martes, 7 de diciembre de 2010

Treinta años después de su desaparición La lucha por esclarecer el secuestro de Alaíde Foppa.



 Julio Solórzano Foppa
Treinta años después de su desaparición La lucha por esclarecer el secuestro de Alaíde Foppa.   El pasado 24 de noviembre de 2010 la familia Solórzano Foppa con el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) y con el acompañamiento de numerosas organizaciones presentamos  ante el Ministerio Público y la Suprema Corte de Justicia de Guatemala un juicio por desaparición forzada contra quienes resulten responsables del secuestro y desaparición de Alaíde Foppa en la Ciudad de Guatemala, sucedido el 19 de diciembre de 1980, hace casi 30 años. Con ella fue también desaparecido el chofer Leocadio Ajtún Chiroy de quien tampoco se supo nada. Yo soy el hijo mayor de Alaíde Foppa, resultado de una breve relación con el entonces presidente Juan José Arévalo. Alaíde Foppa se casó en México en 1945 con Alfonso Solórzano, yo nací en México y crecí en el seno de la familia Solórzano Foppa junto con mis hermanos Mario, Laura, Silvia y Juan Pablo.  Alfonso Solórzano fue un luchador guatemalteco que perteneció al PGT, participó en los gobiernos de Arévalo y Arbenz,  se fue al exilio a México en 1954 tras la caída de Arbenz y la familia se fue con él.La obra de Alaíde Foppa fue tan diversa y rica como los ámbitos en los que se movía.
Mis hermanos Mario, Silvia y Juan Pablo se incorporaron a la lucha revolucionaria en Guatemala.  Juan Pablo murió en Nebaj en junio de 1980 y Mario murió en la Ciudad de Guatemala en junio de 1981, solo Silvia sobrevivió.  Alfonso Solórzano murió atropellado en la Ciudad de México en agosto de 1980 y con la desaparición de Alaíde en diciembre de ese año, de 7 miembros que integrábamos la familia Solórzano Foppa quedamos 3.  Más adelante, cuando empecé a trabajar con otros familiares de víctimas en Guatemala me resultó evidente que eran miles las familias que habían sido mermadas por la guerra y la represión y que nuestro caso no era lamentablemente, ni una excepción, ni el de mayor número de víctimas.  
El secuestro y desaparición de Alaíde Foppa generó una reacción de dolor e indignación en todo el mundo; artistas e intelectuales de los Estados Unidos, América Latina y Europa manifestaron su repudio y presionaron para que sus gobiernos protestaran ante el gobierno de Guatemala por aquel crimen atroz. Mi hermana Laura fue a Nueva York a denunciar ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU la desaparición de nuestra madre. Yo viajé a París y me presenté ante el Senado de Francia acompañado por la viuda de Paul Eluard y por el escritor argentino Julio Cortázar, quien pronunció un elocuente y emocional llamado por la vida y la libertad de Alaíde Foppa.  El entonces secretario de Relaciones Exteriores de México, Jorge Castañeda, formó una comisión para viajar a Guatemala que estuvo integrada por Jorge Carpizo, Leopoldo Zea, Juan José Bremer, el periodista Gastón García Cantú y Socorro Díaz, entonces Directora del periódico El Día.  Esa comisión nunca viajaría a Guatemala porque aún antes de partir, fue amenazada de muerte.
La impunidad es un cáncer que invade nuestros países y que además de que prohíja la repetición, invade el espíritu de cada uno de nosotros y nos instala en un permanente estado de frustración.  Jamás olvidaré el día 16 de octubre de 1998, en que el dictador chileno Augusto Pinochet fue detenido en Londres por una orden del juez español Baltasar Garzón.  Fue un acontecimiento histórico que abrió una esperanza de justicia en muchos como yo, resignados ya a no tener justicia jamás.  Para la familia Solórzano Foppa ha llegado la hora de exigir justicia aquí, en Guatemala.  Ciertamente, hay muchos que han venido dando esta batalla antes que nosotros y esperamos que muchos más se incorporen.  Sin justicia no habrá paz en Guatemala.  Debemos sumar nuestras fuerzas en una lucha sin tregua contra la impunidad.

