas el Ejército aplicaría pocos años después con extremo rigor políticas represivas derivadas de la denominada Doctrina de Seguridad Nacional.
A inicios de la década de los setenta, con el nacimiento de nuevos grupos guerrilleros  como el Ejército Guerrillero de los Pobres y la Organización del Pueblo en Armas, los militares recurren crecientemente a la práctica de terror  como parte de la estrategia contrainsurgente. Es la época en la que Myrna Mack estudia en la Escuela de Trabajo Social del Seguro Social. El 16 de noviembre de 1973 nace su hija Lucrecia Hernández Mack.  A finales de la década Myrna se va de Guatemala para iniciar sus estudios de postgrado en  Antropología en la Universidad de Manchester en Inglaterra, estudios que finaliza con una maestría en Antropología Social. Después de terminar la maestría, continuó su preparación académica en la Universidad de Durham, también en Inglaterra, concretamente con un Master of Philosophy en el Departamento de Estudios Latinoamericanos de dicha Universidad, el cual concluye en 1982 con la presentación de su tesis “De la organización de base, a la movilización de masas en Nicaragua: El caso de Esteli”.
A su regreso a Guatemala ese mismo año se incorpora al equipo de Inforpress Centroamericana, en cuyo ambiente pone en práctica su capacidad analítica y se relaciona con personas experimentadas en el trabajo periodístico e investigativo.  Su sobresaliente desempeño en esta actividad la lleva a ocupar el cargo de Jefe de la División de Estudios Especiales.  Luego, en 1985 es Consultora del Instituto Nacional de Nutrición para un programa rural en México.
En 1986, junto con otras personas del entorno de Inforpress Centroamericana, funda la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala, AVANCSO, con el objeto de contribuir al fortalecimiento de las ciencias sociales en el país, fuertemente afectadas por la represión con el asesinato y exilio forzado de importantes investigadores y pensadores, sobre todo de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Entre 1987 y 1989, Myrna Mack desarrolla una ardua labor de campo con la población desplazada por el conflicto armado interno, trabajo que culminó con la publicación del estudio Política institucional hacia el desplazado interno de Guatemala, en enero de 1990. Durante la preparación de la segunda publicación sobre ese mismo tema, fue brutalmente asesinada de 27 puñaladas por un comando especial del Estado Mayor Presidencial el martes 11 de septiembre de 1990.

Labor Antropológica
La tesis con la que concluyó el Master of Philosophy en el Departamento de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Durham, Inglaterra, titulada “De la organización de base, a la movilización de masas en Nicaragua: El caso de Esteli” marca el inicio de lo que sería su primera época de trabajo antropológico: había que obtener un entendimiento de las bases del modelo para poder orientar los trabajos posteriores. En definitiva, la necesidad de conocer toda clase de datos sobre condiciones de vida tanto materiales como espirituales de los sujetos de estudio - incluyendo estados de ánimo, palabras precisas utilizadas por los interlocutores y sus diversas reacciones en el momento - antes de perfilar propuestas de solución.
Su asesor de tesis, el Profesor Norman Long, en una carta a la Fundación John D. and Catherine T. MacArthur pocas semanas antes del asesinato de Myrna se refirió a ella en los siguientes términos:  “Fue una estudiante muy talentosa que obtenía excelente información de campo y que escribió una tesis sobresaliente sobre el tema de la organización social al nivel local”.
En 1986, como resultado de las discusiones alrededor de las iniciativas para crear un centro de investigación ligado a las necesidades de los sectores populares, funda, junto con otras personas del entorno de Inforpress Centroamericana, la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala,  AVANCSO,  con el objeto de estimular un mayor desarrollo de las ciencias sociales. AVANCSO y personalmente Myrna Mack desarrollaron estrechas relaciones profesionales con instituciones académicas y con intelectuales de renombre. Prestigiosas universidades e instituciones extranjeras - entre otras la Fundación Ford, EEUU; la Autoridad Sueca de Desarrollo Internacional; la Universidad de Georgetown, EEUU; y la Universidad de California en Berkeley, EEUU -  financiaron diversos proyectos de AVANCSO, en especial aquellos vinculados con comunidades rurales que abandonaron sus lugares de origen, a raíz de las masacres cometidas en gran escala por las fuerzas militares a principios de los años ochenta.
Myrna Mack  dio voz a los desplazados internos a través de sus estudios minuciosamente documentados y de sus publicaciones en Guatemala y en el extranjero. Ella difundió las condiciones reales de vida de los desplazados y expuso la responsabilidad de los militares en el diseño y aplicación de las políticas estatales referidas a estas poblaciones. De hecho, uno de sus principales aportes a las ciencias sociales guatemaltecas y a la sociedad en general, fue el proponer como categoría analítica la de  desplazado interno y demostrar la existencia de este sector de la población.  
