Margarita Pisano
Los prejuicios son el territorio de las culturas esencialistas, basadas en las ideas inamovibles del dominio y la superioridad. Se heredan de generación en generación y se instalan, falseando la Historia.
Los prejuicios son 'juicios envasados y establecidos' por esta macrocultura. Su función es no dejarnos pensar ni elaborar ideas propias y apartarnos de nuestras capacidades de libertad.
Los prejuicios son leyes implícitas de bordes oscuros, difíciles de detectar; líneas de fuego intransitables en las que se dispara a quien quiera salirse del sistema para mantenerlo inerte y 'creyente' en sus costumbres e ideas.
El sistema entreteje con los prejuicios su tela de araña, atrapando las posibilidades reales de construir una civilización otra.
La cultura vigente cuenta con un 'aparato de propaganda': museos, bibliotecas, iglesias, monumentos, ruinas, ciencias, cultura... "¡Consuma 'masculinidad-feminidad'!"
Los prejuicios anidan en el odio histórico contra las mujeres (misoginia).
Los secretos, chantajes (*) y rumores están basados en los prejuicios, anidados en el sentido común instalado de todas las personas y su "orgullo".
Los secretos, chantajes y rumores se temen, porque te difaman, te dejan en el ostracismo... te suicidan.
Sin existencia previa de los prejucios no sería posible el chantaje ni el rumor.
Los prejuicios son chantajes sociales que "sirven" a los poderosos y sus intereses (con nombres y apellidos).
"Tenemos una parte masculina y otra parte femenina"
Margarita Pisano
Septiembre de 2004
Noviembre 2004
"Tenemos una parte masculina y otra parte femenina"
Margarita Pisano
Septiembre de 2004
Noviembre 2004
Los grupos de privilegiados forman las instituciones como mecanismos de poder para mantener sus privilegios y prejuicios. El resto de sus integrantes son los cómplices y creyentes arribistas.
El rumor no tiene defensa: es maligno, amébico y, especialmente, posmoderno.
Tan sumergidas están las personas en esta cultura que sus discursos casi no se distinguen entre sí. El contorno entre unos y otros se pierde: es el prejuicio del desprejuicio.
El control de la sexualidad y de los cuerpos se basa en silencios, rumores y chantajes.
El prejuicio no es sólo un problema individual, es sostenido por conjuntos de seres humanos y sus relaciones de poder.
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