martes, 30 de noviembre de 2010

Mujeres periodistas entre el silencio y el miedo





Fabiola Calvo* cimac | Madrid

 
Las redacciones son micromundos en las que se produce información, sesudos análisis, entrevistas exclusivas, declaraciones e imágenes oportunas. En ellas se establecen relaciones de amistad, de pareja, laborales, mixtas o el nombre de moda. Nada de esto constituye una novedad.
Tampoco son novedad las relaciones de poder que algunos jefes utilizan en forma sutil o abierta con jóvenes becarias, periodistas independientes o periodistas que se aferran a su trabajo porque quieren su profesión, tienen una oportunidad y dependen económicamente de ella.
Los jefecillos aprovechan cualquier oportunidad para la seducción mezclando coqueteo con vagas promesas, en otros casos el forcejeo, el insulto, una carga exagerada de trabajo o el chantaje.
La novedad está en el silencio que las periodistas mantienen sobre los hechos que suceden en una y otra redacción. El miedo es la constante en estos casos, sí el miedo a perder su puesto, el miedo a denunciar porque ningún medio las contratará tanto por el atrevimiento de hablar-denunciar por el creciente desempleo.
En el silencio se instala la falta de comunicación entre comunicadoras que comunican y que cumplen con la sagrada función social de informar, sin embargo parece que sólo las uniera la nota diaria.
El abuso de poder en las redacciones es un tabú, no se toca, no se habla y por éstas razones es casi imposible pensar en éste momento en una investigación. Nuestras colegas no responderían o no dirían la verdad.
He platicado con mujeres periodistas de diferentes países sobre la necesidad de iniciar una investigación acerca del acoso en las redacciones, el abuso de poder, la violencia verbal pero la respuesta ha sido la misma: imposible.
Es una tarea pendiente para las Redes de mujeres periodistas, sindicatos y hasta de los partidos políticos. Para que la democracia funcione y sea duradera urge tocar los entresijos y sacar la podredumbre de lo intocable.
Hablar, contar y denunciar puede tener un precio, no obstante callar tiene otro precio. Para quitarle el precio no queda otro camino que actuar en red, no individualmente.
Un reto más para la Red Internacional de Mujeres Periodistas.
*Periodista colombiana residente en Madrid, premio 2003 La Mujer en la Unión Europea.

 Fuente: http://www.cimacnoticias.com

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