En 1988 inició el estudio titulado “Política institucional hacia el desplazado interno en Guatemala” publicado en marzo de 1990 en el Cuaderno no. 6 de AVANCSO. Como paso previo, en la Primera Conferencia Internacional sobre Refugiados Centroamericanos (CIREFCA), de Naciones Unidas, había presentado un borrador de este trabajo, que tuvo difusión nacional e internacional.  
El Profesor Long escribió sobre Myrna:  “Dadas las dificultades generales y lo arduo de esta tarea, muchos investigadores evitan comprometerse a una exposición tan profunda al campo guatemalteco, pero no la señora Mack, a quien considero uno de los mejores etnógrafos que conozco en Centroamérica”.  
Al momento de su muerte, Myrna Mack estaba trabajando en una investigación complementaria de las anteriores que trataba especialmente el tema del reasentamiento de los retornados, tanto refugiados como desplazados internos. AVANCSO publicó este estudio tras su asesinato como el Cuaderno de Investigación No. 8, bajo el título “¿Dónde está el futuro? procesos de integración en comunidades de retornados”.

Hechos y contexto político
El 11 de septiembre de 1990, alrededor de las 18:45, al salir de su oficina de AVANCSO, ubicada en la 12 calle y 12 avenida de la Zona 1 de Ciudad de Guatemala, y al dirigirse a su vehículo, que se encontraba estacionado a unos pocos metros de la puerta de su oficina, Myrna Elizabeth Mack Chang fue atacada por al menos dos sujetos que la apuñalaron brutalmente un total de 27 veces, ocasionándole la muerte. 
El asesinato de Myrna Mack fue producto de una operación de inteligencia militar, que obedeció a un plan cuidadosamente elaborado por el alto mando del Estado Mayor Presidencial  consistente en seleccionar a la víctima de manera precisa debido a su actividad profesional, asesinarla brutalmente y encubrir a los autores materiales e intelectuales del asesinato, entorpecer la investigación judicial y dejar en la medida de lo posible el crimen inmerso en la impunidad.  
El interés profesional de Myrna Mack por los desplazados la había convertido en un blanco para los militares. Sus estudios representaban la expresión y difusión de la verdad, especialmente sobre las campañas de represión del Ejército en los sectores rurales. El asesinato obedecía al propósito de no dejar pruebas sobre estas acciones militares, de no encontrar oposición a las mismas y de no atraer la atención de la comunidad internacional. 
El contexto social y político en el que se produjo el crimen es especialmente relevante para entender sus causas. El asesinato de Myrna Mack ocurrió hacia el final del conflicto armado interno. La matanza indiscriminada de los 80 había empezado a disminuir, si bien habían aumentado los asesinatos selectivos. En noviembre y diciembre de 1985 se celebraron elecciones generales para las autoridades que encabezarían el primer Gobierno constitucional desde 1982. Éstas fueron ganadas, tras una segunda vuelta, por la Democracia Cristiana (DC), asumiendo la presidencia de la República Vinicio Cerezo Arévalo. Las interpretaciones sobre los resultados electorales señalaron tres puntos en común: el Gobierno democristiano estaba ahora sujeto a multiplicidad de expectativas internas y externas; su triunfo representaba un rechazo de la población hacia el pasado inmediato; y, sobre todo, se había convertido en un voto de desconfianza hacia los militares.  
En abril de 1986, bajo el nuevo Gobierno civil se iniciaron los primeros retornos de población desplazada, buscando la protección de la Iglesia Católica en Alta Verapaz e Izabal. En mayo y junio de ese año los diarios locales informaron que pobladores ixiles se entregaban al Ejército en condiciones físicas alarmantes. En septiembre el Gobierno creó la Comisión Especial de Atención a Retornados (CEAR), con la participación de los Ministerios de Relaciones Exteriores, Defensa Nacional, Desarrollo y el Comité de Reconstrucción Nacional. El Ejército consideró el reasentamiento de los refugiados como una cuestión de seguridad nacional.  
A partir de 1987, Myrna Mack, al frente de un pequeño equipo, había empezado a realizar investigaciones en comunidades de desplazados internos en las montañas del norte de Alta Verapaz. Su propósito consistía en elaborar y presentar un estudio sobre las condiciones de vida de las víctimas de este fenómeno y las políticas gubernamentales hacia ellos. Como en el caso de los refugiados, el Ejército consideraba la cuestión de los desplazados internos como un asunto potencialmente adverso a los intereses de la seguridad nacional. Además de revelar el nivel de violencia hacia las poblaciones rurales, previamente oculto, la aparición de los grupos de desplazados en el comienzo de las negociaciones de paz entre el Gobierno y la guerrilla planteaba muchos problemas para el Ejército, que quería evitar concederles un estado especial de protección, o garantizarles un regreso pronto y seguro a sus hogares. Las visitas que Myrna Mack realizaba se hacían con presencia y control militares, incluyendo interrogatorios, toma de fotografías de los componentes de los grupos y la infiltración de militares en ellos.
