viernes, 19 de noviembre de 2010

Conceptualización de la violencia contra las mujeres

 

Tierra Viva

Para conceptualizar la violencia, tenemos que partir de nuestro interior, desde nuestra vida. Tenemos que irnos hacia nosotras. La tenemos todas.


• Cuando fuí niña tuve abuso sexual por parte de un pariente lejano. Por muchos años anduve cargando una culpa que no era mía. Tenía cinco años. Esta persona me cargó en su piernas y me empezó a tocar el busto. Yo me preguntaba por qué no me gustaba que mi compañero me tocara el busto. Hablando con compañeras y recordando, me dí cuenta que era por esa situación y medio lo he superado, pero no lo he superado del todo.

• Actualmente se vuelven a repetir hechos de violencia con mujeres jóvenes cercanas a mí, que son violentadas por su pareja y eso me afecta mucho. Otro hecho de violencia que ha afectado bastante mi vida es recordar la quema de la Embajada de España, a partir de ahí, decidí dedicarme a apoyar para conseguir justicia y equidad.

• He encontrado violencia desde que era chiquita, con mi esposo y con mi suegra. Golpes, malos tratos, he tenido mala suerte porque a donde quiera que me tienden la mano es con golpes. A mi primera hija le hice la vida imposible, por esa violencia.

Lo que vino a mi mente fue que en el 95 me hicieron una transfusión de sangre y tenía virus de VIH. Como mujer, pienso que violaron todos mis derechos como madre, como esposa y ante toda la sociedad, eso es lo que vino a mi mente.

• Las mujeres estamos educadas a guardar silencio, cuando nos ejercen violencia tenemos miedo de hablar e incluso si llegáramos a hablar hay temores de quedarnos solas, entonces es preferible soportar, las mujeres estamos educadas para soportar hasta el final.

• Mi esposo me maltrataba mucho y me pegaba. Me violaba y me costó dejarlo. Busqué ayuda con mis padres que no me comprendieron y no me dieron la ayuda que necesitaba. Pero conocí a Nuevos Horizontes que me dio albergue para seguir adelante con mis hijos. Me capacitó y me dio tratamiento psicológico. Estuve 19 meses en el albergue y ahora puedo salir adelante con mis 4 hijos. 

• Yo tenía 10 años de vivir con mi esposo y 10 años de vivir la violencia. Pero nunca me atreví a denunciar porque pensé que eso era normal. El me pegaba, me insultaba y me maltrataba. Amenazó con matarme, me quería ahorcar. En ese momento decidí dejarlo y fuí a poner una denuncia a la policía. El policía que me atendió me dijo que no la pusiera porque iba a romper con el hogar, así son todos, me dijo. Me fuí con mi mamá. Mi papá me acompañó a la policía para que me tomaran nuevamente los datos, pero no me los tomaron. Después fui al Ministerio de Justicia y alguien me dijo que fuera a la Oficina de la Mujer de Nuevos Horizontes. Cuando llegué ellas me dieron una esperanza. 

• Cuando puse la denuncia de una de mis hijas que estaba en la escuela, porque un joven la golpeó y la hirió, no se pudo hacer nada. Los mismos profesores me dijeron que no siguiera con el caso. Me presionaron para no seguir. Me burlaron ante las autoridades.

• En mi comunidad muchas mujeres sufren por los hombres, que se pasan ebrios, porque hay mucho alcohol en las comunidades. Muchas mujeres no duermen en sus casas, duermen fuera, porque las sacan y esto es un sufrimiento. Debemos dar los pasos para defendernos y romper esta discriminación.

Todas hemos vivido la violencia desde toda nuestra vida. Por el hecho de tener un órgano sexual diferente al de la contraparte. Por el hecho de tener una vagina, una matriz, recibimos y vivimos en un mundo de violencia. 

La violencia no es más que el instrumento que tiene el sistema patriarcal para disciplinar y controlar la vida y el mundo de las mujeres.  En nuestros países cuando una clase poderosa sostiene su poder y subyuga al resto de los otros sectores sociales, esa clase tiene la fuerza, tiene el instrumento de la violencia para someter, controlar y mantener al resto de la sociedad en esa relación desigual de poder. 

El sistema patriarcal le entrega a los seres humanos que tienen pene ese poder, para que pueda sostener sus relaciones desiguales. La sociedad patriarcal divide el mundo en público y privado, en ambos espacios se
sostiene a las mujeres en situaciones de subordinación con el instrumento de la violencia.
La violencia está en los dos mundos: privado y público. Los hombres, históricamente se han considerado dueños y señores del mundo público. Si las mujeres cruzamos al espacio público nos regresan al privado. Desde ahí andamos los grupos de mujeres, trabajando, desde el espacio privado, desde la violencia intrafamiliar. Para poder enfrentar ese instrumento global: la violencia, debemos hacerlo desde un discurso global: privado y público. 

Volvamos a la identidad construida género. Las bases fundamentales de la categoría género son sexualidad, maternidad y división sexual, y todo esto está cruzado por la palabra violencia. Si queremos cuestionar la violencia contra las mujeres, tenemos que reflexionar sobre cómo la violencia se expresa en todos estos ámbitos de nuestra vida y no en uno en particular.

Mientras no desestructuremos cómo se expresa el poder de los hombres en la sexualidad, en la maternidad, en el espacio público, en el trabajo público y en el trabajo privado de las mujeres, no vamos a lograr un discurso integrado y no vamos a enfrentar en toda la dimensión la problemática de la violencia contra las mujeres.

A lo que le estamos dando respuesta es a las consecuencias que sufrimos las mujeres cuando vivimos la violencia. Si no articulamos un discurso global, si no empezamos a desestructurar la palabra género, nos quedamos paliando las consecuencias que sufrimos cuando vivimos esa violencia.

La violencia es el instrumento para que nosotras obedezcamos. Me pegó porque yo quería salir; me violó porque no quería acostarme con él. Ese instrumento es el que se tiene desde el poder, para someter la voluntad y fortalecer el control hacia las mujeres. 

Para enfrentar esa situación tenemos que verlo desde su globalidad. Anotemos las distintas formas de violencia: física, psicológica, sexual y patrimonial. Aunque se han tipificado cuatro tipos de violencia, en Guatemala el tema de la discriminación no se asume como una forma de violencia hacia las mujeres, a veces se toma como racismo. Por tener otro tipo de vestimenta, otro idioma, en este país se genera una violencia específica que queda muy diluida, y no es la misma la que sufren los hombres, que la que sufren las mujeres.
Como hemos abordado la violencia fundamentalmente desde el mundo privado, así hemos considerado sus formas. Pero desde que nacemos, viene la primera violencia: miran el organito sexual de la niña y dicen ¡oh qué horrible es mujer, si queríamos un penecito, es decir un niño! Las diversas formas de violencia que vivimos traspasan estas formas de violencia que nosotras mismas hemos ido conceptualizando. En el mundo laboral, por ejemplo, son innumerables los tipos de violencia.

http://www.tierra-viva.org/docs/AGENDA_PROCESO_1.pdf

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