Alaíde ayer y hoy

“Viento de primavera. Antología poética. Así se titula el poemario de Alaíde Foppa (1945 – 1979) publicado por Editorial Cultura en 2006.

POR MARGARITA CARRERA
Un libro que debería tener varias ediciones y no quedarse solo en una. Porque se trata de una obra maestra, con un excelente prólogo de la poeta, crítica y ensayista Luz Méndez de la Vega. Al referirse Carolina Escobar Sarti a Alaíde en su artículo “La desaparecida” (Prensa Libre, 25 de noviembre de 2010), me hizo entrar en la zona del recuerdo. Fui de inmediato a retomar su último poemario Viento de primavera. Antología poética. Dentro del libro tenía un recorte de elPeriódico en la sección “Cultura y más”. Toda un página en donde aparecen fotografías de ella sola y con sus cinco hijos cuando eran pequeños. Ella, guapa y sonriente. Fotografías que quisiéramos rescatar. La fecha de la valiosa publicación: miércoles 22 de noviembre de 2006.
El motivo de la página sobre Alaíde es la entrega de su libro: “Hoy el Ministerio de Cultura y Deportes presentará Toda la poesía, una antología poética de Alaíde Foppa. El libro incluye a manera de prólogo un valioso ensayo sobre la vida y obra de Alaíde escrito por Luz Méndez de la Vega: Alaíde Foppa: realidad y poesía. “La poesía de Alaíde Foppa es ‘limpia y clara como ella misma’, dijo alguna vez Elena Poniatowska, que se confesaba admiradora de la poeta. ‘Nadie comprende cómo Alaíde se da tiempo para abarcar tanto: la crítica de arte, el feminismo, la poesía, la docencia, la traducción y la vida académica. Es mujer de gracia y de dulzura, es feroz consigo misma’ ”, agregó.
Alaíde Foppa es una de las poetas más recordadas de Guatemala. Desapareció en 1980 cuando una camioneta de la G2 le interceptó el paso. Nunca más se supo de ella. A raíz de su muerte, su madre, Julia Falla, decidió dar a conocer toda la poesía que su hija había escrito. Le solicitó ayuda a Luz Méndez de la Vega, que fue amiga y alumna de Alaíde.
De esa iniciativa nació Poesía una compilación de todos los poemas que había publicado Alaíde Foppa. Ahora el Ministerio de Cultura y Deportes revive la antología en una nueva edición que presentó el 22 de noviembre de 2006, en el Centro Cultural de la Embajada de México, a las 18.30 horas. “Lo hicimos como un homenaje a Alaíde; contribuyó Jorge Luis Arriola”, dice Méndez de la Vega. “Queríamos que estuviera toda su obra poética y además la traducción que ella hizo de los poemas de Miguel Ángel Buonarroti. Porque yo considero que una traducción de verso clásico es igual de difícil y tiene el mismo mérito que un verso original, y ella como traductora era estupenda”.
Se casó con el guatemalteco Alfonso Solórzano, autor del Código de Trabajo de Guatemala, con quien tuvo cinco hijos. En 1954, con la caída de Árbenz hubo de exiliarse en México. Ahí fundó la revista Fem, una publicación que llegó a cobrar gran importancia en el medio. Yo era su amiga, y cuando venía a Guatemala la visitaba en casa de Luz Méndez. Cuando llegué a México, en 1970, me hizo un almuerzo en su casa. Allí conocí a Tito Monterroso. Su recuerdo no se borra de mi mente. La siento aún viva, con esa belleza interna y externa que nunca perdió. Cuando regresé de una estancia por cuatro meses en España, caminaba por la sexta cuando me recibí el duro golpe: en un periódico resaltaba en primera plana la noticia: Alaíde había desaparecido. Todo se me nubló y se apoderó de mí no una simple tristeza, sino una honda depresión.

1 comentario:

  1. Hola he estado revisando la pág. es muy interesante, soy estudiante de psicología, y he estado buscando un tema para desarrollar mi tesis, y como mujer feminista quisiera enfocarme en este tema, como puedo hacer para tener un contacto más directo con ustedes, les dejo mi correo
    ixnacan@gmail.com, o donde puedo localizarlas.
    gracias

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