En 1989 la posición del Ejército era crítica hacia la capacidad del Gobierno civil para hacerse cargo del tema de los desplazados y manifestaba su inconformidad sobre las nuevas políticas oficiales planteadas respecto a los repatriados y desplazados internos.  
En enero de 1990 Myrna Mack publica en el No. 6 de los cuadernos de investigación de AVANCSO el estudio“Política Institucional hacia el Desplazado Interno en Guatemala”. Previamente,  en la I Conferencia Internacional sobre Refugiados Centroamericanos (CIREFCA), de Naciones Unidos, había circulado ampliamente un borrador de este trabajo, con lo cual el mismo se difundió nacional e internacionalmente.  
Para la antropóloga, era el Ejército el que definía los criterios para la reincorporación del desplazado retornado, primeramente por ser el causante directo de los desplazamientos masivos y en segundo lugar porque, al igual que los refugiados, los desplazados internos entraban dentro del terreno de la seguridad nacional. El ente militar trató a los desplazados internos como prisioneros de guerra dentro de una política de contrainsurgencia que partía de considerarlos la base social de la insurrección. La antropóloga mencionaba casos en los que las cifras dadas por los militares como población “quitada” a la guerrilla coincidían exactamente con las cifras de población desplazada retornada con motivo de las ofensivas del Ejército.     
El 7 de septiembre de 1990,  desplazados internos organizados en las Comunidades de Población en Resistencia, CPR,  publicaron el primer anuncio pagado en los periódicos guatemaltecos, detallando el sufrimiento que debieron soportar por las acciones represivas del Ejército, y pidiendo que el Gobierno los reconociera como población civil no combatiente. Las negociaciones de paz estaban avanzando cuando se produjo este hecho que afectaba fuertemente a la imagen del Ejército y de su estrategia político-militar, claramente violatoria de los derechos humanos respecto de la población civil indefensa. 
El Ejército estableció una relación de causalidad entre el trabajo publicado por Myrna Mack y la declaración pública de las CPR. Debido a sus labores de campo visitando a estas comunidades, y el control que el Ejército tenía a la hora de acceder a ellas, tanto la antropóloga como su grupo de trabajo habían sido “fichados” por la inteligencia militar. Cuatro días después de la publicación del comunicado de las CPR, Myrna Mack era asesinada precisamente por dos miembros de la inteligencia militar que durante más de 15 días la habían vigilado.  
En un proceso inédito en la historia judicial del país, Helen Mack, hermana de Myrna, constituida en querellante adhesiva llevó el caso del asesinato a la justicia guatemalteca y logró, tras vencer innumerables obstáculos, que en 1993 se dictara sentencia condenatoria contra uno de los autores materiales, el especialista del Ejército Noel de Jesús Beteta Alvarez, y se le sentenciara a 30 años de prisión.  Trece años después del asesinato, la Corte Suprema de Justicia confirmó la sentencia condenatoria contra uno de los autores intelectuales, el coronel Juan Valencia Osorio, sentenciándolo también a 30 años de prisión.  Valencia, quien al momento del asesinato fungía como director del Departamento de Seguridad presidencial Del Estado Mayor Presidencial,  huyó antes de ser capturado y se encuentra aún prófugo de la justicia. 
La obstaculización sistemática en el proceso dentro del sistema de justicia guatemalteco llevó a Helen Mack a plantear el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la que en enero de 2004 falló en contra del Estado de Guatemala, sentenciándolo, entre otras cosas, a reconocer públicamente su responsabilidad. La Consideración 278 de la sentencia correspondiente dice textualmente: 
“…Para que el reconocimiento de responsabilidad efectuado por el Estado y lo establecido por este Tribunal rindan plenos efectos de reparación a las víctimas y sirvan de garantía de no repetición, la Corte estima que el Estado debe realizar un acto público de reconocimiento de su responsabilidad en relación con los hechos de este caso y de desagravio a la memoria de Myrna Mack y a sus familiares, en presencia de las más altas autoridades del Estado, el cual deberá ser difundido a través de los medios de comunicación.” 
El acto de reconocimiento se llevó a cabo el 22 de abril de 2004 en el Palacio Nacional de la Cultura.

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